El hombre fue modelado con barro, mas la mujer fue creada de las entrañas del hombre, de su misma substancia y no tiene por qué rebelarse contra él, pues son una misma carne y comparten la misma dignidad delante de Dios. El mejor modelo
de lo que debe ser una mujer de fe, una cristiana católica es María, la Madre de Nuestro Señor- modelo de castidad, humildad y sobre todo de obedicencia a Dios-
Jesús no nombró diaconisas, pretender lo contrario es oponerse a Él.

El Arzobispo Durocher olvida que el sacerdocio no fue creado por Jesucristo como una posición de poder o de dominación, sino como una función de servicio.
Si las Parroquias organizaran sus Concejos Parroquiales, todos allí, varones y mujeres, tendrían el "poder de la toma de decisiones" que tanto desea, y el Sacerdote sería uno más de los miembros del equipo.
Otro elemento que tendemos a olvidar, es que las instituciones en que nos desarrollamos (el matrimonio, la familia, la comunidad, el servicio mutuo, etc., etc.) son prefiguraciones (adelantos) en pequeño, de la vida celestial. Es como si el Señor quisiese que aprendiésemos y practicáramos aquí, lo que nos tiene preparado allá: la Boda del Cordero, la Comunión de los Santos, la gran familia de Dios, el gozo y la adoración permanentes, etc.

¿Pretenderán que la "igualdad de sexos" se sobreponga a los planes celestiales de Dios?

Tal vez aún no queda claro que la Iglesia no es una institución terrena, sino Divina.