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Bottega
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Resucitó. La fe en la resurrección de Cristo distingue y caracteriza a los cristianos de los demás hombres. No es cosa grande creer que Cristo murió. Esto lo creen los paganos, los judíos e incluso …More
Resucitó.

La fe en la resurrección de Cristo distingue y caracteriza a los cristianos de los demás hombres. No es cosa grande creer que Cristo murió. Esto lo creen los paganos, los judíos e incluso los impíos: La fe de los cristianos consiste en creer en la resurrección de Cristo. Esto es lo grande: Creer que Cristo resucitó. El creyente no se halla ya a merced de los poderes que conducen a la muerte, sino en las manos de Dios que conduce a la vida. S. Atanasio da testimonio : Que la muerte fue destruida y la cruz es una victoria sobre ella, que aquella no tiene ya fuerza sino que está ya realmente muerta, lo prueba un testimonio evidente: ¡Todos los discípulos de Cristo desprecian la muerte y marchan hacia ella sin temerla, pisándola como a un muerto gracias al signo de la cruz y a la fe en Cristo! En otro tiempo la muerte era espantosa incluso para los mismos santos, llorando todos a sus muertos como destinados a la corrupción. Después que el Salvador resucitó su cuerpo, la muerte ya no es temible: ¡Todos los que creen en Cristo la pisan como si fuese nada y prefieren morir antes que renegar de la fe en Cristo! Así se hacen testigos de la victoria conseguida sobre ella por el Salvador, mediante su resurrección ...Dando testimonio de Cristo, se burlan de la muerte y la insultan con las palabras: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh infierno, tu aguijón?» Todo esto prueba que la muerte ha sido anulada y que sobre ella triunfó la cruz del Señor. Melitón de Sardes, nos recuerda: La tierra tembló y sus fundamentos se movieron, el sol se escondió, los elementos se descompusieron y el día cambió de aspecto. En realidad, no pudieron soportar el espectáculo de su Señor suspendido de un madero. La creación, presa de espanto y estupor, se preguntó: «¿Qué es este nuevo misterio? El juez es juzgado y permanece tranquilo; lo impasible padece y no toma venganza; lo inmortal muere y no objeta ni una palabra; lo celestial es sepultado y lo soporta. ¿Qué es este nuevo misterio?» La creación quedó estupefacta. Pero cuando nuestro Señor resucitó de los muertos, con su pie aplastó la muerte, encarceló al poderoso y liberó al hombre; entonces toda la creación entendió que, por amor al hombre, el juez había sido juzgado, lo invisible había sido visto, lo inasible agarrado, lo inconmensurable medido, lo impasible había padecido, lo inmortal había muerto y lo celestial había sido sepultado. Nuestro Señor, en verdad, nacido como hombre, fue juzgado para conceder la gracia, fue encadenado para liberar, sufrió para usar misericordia, murió para vivificar, fue sepultado para resucitar. Cristo resucitó de entre los muertos y exclamó en voz alta: Yo he rescatado al condenado, he vivificado la muerte, he resucitado al sepultado. Yo destruí la muerte, triunfé del enemigo, pisoteé el infierno, amordacé al fuerte, arrebaté al hombre a las cumbres de los cielos. ¡Venid, pues, familias todas de los hombres unidas por el pecado, y recibid el perdón de los pecados! Porque yo soy vuestro perdón, yo la pascua de la salvación, yo el cordero inmolado por vosotros, ¡Yo os resucitaré!
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