Ojalá que el recuerdo de estos santos mártires nos ayude a vivir, como ellos, el mandamiento de AMOR hasta el final.
Que su sangre pacifique a África, remueva la conciencia dormida y egoísta, suscite entre nosotros dosis importantes de generosidad y audacia al servicio de los más desamparados.
Que su sangre pacifique a África, remueva la conciencia dormida y egoísta, suscite entre nosotros dosis importantes de generosidad y audacia al servicio de los más desamparados.