LA VERDAD QUE NADIE QUIERE ESCUCHAR
Norman Finkelstein lo resumió con una claridad brutal: “Gaza es una mujer maltratada por su esposo. Grita, pero nadie la oye. Llama a la policía, hacen un informe, pero nada cambia. Después de 20 años de palizas, se defiende… y él la mata.”
Una metáfora que retrata la hipocresía mundial: se condena la reacción, pero se ignora la opresión sistemática.
Finkelstein, hijo de sobrevivientes del Holocausto, se atreve a decir lo que muchos callan: la víctima se convirtió en verdugo, y el silencio cómplice del mundo mantiene la herida abierta.
Más el holocausto cristiano. Sin ceguera serán "distinguidos". Octubre(II).