¿Sabe latín? Un obispo rígido se niega a conceder la Santa Misa

Valter Tuninetti escribió en AlleatiEucarestiaEvangelo.Blogspot.com (1 de marzo) sobre sus intentos de persuadir a su obispo diocesano para que permita la celebración de la misa romana en su diócesis.

Tuninetti no nombra al obispo ni a su diócesis, pero es de Bra, que pertenece a la diócesis de Turín, cuyo arzobispo es Roberto Repole, un supuesto "teólogo".

El 11 de diciembre de 2023, Tuninetti fue a reunirse con el obispo para entregarle las 36 firmas de los fieles de su diócesis para solicitar que se celebrara una santa misa en la diócesis.

Durante el encuentro, el prelado preguntó a Tuninetti si los treinta y seis firmantes conocían bien el latín y cómo lo habían aprendido, si en la escuela o por su cuenta, si por pura pasión o por otros motivos (sic).

Al ver la mirada sorprendida de Tuninetti, el obispo se justificó: "Ah, porque hay que saber bien latín. Hay que entender lo que se dice... Precisamente por eso la reforma litúrgica decidió sustituir el latín en la misa por las lenguas nacionales. Hay que entender lo que se dice en la misa".

El obispo estaba contradiciendo al Concilio Vaticano II, que dice en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium 35, que "el uso de la lengua latina debe mantenerse en los ritos latinos". El Concilio Vaticano II no pidió a los fieles que aprendieran latín.

Valter Tuninetti explicó al obispo que la Santa Misa no consiste en comprender el latín, sino en contemplar el sacrificio de Cristo.

El obispo le hizo entonces muchas preguntas: si el grupo asistía ya a misa en algún lugar, dónde exactamente, durante cuánto tiempo, si también asistían a la eucaristía y a la parroquia del Novus Ordo.

Tras este interrogatorio, el príncipe de la Iglesia concluyó arrogantemente que Tuninetti tenía motivos espirituales "débiles", le llamó "nostálgico" y rechazó su petición.

Podría utilizar el mismo argumento para condenar a los que leen la Biblia porque es muy antigua, por lo que sus lectores deben ser "nostálgicos".

El Príncipe de la Iglesia terminó la conversación diciéndole a Tuninetti que consultaría con los obispos de las diócesis vecinas, y Tuninetti anunció que volvería a convocarle a principios de 2024 para conocer la decisión final del Príncipe.

El 9 de febrero tuvo su segunda reunión con el obispo: fue en vano. El príncipe se mostró rígido e inflexible, negándose a conceder la Santa Misa.

Pero Tuninetti no piensa rendirse: "Haré más 'incursiones' en su despacho. Le molestaré en la sacristía después de la misa y, por supuesto, seremos una presencia orante en la zona para rezar por la conversión de este obispo y de tantos otros como él que, abusando de una autoridad que procede de Dios mismo, se sienten obligados a negar el alimento espiritual a los fieles hambrientos de gracias celestiales".

Imagen: © Joseph Shaw, CC BY-NC-SA, Traducción IA