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REZANDO JUNTOS, Mièrcoles 27º TO , San Lucas 11. 1-4 Ciclo C. Mièrcoles 27ª semana TO. Ciclo C. Hoy miércoles de la 27ª del TO, les dirijo un especial saludo, pidiendo al Señor por ustedes y sus …Más
REZANDO JUNTOS, Mièrcoles 27º TO , San Lucas 11. 1-4 Ciclo C.

Mièrcoles 27ª semana TO. Ciclo C.

Hoy miércoles de la 27ª del TO, les dirijo un especial saludo, pidiendo al Señor por ustedes y sus familias, nos unimos en oración, para recibir del Señor su gracia y luz, digámosle con confianza.
¡Señor Jesús, enséñame a orar!, dame la gracia de esa intimidad contigo, que pueda dirigirme al Padre, con gran confianza y sencillez, asì còmo Tú lo hacìas. Modela en mi corazón el espíritu y sentimiento filial. En esta oración te pido que venga tu Reino en mi vida y en la sociedad, un Reino de Paz y Jusitcia, y que todas mis acciones tengan como objetivo Tu gloria y el bien de mis hermanos
Hoy Señor me compartes tu Palabra, que me lleva a un verdadero encuentro contigo y quieres que ahì te descubra, me ofreces la lectura del evangelio de san Lucas 11,1-4.
Señor, nos enseñas que un dìa estabas orando y al terminar uno de tus discípulos te dijo: “Señor, ensèñanos a orar”. Tu eres Maestro de oración, los discípulos te han visto orar y se han impresionado, momentos de silencio, profunda comunicación con Dios, ahì descubres la Voluntad de Dios, ahì te alimentas, tomas importantes decisiones, y sales con el corazón lleno de confianza, seguridad y entusiasmo, còmo no naceràs en mi corazón el deseo de aprender a orar.
En ese momento nace este gran regalo, que ha quedado como legado de todo Cristiano, “El Padre Nuestro”. Lo primero que me enseñas a decir es: Padre, Dios es mi creador, està en los cielos y es mi Padre, un Padre bueno y lleno de misericordia, un Padre que me escucha y està al pendiente de mi que soy su hijo; sea santificado tu nombre, porque Tu eres el tres veces Santo y tu santidad llega a mi vida y la transforma; venga tu Reino de justicia y amor, y que llegue al corazón de todos los hombres y especialmente al mio; danos cada dìa nuestro pan, sacia mi hambre de tì, que tu Providencia nunca me falte en lo necesario para el sustento diario, corporal y espritual; perdona nuestras ofensas, Tù que eres misericordia infinita, apiádate de mi y de mis faltas, con humildad y arrepentimiento, te pido perdón; asì tambièn perdono de corazón a todos los que me hayan hecho algún mal y me han lastimado y herido, no quiero que quede ningún rencor en mi interior y quiero estar libre de toda atadura y resentimiento; y no nos dejes caer en la tentación, asì fue tu consejo a tus discípulos cansados y tristes en Getsemanì, “velen y oren para no caer en tentación”, lìbrame Señor del maligno y de sus asechanzas, protégeme y que siempre responda con un amor generoso.
Señor, ¿Cuántas veces he rezado esta oración tan especial que me enseñaste?. Es una oración muy breve y sencilla; de las primeras que aprendì desde pequeñito, ahì descubrì y creì en mi Padre Dios, tiene una enorme importancia en nuestra fe: ¡Tù mismo la enseñaste! Además, en ella se encierran las dos actitudes fundamentales de la oración cristiana:

La primera actitud es de amor y reverencia a Dios, nuestro Padre. nos enseñas con tus palabras que lo más importante en nuestras vidas debe ser la gloria de Dios y Tu Reino. Cada vez que decimos “santificado sea tu nombre”, “venga tu Reino”, te pones a Tì y a Tu Padre por encima de nuestros propios intereses.

La segunda actitud ordena en Dios nuestras necesidades y deseos. Como humanos, estamos necesitados de pan, de fuerza y de protección.

Hoy mi propósito serà rezar en familia el Padre Nuestro antes de la comida, lo harè con conciencia y concentración, agradecerè y bendecirè los alimentos, con la confianza que tu Providencia nunca nos faltarà.

Queridos niños, Jesùs nos enseña, que Dios es Padre, El con su Providencia nos da el alimento todos los días y por eso agradecemos siempre la comida que recibimos, cómanse todo, no tiren nada, a Jesùs le duele cuando no valoramos lo que nuestros papàs nos dan con gran sacrificio y cuando tantos niños en el mundo no tienen que comer, y siempre que podamos ayudemos a los demás.
P. Dennis Doren, LC