San Ángel de Acri, religioso presbítero - el 30 de octubre
fecha de inscripción en el santoral: 30 de octubre
n.: 1669 - †: 1739 - país: Italia
otras formas del nombre: Lucantonio Falcone
canonización: B: León XII 9 dic 1825 - C: Francisco 15 oct 2017
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
Elogio: En Acri, localidad de Calabria, san Ángel de Acri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que viajó por todo el reino de Nápoles predicando la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla.
Angel nació en Acri, Calabria, el 19 de octubre de 1669, hijo de Francisco Falcone y Diana Enrico. Ingresó al noviciado entre los Hermanos Menores Capuchinos de Acri (Cosenza) y después de un período de perplejidad debido al temor de no poder realizar en sí los ideales de la Orden, en 1691 emitió los votos. Terminados los estudios y ordenado sacerdote, se consagró a la predicación: una predicación simple y ardiente, despojada de retórica y acompañada de milagros, que tuvo un grande y benéfico influjo especialmente entre el pueblo del campo de la Italia meridional. En recuerdo de sus misiones dadas continuamente, solía erigir un Calvario formado por tres cruces. Pero los comienzos de su apostolado fueron desalentadores. Por eso después de un primer fracaso, rogó al Señor que le diera el don de la palabra y el Señor lo bendijo.
Fue elegido ministro provincial y varias veces superior de conventos. Cuando estaba en el púlpito las ideas le venían sugeridas en abundancia como por inspiración divina. Las primeras diócesis por él evangelizadas fueron: Cosenza, Rossano, Bisignano, San Marco, Nicastro y Oppodo Lucano. Mientras predicaba en esta última ciudad apareció sobre su cabeza una estrella luminosa que fue admirada por todos los presentes. Las conversiones fueron muchas. El demonio, envidioso de estos éxitos, varias veces intentó hacerlo interrumpir las tandas de predicación.
En 1711 el Cardenal Pignatelli invitó a Angel a predicar la cuaresma en Nápoles, en la catedral. Desde el día de ceniza la iglesia estaba abarrotada. El hombre de Dios predicó con simplicidad. Los oyentes primero sonreían, pero luego, ante la santidad de su vida, la profundidad de sus palabras, los milagros que durante la cuaresma se repitieron y las numerosas conversiones, el auditorio comprendió que las predicaciones eran de un santo.
Tema de sus predicaciones eran los «novísimos» y las demás verdades de la fe. Frecuentes en su vida fueron los éxtasis; muchas veces fue visto elevado de la tierra. Mientras predicaba algunas veces aparecía rodeado de luz celestial, otras veces se vio una blanca paloma posarse sobre su cabeza. En 1739 fue asignado al convento de Acri, su región natal. Ya estaba anciano y consumido por las fatigas apostólicas y sus conciudadanos temían que muriera lejos de su país. Pero él deseaba morir en el campo de trabajo. Seis meses antes de su muerte fue atacado de ceguera. El 30 de octubre de 1739, a la edad de 70 años con los Nombres Santísimos de Jesús y de María en sus labios, expiró serenamente. Su sepulcro fue glorioso por sus milagros.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
San Marciano de Siracusa, obispo
En Siracusa, de Sicilia, san Marciano, considerado como el primer obispo de esta ciudad. († s. II)
San Serapión de Antioquía, obispo
Conmemoración de san Serapión, obispo de Antioquía, célebre por su erudición y doctrina, que dejó gran fama de santidad. († c. 211)
Santa Eutropia, mártir
En Alejandría, de Egipto, santa Eutropia, mártir, que por negarse a rechazar a Cristo fue torturada cruelmente hasta la muerte. († c. s. III)
San Marcelo el centurión, mártir
En Tánger, ciudad de Mauritania, pasión de san Marcelo, centurión, que el día del cumpleaños del emperador. mientras los demás ofrecían sacrificios, se quitó las insignias de su función y las arrojó al pie de los estandartes, afirmando que por ser cristiano no podía seguir manteniendo el juramento militar, pues debía obedecer solamente a Cristo, y así consumó su martirio al ser inmediatamente decapitado. († 298)
Santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires (1 coms.)
En la ciudad de León, en Hispania, santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano sufrieron la muerte por Cristo. († c. 303/304)
San Máximo de Cuma, mártir
En Cuma, de la Campania, san Máximo, mártir. († c. 303)
San Germán de Capua, obispo (1 coms.)
En Capua, también en la Campania, san Germán, obispo, del que habla el papa san Gregorio I Magno en sus escritos. († c. 540)
San Gerardo de Potenza, obispo
En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo. († 1122)
Beata Bienvenida Boiani, virgen
En Cividale di Friuli, en el territorio de Venecia, beata Bienvenida Boiani, virgen, hermana de la Penitencia de santo Domingo, que pasó toda su vida entregada a la oración y a la austeridad. († 1292)
Beato Juan Slade, mártir
En Winchester, en Inglaterra, beato Juan Slade, mártir, que, por negar la competencia de la reina Isabel I en las cuestiones espirituales, fue ahorcado y descuartizado. († 1583)
Beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir
En Limerick, de Irlanda, muerte del beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir, de la Orden de Predicadores, que, nombrado para la sede de Emly, trabajó con empeño en favor de los afectados por la peste, pero, bajo el régimen de Oliver Cromwell, fue detenido por los soldados y conducido al patíbulo en odio a la fe católica. († 1651)
San Ángel de Acri, religioso presbítero
En Acri, localidad de Calabria, san Ángel de Acri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que viajó por todo el reino de Nápoles predicando la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla. († 1739)
Beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir
En Angers, en Francia, beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir, que, decapitado por razón de su sacerdocio, fue el primero de una larga lista de más de cien hombres y mujeres que durante la Revolución Francesa permanecieron unánimes y constantes en la confesión de la fe cristiana. († 1793)
Beato Alejo Zarycky, presbítero y mártir
En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstán, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna. († 1963)
Ángel de Acri, Beato
Sacerdote Capuchino, 30 Octubre
Ángel de Acri, Beato
Etimológicamente significa “mensajero”. Viene de la lengua griega.
Hay creyente mediocres por cuya cara se refleja una gran tristeza. Y no debería ser así. Si se lo pensaran en serio, caerían en la cuenta de que no están muy cerca de Cristo.
Este joven sonriente porque centró su vida en Cristo y en los otros, se hizo capuchino para predicar el anuncio de la Buena Nueva a todos.
Nacido en 1669 en el seno de una familia pobre pero rica en virtudes y en dones religiosos, educaron muy bien a su hijo.
La historia de su vocación es muy curiosa. A los 18 años pidió entrar en los Capuchinos y le dieron el permiso.
Le acuciaban muchas dudas. Por eso tuvo que hacer la experiencia del noviciado dos veces. Dejó el hábito porque quería vivir en casa como sus hermanos y sus padres.
Sin embargo, su corazón joven estaba inquieto porque lo que Dios pensaba en sus designios sobre su persona eran distintos al resto de su familia.
Volvió a pedir su entrada en el convento por tercera vez. Como alguien que quería llegar cuanto antes a la santidad, pidió, tras sus estudios, ordenarse de sacerdote en la antigua catedral de Cassano Jonio, Italia.
Los superiores le dieron en seguida puestos de alta responsabilidad que desempeñó con eficacia y con acierto.
Tan bien dirigía a los hermanos en la Orden que todos el mundo el llamaba “El Angel de la paz”.
Pero la cualidad que más desarrolló fue . sin duda, la predicación. Llegó a ser el predicador y misionero más buscado en Italia del Sur.
Su vida fue una representación viva de Jesús. Sabía de memoria la Biblia.
El 30 de octubre de 1739 agotado de tanto trabajo apostólico, subió al cielo. Sus restos son objeto de mucha veneración.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
www.es.catholic.net/santoral/articulo.php