La Sagrada Escritura nos habla del Reino de Dios, pero también del reino de Satanás. Nos habla del poder de Dios, el único Creador y Señor del universo, pero también nos habla del poder de las tinieblas. Nos habla de los hijos de Dios y de los hijos del diablo. Es imposible comprender la obra redentora de Cristo sin tener en cuenta la obra disgregadora de Satanás.
Satanás era la criatura más perfecta salida de las manos de Dios, provisto de una autoridad y superioridad reconocidas sobre los otros ángeles, y pensó sobre todo cuanto Dios iba creando y que él intentaba comprender, pero que en realidad no entendía. Todo el plan unitario de creación estaba orientado a Cristo, pero hasta la aparición de Jesús en el mundo no podía revelarse en su claridad. De ahí la rebelión de Satanás, por querer seguir siendo el primer absoluto, el centro de lo creado, incluso en oposición al designio que Dios estaba implementando. Por eso su esfuerzo por dominar en el mundo ("el mundo entero yace bajo el …Más