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OBISPO ARGENTINO: de SAN IGNACIO DE LOYOLA a GIUSEPPE MAZZINI

El 17 de setiembre ppdo. la “Logia [masónica] Giuseppe Mazzini No. 118”, situada en Lomas de Zamora (Pcia. de Buenos Aires), publicó en su página de Facebook la carta que monseñor Jorge Rubén Lugones, obispo titular de la diócesis del mismo nombre, le escribió a la mencionada institución el 11 de setiembre, felicitándola por el 126º aniversario de su creación.

En esa carta, monseñor Lugones “acerca su saludo” a la Respetable Logia, para augurarle a sus miembros “que continúen trabajando y desarrollando sus ideales de amor, servicio a la humanidad y fraternidad universal, para forjar una nación” acorde con las intenciones de la Conferencia Episcopal Argentina, expresadas en la Oración por la Patria, “cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”.

Hace pocas horas el Obispado de Lomas de Zamora difundió una nota, titulada “Aclaración sobre una misiva a una institución”, en la que informa que la carta de saludo fue en respuesta a una invitación de la Logia, fechada el 25 de agosto, “con saludo y palabras de ánimo para contribuir al bien común”. Pero llamativamente, esa carta-respuesta no hace la más mínima mención a la Cabeza de la Iglesia, Nuestro Señor Jesucristo. Y sin que nada en el contenido y el tono de lo escrito permita suponer que monseñor Lugones es realmente Obispo de la Iglesia Católica y, además, sacerdote jesuita.

Como Obispo católico, monseñor Lugones es sucesor de los apóstoles, Pastor para ser maestro de doctrina, sacerdote del culto sagrado y ministro para gobernar (Código de Derecho Canónico, n. 371, 1), pero ninguna de esas características se trasluce en el texto de la carta enviada a la Logia. ¿Será esto un reflejo de los nuevos aires que imperan en las máximas instancias de la Iglesia de Jesucristo, que pretenden ser políticamente correctos y hablar mucho de la “misericordia” de Dios, pero poco y nada de Jesucristo, solamente en tiempo pasado, que se niegan a bendecir a los no creyentes o a los creyentes de otras religiones, como si el Dios que profesamos en la Iglesia Católica no fuera Dios de todos y para todos?

Además, monseñor Jorge Rubén Lugones es miembro de la Compañía de Jesús, Instituto-Congregación que san Ignacio de Loyola fundara en el siglo XVI para salvación y perfección de sus propios miembros -con la ayuda de la gracia divina- y de todos los cercanos a la Compañía. Sus miembros, como soldados de Nuestro Señor Jesucristo, están a disposición total y absoluta de su Vicario en la tierra, para las cosas que conciernen al culto divino y bien de la religión cristiana.

Muchos fieles laicos no entienden a título de qué el prelado católico envió esta nota, porque no hay en ella el más mínimo reflejo de su condición sacerdotal jesuita ni de su oficio episcopal.

Por las acciones que vienen llevando a cabo en estos últimos años, parecería que la mayor parte de la jerarquía vaticana y muchos obispos simpatizantes de ésta última tendría la orden de no ser Lumen Gentium, sino un clon o copia híbrida de aquél con quien se está en contacto: “católico” con los católicos, pero profano con los ajenos a la Iglesia del Señor. Y “católico” hasta cierto límite, porque todos los que ejecutan actos o acciones heroicas en defensa de la fe son menoscabados, ninguneados o directamente ignorados. Todavía resuena en los oídos de los católicos argentinos que se comprometieron en la batalla a fondo contra el intento liberal-progresista de legalizar el aborto en Argentina el silencio sepulcral con el que gran parte de la jerarquía eclesiástica argentina y vaticana los “recompensó”.

Para los católicos comprometidos con la evangelización en serio de las estructuras sociales y políticas el silencio, pero para instituciones totalmente ajenas o contrarias al ideario cristiano o explícitamente irreligiosas un diálogo cordial y educado, como lo es la “Respetable Logia Giuseppe Mazzini No. 118”, la cual se define oficialmente como una “sociedad filantrópica, filosófica y progresista” y formando parte de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Es una de las más antiguas instituciones masónicas del país, ya que fue fundada el 25 de agosto de 1892, puesta bajo la advocación del ilustre político e intelectual italiano, uno de los artífices de la unificación de Italia en 1870, junto con Camilo Benso (conde de Cavour) y Giuseppe Garibaldi.

En boca de una de sus máximas autoridades, Martín Sarubbi, la institución es definida como una “sociedad iniciadora, filantrópica y progresista”, ya que acerca al conocimiento en forma gradual y escalonada, una de sus mayores preocupaciones es el bienestar de todos los hombres, habla permanentemente sobre los grandes temas de la filosofía para encontrar respuesta a las tres grandes preguntas que permanentemente se hace el hombre -¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿adónde voy?- y se propone estar siempre a la vanguardia del conocimiento (cf. InfoLomas, infolomas.com.ar).

Como verdadera sociedad masónica, sus estatutos y Constitución reivindican “la creencia en un Dios único, al que denomina Gran Arquitecto del Universo”, como “Principio Generador” y “Símbolo Superior de su aspiración y construcción ética”. Si bien no prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción o práctica religiosa, rechaza ser una secta, partido político o religión, para lo cual ha adoptado la política de “alejar de sus Templos las discusiones de política partidista o de religión”.

Pero en el fondo, la masonería de la que esta Logia forma parte es una religión del hombre: su objetivo es “hacer de un hombre bueno un hombre mejor”, en el marco de la Libertad, Igualdad y Fraternidad como postulados rectores (cf. www.logiamazzini.org/que-es-la-masoneria/).

“San Ignacio de Loyola y Giuseppe Mazzini un solo corazón” o “para los católicos fieles nada, para los extraños a la Iglesia de Cristo saludos cordiales” parece ser el lema episcopal de un sacerdote jesuita y pastor de la grey. Como si para evitar que se ofenda el Gran Arquitecto del Universo, los católicos tuviéramos que esconder a Nuestro Señor Jesucristo, el Redentor del Hombre y Redentor del Mundo.

Según parece, quienes pretenden formar parte de una Iglesia “más abierta y cercana a todos, una Iglesia solidaria y samaritana” (“Aclaración…” dixit) olvidan que el mismo Señor Jesucristo nos ha anunciado y prometido que: “conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca” (Ap 3, 15-16).

José Arturo Quarracino
21 de setiembre de 2018

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