Justicia y libertad J L
Justicia y libertad J L

La verdad sobre el Camino Neocatecumenal

El que calla otorga.
Justicia y libertad J L

La verdad sobre el Camino Neocatecumenal

Hola. Soy cristiana católica, tengo 34 años, y quiero darte las gracias por contar tu testimonio y por tomarte tanto tiempo en escribir todo tan bien y con tanto detalle. Has sido muy valiente.
Lo que me da rabia es que esa gente haya conseguido que ya ni creas en Jesús. Efectivamente es una SECTA y es una pena que la iglesia católica se dedique a lamerle el culo a este grupo sectáreo. Lo único …Más
Hola. Soy cristiana católica, tengo 34 años, y quiero darte las gracias por contar tu testimonio y por tomarte tanto tiempo en escribir todo tan bien y con tanto detalle. Has sido muy valiente.
Lo que me da rabia es que esa gente haya conseguido que ya ni creas en Jesús. Efectivamente es una SECTA y es una pena que la iglesia católica se dedique a lamerle el culo a este grupo sectáreo. Lo único que están consiguiendo es alejar a las personas de Dios. A los más inteligentes, precisamente. Una vez me dijo un sacerdote, en una situación concreta, que la prueba de que Dios me ama y que yo le amo es que me ha dado el entendimiento y hago uso de él.
Pienso que algunos se olvidan de que son seres humanos, con sus virtudes y defectos y que no hay nada malo en eso. No se puede renegar de quién eres. No se debe perder la individualidad, ni se debe hacer depender la propia autoestima o la valia personal, incluso la propia libertad, de un grupo. Somos lo que somos porque Dios nos ha creado y quiere que nos desarrollemos siendo felices y no esclavos de una secta. La libertad es un deber y la responsabilidad de nuestros actos debe ser nuestra. La libertad para poder decidir es la base de la creación del ser humano. Todo grupo que pretenda influenciar, cohibir, meter miedo o generar dudas en las decisiones libres, van claramente en contra del ser humano y de su dignidad, independientemente de su objetivo. Anular la propia voluntad es una aberración, y más cuando se hace en el nombre de Dios, usando su nombre en vano.
Yo hace años estuve con un jesuita psicópata (corroborado por su padre psiquiatra). Fue una pesadilla. Yo no sabía quién actuaba en cada momento, si él, o su consejero espiritual que le decía lo qué tenía que hacer o decir. Por lo que tardé en darme cuenta de que era un psicópata. Me di cuenta gracias a un cuaderno que se dejó en mi casa por tercera vez, el cual parecía de la carrera pero al abrirlo había una especie de diario con ideas desordenadas y sin emotividad. Al leerlo me di cuenta de que me tenía envidia, manía, odio sin motivo alguno, y que iba a Loyola porque literalmente "se sentía importante" (no por amor a Dios, como ya sospechaba). Criticaba a todos.
No llegué a entrar en esos grupos, pero pedían todo tipo de pruebas para ello, leer unos libros, entrar en unas reuniones previas, etc.
Eran arrogantes y muy soberbios. No me miraban cuando iba con él por la calle. Se acercaban a él y a mi ni me miraban. Cuando alguien nuevo quería entrar en uno de los grupos, el grupo se molestaba (fui testigo) porque según ellos les haría ir más atrasados y no avanzarían, por lo que se quejaban cada vez que había alguien nuevo (como si Jesús rechazara a quien quiere seguirle).
Tienen a Ignacio de Loyola como un Dios y sus ejercicios espirituales son la clave de la felicidad.
El psicópata era catequista de niños (pésimo por cierto, porque los padres se quejaban), tocaba la guitarra en el coro de la iglesia, y era el responsable de su grupo en Loyola. Ya lo habían echado del Camino Neocatecumenal y llevaba años con los Jesuitas. El padre influyó para que le tuvieran controlado en la medida de lo posible (y desprestigiara a la iglesia de camino con sus acciones, claro). No se por qué la iglesia se empeña en tener sectas y psicópatas. Después se preguntan por qué la gente no va a misa y deja de creer y echan la culpa a todos menos a ellos mismos.
De verdad que no lo entiendo.
Afortunadamente esa relación se acabó por evidentes razones de actuación psicopática.
Eso fue hace muchísimos años. Fue el primer "chico" a quien estuve conociendo por primera vez. Con la mala suerte de que di con un psicópata religioso.
Y ahora voy a resumir lo que he vivido con mi último novio evangélico protestante, hasta hace poco. Hablaré en pasado, aunque él esté vivo. Todavía sigo recuperándome y sigo llorando frecuentemente.

Me hizo un bombardeo de amor, parecía una persona maravillosa, empezamos una relación y empecé a darme cuenta de que era de lo que parecía una secta familiar religiosa (por sus comportamientos). Su padre era pastor, el cual cerró hacía años su iglesia por motivos extraños (ya que la excusa que me dio mi ex no tenía sentido). Por eso su padre hacía el culto en su casa con su mujer, mi ex y su hermano. Pero luego me empecé a dar cuenta de que les ponían contra mí. Su padre cada semana sacaba el pasaje bíblico que le convenía en cada momento para ir convenciéndolo en el nombre de Dios de que debía dejarme por ser católica. En una ocasión le sacó el pasaje de Sansón y Dalila la impía, comparando a los dos personajes con nosotros. Para ellos yo era una infiel, ya que solo ellos son los elegidos y tienen la verdad absoluta. Yo era una idólatra y no era digna de su hijo. Le manipulaban por completo, mi ex no podía hacer nada sin la validación de sus padres a pesar de sus casi 37 años. Reclamaban su atención continuamente (a pesar de no estar enfermos), lo tenían de chófer (a pesar de tener coche propio) y lo asediaban cuando hablaba conmigo por teléfono. Anulaban su voluntad, lo hacían sentir culpable, lo chantajeaban emocionalmente con no dejar el grupo. Lo hacían dependiente de ellos. Les contaba absolutamente todo y ellos usaban esa información en mi contra.
Mi ex me quería presentar a su familia, pero no para formalizar nuestro noviazgo, sino para que me dieran el visto bueno. Quería que su padre me hiciera proselitismo, y si no conseguía cambiarme de religión, entonces me dejaría. Yo me di cuenta, porque ya lo hizo con otras, y dije que no iba a conocerles tan pronto.
Sus padres ya se metían en su matrimonio, el cual se cargaron, y ella que era de su misma religión, le pidió el divorcio. Y conmigo no ivan a ser menos.
Él quería que yo lo dejara todo por él para casarnos, porque decía que era la mujer la que debía seguir al hombre y que la mujer debía someterse al marido, que era palabra de Dios. Y que además todo lo que decía su padre era Palabra de Dios.

Quería que dejara mi trabajo fijo de mi carrera, mi piso, mi independencia, mi ciudad, alejarme más aún de lo que ya estoy de mi familia. Hasta estuvo negociando conmigo que si iba a ver a mi familia debía ser solo una vez al año, al tiempo que iríamos con sus padres todas las semanas. Él teletrabajaba, pero no podía dejar su secta. Todos eran de la misma ciudad y aunque él estaba supuestamente independiente en su piso, iba con ellos todos los días y quería una mujer que se acoplara a sus planes sectáreos.
Le daba igual que yo dejara mi trabajo y me pusiera a trabajar en cualquier sitio en su ciudad (aunque fuera en una fábrica), porque él consideraba que su trabajo era más importante (aunque teletrabajaba) y que el mío no tenía importancia a pesar de ser un buen trabajo. Evidentemente me di cuenta del egoísmo. Quería que cambiara mi religión y que dejara todo, cuando él no era capaz de mover un dedo por mí. No le importaba que dejara mis oposiciones (las que preparo mientras trabajo), porque claro, si me dan destino en cualquier sitio, él no podría alejarse lo más mínimo de su secta, ni siquiera por dos años (hasta que pidiera como destino su ciudad).

Su padre pastor le dijo que " si me dejaba por Dios, Dios le daría una mujer mejor" (como si yo fuera mala).
Yo lo aceptaba con su religión, su obesidad, sus defectos. Pero él a mí no me quería como parecía y decía (al menos no lo suficiente para defenderme y luchar por mi). Solo fue un intento fallido de captación sectárea. A la ex mujer ya la intentaba manipular con pasajes bíblicos.
Finalmente me descartó, después de castigos de silencio, ghosting, refuerzo intermitente, etc. Me descartó porque no accedí a todos sus planes egoístas de cambiarme y principalmente por la presión de su familia.

Me di cuenta, analizando todos sus comportamientos, de que era narcisista. Fue todo un intento de captación. Todavía estoy recuperándome y sigo llorando con frecuencia. Tan encantador y tan traidor al mismo tiempo, tan convenido. Un "amor" condicional, del todo o nada, o lo tomas o lo dejas. Fue una relación de cuatro, no una relación de dos. Agradezco a Dios que me haya librado de un matrimonio así.
Gracias por tu aportación. Me hace darme cuenta de que hay personas que también han sufrido y que no soy la única.
Un abrazo muy muy fuerte y espero que seas feliz. Y ojalá vuelvas a creer en ese Dios de la gente normal, y no el de los arrogantes, soberbios y fanáticos.