ANÁLISIS DE LIBROS: La autoridad del Magisterio de la Iglesia, por el padre Chad Ripperger
Análisis de libro por Ryan Grant.
Durante muchos años, los creyentes han permanecido confundidos, desconcertados, escandalizados e incluso han perdido su fe ante las salidas de tono y el discurso de moda de varios miembros del magisterio, incluyendo entre ellos al propio Papa, independientemente de su filiación o identidad como católicos tradicionales o católicos conservadores. Esto ha ocurrido todavía más bajo el actual pontificado, en el que se hacen declaraciones descabelladas casi tan solo por su valor disonante. El problema consiste en que mucha gente trata de comprender las implicaciones de las extrañas declaraciones de los miembros del magisterio sin la seriedad y formación teológica necesarias para ello. Cada uno piensa que lleva un teólogo dentro, utiliza mal los argumentos teológicos, e incluso acaba precipitándose al vacío alcanzando el estado de sede vacante. La solución no consiste en utilizar un elevado número de argumentos teológicos, sino en hacerlo de una forma teológicamente apropiada. En sus muchos años de escritor, Fr. Chad Ripperger, Ph. D., ha ofrecido el mayor apoyo a los argumentos tradicionalistas, siempre con una sólida base teológica y evitando la polémica.
El padre Ripperger ofrece argumentos sólidos basados en principios, y suministra a los laicos argumentos fundados con los que discernir cual es y cual no es la auténtica enseñanza a la cual un católico está obligado. Ya apuntamos esto en nuestro análisis del trabajo “The Binding Force of Tradicion”2, y este es otra vez es el caso de su último trabajo, “Magisterial Authority”.
Como “The Binding Force of Tradicion”, Magisterial Authority(MA) es un trabajo sucinto y corto de apenas 60 páginas. Tras una bella portada que muestra el cuadro “La entrega de las llaves a Pedro”, de Pietro Perugino, el padre Ripperger entra de lleno en el asunto con una argumentación dividida en cuatro secciones: I. La infalibilidad del Papa, sus principios y cualidades; II. Cuáles son los medios de la infalibilidad; III. Principios de juicio y discernimiento; IV. La respuesta apropiada a un miembro equivocado del magisterio.
El padre Ripperger comienza la primera sección, “La infalibilidad del Papa”, tomando el decreto del Concilio Vaticano I sobre la infalibilidad del Papa y analizando sus implicaciones sobre nosotros. En primer lugar escribe: “El Primer Concilio Vaticano esencialmente establece que, bajo ciertas condiciones y solo bajo estas condiciones, podemos asegurar que las declaraciones realizadas por un papa son infalibles. Fuera de estas condiciones establecidas para la infalibilidad, NO tenemos el mismo grado de certeza sobre la veracidad del juicio realizado por un Papa. Hay miembros de la Iglesia que consideran infalibles TODAS las declaraciones papales. Prudencia aparte, tratar todas las declaraciones papales como si fueran infalibles NO está en el ánimo de la Iglesia” (énfasis en el original). Este es uno de los grandes problemas que muestran ciertos individuos de la Iglesia hoy en día, que tratan todo como infalible. La intención del Concilio Vaticano I fue dar la norma de que el papa es infalible solo en ciertas áreas limitadas. De esta manera, declaraciones que no estén relacionadas con la fe, como por ejemplo sobre el calentamiento global y otros similares, no son infalibles. El problema surge cuando se hacen ciertas declaraciones de manera tal que parece que pertenecen al dominio de la fe; podemos enumerar unos cuantos ejemplos de esto en el actual pontificado. El padre Ripperger desarrolla esta idea un poco más a fondo:
“Se debe distinguir entre un juicio verdadero y un juicio infalible. Una declaración verdadera se ciñe a la realidad y, en el caso de un juicio teológico, el juicio o declaración se ciñe a lo que Dios, que es la Verdad Misma, ha revelado. Una declaración infalible es también una declaración verdadera, pero además contiene la noción de su certeza, ya que la declaración no puede contener ningún error. “Debido a que las enseñanzas del magisterio operan en distintos niveles con distintos grados de autoridad, se hace necesario establecer en qué se basa realmente este uso restrictivo de la infalibilidad, e incluso establecer en qué consiste. La importancia de esta observación es doble. Por un lado, mientras el magisterio haga declaraciones que operen en diferentes niveles, las mismas pueden ser verdaderas sin ser infalibles per se, correspondiéndose por tanto a la verdad, tales como las exhortaciones papales en asuntos políticos; por tanto, uno no puede rechazar automáticamente cualquier declaración que no sea infalible por no cumplir las condiciones del Concilio Vaticano I. Por otro lado, de la misma manera que el magisterio es capaz de hacer afirmaciones que no son infalibles pero sí verdaderas, también puede hacer afirmaciones que ni son infalibles ni son verdaderas si en este último caso no se corresponden con la realidad.
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Durante muchos años, los creyentes han permanecido confundidos, desconcertados, escandalizados e incluso han perdido su fe ante las salidas de tono y el discurso de moda de varios miembros del magisterio, incluyendo entre ellos al propio Papa, independientemente de su filiación o identidad como católicos tradicionales o católicos conservadores. Esto ha ocurrido todavía más bajo el actual pontificado, en el que se hacen declaraciones descabelladas casi tan solo por su valor disonante. El problema consiste en que mucha gente trata de comprender las implicaciones de las extrañas declaraciones de los miembros del magisterio sin la seriedad y formación teológica necesarias para ello. Cada uno piensa que lleva un teólogo dentro, utiliza mal los argumentos teológicos, e incluso acaba precipitándose al vacío alcanzando el estado de sede vacante. La solución no consiste en utilizar un elevado número de argumentos teológicos, sino en hacerlo de una forma teológicamente apropiada. En sus muchos años de escritor, Fr. Chad Ripperger, Ph. D., ha ofrecido el mayor apoyo a los argumentos tradicionalistas, siempre con una sólida base teológica y evitando la polémica.
El padre Ripperger ofrece argumentos sólidos basados en principios, y suministra a los laicos argumentos fundados con los que discernir cual es y cual no es la auténtica enseñanza a la cual un católico está obligado. Ya apuntamos esto en nuestro análisis del trabajo “The Binding Force of Tradicion”2, y este es otra vez es el caso de su último trabajo, “Magisterial Authority”.
Como “The Binding Force of Tradicion”, Magisterial Authority(MA) es un trabajo sucinto y corto de apenas 60 páginas. Tras una bella portada que muestra el cuadro “La entrega de las llaves a Pedro”, de Pietro Perugino, el padre Ripperger entra de lleno en el asunto con una argumentación dividida en cuatro secciones: I. La infalibilidad del Papa, sus principios y cualidades; II. Cuáles son los medios de la infalibilidad; III. Principios de juicio y discernimiento; IV. La respuesta apropiada a un miembro equivocado del magisterio.
El padre Ripperger comienza la primera sección, “La infalibilidad del Papa”, tomando el decreto del Concilio Vaticano I sobre la infalibilidad del Papa y analizando sus implicaciones sobre nosotros. En primer lugar escribe: “El Primer Concilio Vaticano esencialmente establece que, bajo ciertas condiciones y solo bajo estas condiciones, podemos asegurar que las declaraciones realizadas por un papa son infalibles. Fuera de estas condiciones establecidas para la infalibilidad, NO tenemos el mismo grado de certeza sobre la veracidad del juicio realizado por un Papa. Hay miembros de la Iglesia que consideran infalibles TODAS las declaraciones papales. Prudencia aparte, tratar todas las declaraciones papales como si fueran infalibles NO está en el ánimo de la Iglesia” (énfasis en el original). Este es uno de los grandes problemas que muestran ciertos individuos de la Iglesia hoy en día, que tratan todo como infalible. La intención del Concilio Vaticano I fue dar la norma de que el papa es infalible solo en ciertas áreas limitadas. De esta manera, declaraciones que no estén relacionadas con la fe, como por ejemplo sobre el calentamiento global y otros similares, no son infalibles. El problema surge cuando se hacen ciertas declaraciones de manera tal que parece que pertenecen al dominio de la fe; podemos enumerar unos cuantos ejemplos de esto en el actual pontificado. El padre Ripperger desarrolla esta idea un poco más a fondo:
“Se debe distinguir entre un juicio verdadero y un juicio infalible. Una declaración verdadera se ciñe a la realidad y, en el caso de un juicio teológico, el juicio o declaración se ciñe a lo que Dios, que es la Verdad Misma, ha revelado. Una declaración infalible es también una declaración verdadera, pero además contiene la noción de su certeza, ya que la declaración no puede contener ningún error. “Debido a que las enseñanzas del magisterio operan en distintos niveles con distintos grados de autoridad, se hace necesario establecer en qué se basa realmente este uso restrictivo de la infalibilidad, e incluso establecer en qué consiste. La importancia de esta observación es doble. Por un lado, mientras el magisterio haga declaraciones que operen en diferentes niveles, las mismas pueden ser verdaderas sin ser infalibles per se, correspondiéndose por tanto a la verdad, tales como las exhortaciones papales en asuntos políticos; por tanto, uno no puede rechazar automáticamente cualquier declaración que no sea infalible por no cumplir las condiciones del Concilio Vaticano I. Por otro lado, de la misma manera que el magisterio es capaz de hacer afirmaciones que no son infalibles pero sí verdaderas, también puede hacer afirmaciones que ni son infalibles ni son verdaderas si en este último caso no se corresponden con la realidad.
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