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Jesús descendió a los infiernos. ¿QUÉ HIZO JESUCRISTO MIENTRAS ESTABA MUERTO? JESÚS DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS Por Saulo de Tarso Antes de que Jesucristo apareciera en escena en el mundo, las almas de …More
Jesús descendió a los infiernos.

¿QUÉ HIZO JESUCRISTO MIENTRAS ESTABA MUERTO?

JESÚS DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
Por Saulo de Tarso

Antes de que Jesucristo apareciera en escena en el mundo, las almas de todos los muertos, buenos y malos iban al mismo “lugar”. “Lugar” no en el sentido unívoco, sino más bien análogo, pues un espíritu no tiene cuerpo, no es materia, luego entonces no requiere un lugar propiamente dicho. Por eso es más adecuado decir que las almas de los muertos se encuentran en tal o cual “estado” o situación; que en el Antiguo Testamento era llamado Seol, en hebreo y en el Nuevo Testamento se le llama Hades, en griego o también conocido como las regiones inferiores, que algunas Biblias traducen como infierno.

Salmos 9:18
¡Vuelvan los impíos al seol, todos los gentiles que de Dios se olvidan!

Job 14:13
¡Ojalá en el seol tú me guardaras, me escondieras allí mientras pasa tu cólera, y una tregua me dieras, para acordarte de mí luego

Como ya lo tenemos dicho, al morir, tanto los buenos como los malos pasaban al Seol, pues el cielo aún no estaba abierto para nadie.

Juan 3:13
Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Aunque en el Seol se encontraban tanto los buenos como los malos, no estaban juntos. El Seol se dividía en dos partes, una para los justos, llamado “el seno de Abraham” y otra donde los malos ya eran atormentados lejos de la presencia de Dios y de los justos, llamado “Gehenna” o “Gehenna de fuego”.

Proverbios 30:16
El seol, el seno estéril, la tierra que no se sacia de agua, y el fuego que no dice: «¡Basta!»

Marcos 9:43
Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.

Mateo 18:9
Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna del fuego.

La separación que existía en el Seol o Hades, entre los los justos y los pecadores, nos es presentada por Jesucristo en la historia de Lázaro y el rico epulón, que la mayoría de la gente llama incorrectamente parábola. Decimos incorrectamente porque las parábolas en la Biblia siempre son anunciadas como eso, parábolas. Pero la historia de Lázaro nunca es presentada como una parábola y es además, la única donde los personajes tienen nombre propio.

Lucas 16:19-31
«Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. «Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama." Pero Abraham le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros." «Replicó: "Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento." Díjole Abraham: "Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan." El dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán." Le contestó: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite."»

EL DESCENSO DE JESÚS A LOS INFIERNOS

Jesucristo vino al mundo a salvar a todos los justos que existieron antes de Cristo y después de Cristo. Por eso antes de morir Jesús anunció que el Evangelio sería predicado también a los muertos:

Juan 5:25-29
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.

Por eso, al morir Jesucristo, su espíritu descendió a los “infiernos”, Seol o Hades a anunciar la salvación para los santos del Antiguo Testamento como Adán, Eva, Moisés, los santos Profetas hasta Juan el Bautista.

I Pedro 3:18-19
Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados

I Pedro 4:6
Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios.

Romanos 14:9
Porque Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos.

Con la resurrección de Cristo todos los santos del Antiguo Testamento que se encontraban en el Seol en el seno de Abraham fueron llevados al cielo. Él llegó allí para liberar a todos y cada uno de los servidores fieles de Dios y los buscadores sinceros de la verdad que esperaban allí desde el comienzo de la historia humana. Él fue a rescatarlos y a liberar sus almas para que pudieran entrar con Él al cielo.

Mateo 27:52-53
Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

Jesús no fue a liberar a los injustos que se encontraban en la Gehenna, condenados de antemano. El Seol dejó de existir a excepción de la Gehenna, que pasó a ser lo que hoy conocemos como el Infierno donde fueron dejados los condenados que rechazaron a Dios, pues del infierno nadie sale.

Filipenses 2:10
Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos...

PAX ET BONUM

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