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REZANDO JUNTOS. Lucas 16. 19-31. 25 de septiembre. Ciclo C. Oraciòn del dìa Domingo 25 de septiembre, 26ª semana TO. San Lucas 16. 19-31. Ciclo C. Señor, te agradezco de manera especial el don de la …Más
REZANDO JUNTOS. Lucas 16. 19-31. 25 de septiembre. Ciclo C.

Oraciòn del dìa Domingo 25 de septiembre, 26ª semana TO. San Lucas 16. 19-31. Ciclo C.

Señor, te agradezco de manera especial el don de la vida. Gracias por haberme llamado a la existencia. Te agradezco los dones, gracias y beneficios que me has dado desde que nací hasta este momento. Dame la gracia de conocerte, amarte, experimentarte e imitarte más y más.
Hoy vamos a meditar en el Evangelio de san Lucas 16, 19-31

Hoy Señor hablas a los fariseos, con una parábola, en ella nos cuentas dos historias paralelas, un hombre rico, llamado Epulòn que vestìa de pùrpura, telas finas y que banqueteaba cada dìa. Y un mendigo llamado Làzaro, yacìa a su puerta, cubierto de llagas y ansiándo llenarse con las sobras que caìan de su mesa.
Què duro es lo que dices, que hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.

Nos dices, còmo a Epulòn, su riqueza le hizo totalmente frío e insensible ante las necesidades de aquel pobre mendigo. La avaricia y la indiferencia han llevado a este hombre rico-pobre, a desentenderse totalmente de la necesidad que hay a su alrededor, es la tentaciòn que hoy la sociedad muchas veces nos ofrece, cerrarnos en nuestra burbuja de comodidad y conford, còmo a mì no me falta nada, no me afecta que los demàs sufran la indigencia, y caigo en esa indiferencia.

Nos enseñas, que tanto el rico como el pobre murieron. Los pobres y los ricos mueren, tienen el mismo destino y no hay excepciones a esto, y ninguno se lleva nada. El rico murió “lo enterraron” y se fue al infierno, sufriendo y viendo sus penas, por no tener en cuenta, en vida, las obras de misericordia. En cambio, el pobre Lázaro fue llevado al seno de Abraham, a gozar de la gloria de Dios, por los padecimientos que tuvo que vivir.

El primero recibió sus bienes en vida y no compartìò lo que tenìa y, despúes de la muerte, fue a parar al infierno para purgar sus culpas y sus pecados; mientras que el pobre, que sólo recibió males en vida, fue llamado a recibir su recompensa en el cielo.

Por eso me hablas de la vida eterna y del amor a mi prójimo. Como bien decía san Juan de la Cruz: “al final de la vida nos examinarán del amor”. Es claro, que el amor el boleto de entrada al cielo, es concreto, y en obras, y no sólo con palabras bonitas o buenas intenciones. ¡Ignorar al pobre es despreciar a Dios!

En este año de la misericordia me presentas este pasaje como ejemplo de cómo puedo imitarte a Ti en tu misericordia. Dame, Señor, una mirada profunda que sepa descubrir las necesidades de los que me rodean y no sea indiferente a ellas.

El mundo de hoy nos enseña a vivir preocupados sólo de esta vida; a vivir al máximo, incluso a costa de los demás. Sin embargo Tú me invitas hoy a levantar mi mirada y tomar conciencia de que hay un más allá. Una vida eterna que me espera, pero que no es del todo gratuita, sino que se gana con mi esfuerzo, mi generosidad y sobre todo con tu gracia.

El rico Epulòn ya en el infierno sufre mucho y suplica a Abrahàn al ver a Lazaro que moje en agua la punta de su dedo y le refresque la lengua, pues le torturaban las llamas, asì son la consecuencias de nuestros actos malos, cuando nos hemos dejado llevar por el egoísmo y la indiferencia, el dìa de mañana, nos pediràs cuentas y tendremos nuestra paga. La respuesta de Abrahàn, es clara, Entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia alla ni hacia acà. Sin duda que es algo definitivo.

Terminas diciéndome que las cosas se hacen en vida, ya nos has alertado, nos has indicado el camino que tenemos que seguir, solo nos queda hacerlo sin esperar màs pruebas, pues no haríamos caso, ni aunque resucite un muerto.

Mi propósito en este dìa, es tener màs sensibilidad, y salir al paso de las personas necesitadas. Jamàs caer en la indiferencia, y pasar por alto a los que son màs desfavorecidos que yo.

Mis queridos niños, Jesùs nos dice, que tenemos que ser generosos con nuestras cosas, que tenemos que ayudar a los que tienen menos que nosotros y salir al paso que de los necesitados. Un dìa partiremos de esta tierra y lo màs importante es llegar al cielo, donde están todas las personas, buenas.
P. Dennis Doren, LC

Rezando juntos
Por: P. Dennis Doren, LC
Elaboración: Sebastian Arrivillaga