23:27
El demonio de la acedia: Causas y Remedios - P. Bojorge _ 11 de 13 1 el cual sepa sobrellevar y condolerse de aquellos que ignoran y yerran, como quien se halla igualmente rodeado de miserias. 2 Y por …Más
El demonio de la acedia: Causas y Remedios - P. Bojorge _ 11 de 13

1 el cual sepa sobrellevar y condolerse de aquellos que ignoran y yerran, como quien se halla igualmente rodeado de miserias. 2 Y por esta razón debe ofrecer sacrificio en descuento de los pecados, no menos por los suyos propios que por los del pueblo. 3 Ni nadie se apropie esta dignidad, si no es llamado de Dios, como Aarón.
4 Así también, Cristo no se arrogó la gloria de hacerse sumo sacerdote, sino que se la dio el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. 5 Al modo que también en otro lugar dice: Tú eres sacerdote eternamente, según el orden de Melquisedec. 6 El cual en los días de su carne mortal, ofreciendo plegarias y súplicas con gran clamor y lágrimas a aquel que podía salvarse de la muerte, fue oído en vista de su reverencia.
7 Y cierto que aunque era Hijo de Dios, aprendió como hombre, por las cosas que padeció, a obedecer. 8 Y así consumado o sacrificado en la cruz, vino a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, 9 siendo nombrado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. 10 Sobre lo cual podríamos deciros muchas y grandes cosas, pero son cosas difíciles de explicar, a causa de vuestra flojedad y poca aplicación para entenderlas.
11 El caso es que debiendo ser maestros si atendemos al tiempo que ha pasado ya, de nuevo necesitáis que os enseñen a vosotros cuáles son los primeros rudimentos de la palabra de Dios, o doctrina cristiana, y habéis llegado a tal estado, que no se os puede dar sino leche, mas no alimento sólido. 12 Pero quien se cría con leche, no es capaz de entender el lenguaje de perfecta y consumada justicia, por ser un niño en la doctrina de Dios. 13 Mientras que el manjar sólido es de varones perfectos; de aquellos que con el largo uso tienen ejercitados los sentidos espirituales en discernir el bien y el mal. 14 Dejemos, pues, a un lado las instrucciones que se dan a aquellos que comienzan a creer en Jesucristo, y elevémonos a lo que hay de más perfecto, sin detenernos en echar de nuevo el fundamento hablando de la penitencia de las obras muertas o pecados anteriores al bautismo , de la fe en Dios, Hebreos 5, 1-14