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TOMO IV. VIDA DE GARCÍA MORENO. Desde las nueve de la noche, músicas de villancicos, bailes, buñuelos, copas, canelazos.A las once de la noche, repiques alegres para la misa de gallo. A medianoche, …Más
TOMO IV. VIDA DE GARCÍA MORENO.

Desde las nueve de la noche, músicas de villancicos, bailes, buñuelos, copas, canelazos.A las once de la noche, repiques alegres para la misa de gallo. A medianoche, García Moreno despachó un .recado al Sr. cura: “Que se abstenga ya de comer o beber, a fin de que ¡pueda celebrar la misa”. —“¿Quién se atreve a enviarme tal recado?” “Un joven viajero que se halla en el corredor”.—“iCon razón entre las obras de misericordia, la que menos me gusta es la de dar posada al peregrino”, e Ingirió un postrer canelazo. García Moreno dijo a sus camaradas: “Yo no le dejo a este cura celebrar misa porque no está en ayunas”. Tercero y último ¡repique. Los fieles invadieron la iglesia. El párroco se dirigió a la sacristía, se revistió, y..... En esos instantes
García Moreno corrió al sacerdote y le dijo: “Usted no puede celebrar la misa porque no está en ayunas; ha bebido, después de media noche”.—“¿ Quién es usted para que me venga con- esas imposiciones?” replicó el Ministro de Dios, salió rápidamente al altar, se volvió a la inmensa concurrencia y dijo: “Hermanos míos, aquí en la sacristía están unos forasteros impíos que quieren impedirme la celebración de la misa, esta misa de nochebuena, la mejor del año”.—Al oír esto, los hombres de Bilován empezaron a empuñar candeleras y reclinatorios para ir a la sacristía y desbaratar a los impíos. Temblaban y Sudaban frío los compañeros de García Moreno. Este, con el reloj en la mano, y con aquella magia de su mirada, vea y todo su continente, a que recurría en casos desesperados, se precipitó al altar y clamó: “Soy Gabriel García Moreno; Sr. cura, mire usted el reloj: las doce y media; no hace más que en cuarto de hora que usted ha bebido; por lo tanto usted no está en ayunas, y no puede celebrar la misa”.—El párroco se intimidó. Ya el nombre de García Moreno tenía Su celebridad, como el de un líder furibundo contra el gobierno de Flores.— “Hermanos míos, dijo el Sr. cura, dirigiéndose otra vez a la muchedumbre, tiene razón el Sr. García Moreno, a quien declaramos' huésped ilustre de Bilován; por un descuido involuntario he bebido una canela después de media noche; por lo tanto ya no puedo celebrar; contentemonos con entonar villancicos y besar los piececitos del Niño Dios”. A eso de las cinco de la mañana, después de haberse servido un suculento desayuno en la mesa del Sr. párroco, García Moreno y sus camaradas montaron a caballo, y enderezaron hacia el puerto de Guayaquil.