Anteriormente, los cardenales eran elegidos por sus virtudes, santidad personal, erudición, sabiduría y fidelidad, escribió el arzobispo Viganò en una declaración del 2 de junio.
Pero para Francisco, dijo, el nombramiento de cardenales es como llenar puestos civiles. Los criterios de selección de Francisco son “la corruptibilidad, el chantaje y la pertenencia a un grupo político”.
Viganò explica que los líderes corruptos requieren subordinados corruptos, porque su colaboración se basa en la complicidad y la falta de preocupaciones morales a la hora de cumplir las órdenes.
“Una autoridad basada en el chantaje se rodea de personas chantajeables” con el objetivo de que el próximo cónclave no elija a un Papa sino a “un vendedor de vacunas o un propagandista del Nuevo Orden Mundial”.
Viganò compara la promoción de cardenales indignos por parte de Francisco con el emperador Calígula (+41), quien hizo senador a su caballo, desafiando al Senado romano.
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