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La Venerable Juana de la Cruz Vázquez y Gutiérrez, T.O.R. - 3 de mayo.

(3 Mayo 1481 – 3 Mayo 1534) Juana Vázquez Gutiérrez, conocida como santa Juana de la Cruz o simplemente como La santa Juana (1481-1534), fue una monja terciaria franciscana natural de Azaña, en la provincia de Toledo, abadesa del monasterio de su comunidad en Cubas de la Sagra. Tomó los hábitos adoptando el nombre de sor Juana de la Cruz en el beaterio de Santa María de la Cruz de Cubas, al sur de la actual provincia de Madrid,1 donde hizo profesión de religiosa el 3 de mayo de 1497 y falleció con fama de santidad, tras haberlo convertido en monasterio, el mismo día del año 1534.

Mística y visionaria, recibió el carisma de la predicación y el don de lenguas, llegando a alcanzar tal fama con sus sermones que acudieron a Cubas a oírla predicar el emperador Carlos V, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros,2 que en 1510 la nombró párroco de Cubas de la Sagra. Cisneros, en efecto, dice Marcel Bataillon, «la protege y se declara garante de sus éxtasis».3 Elegida abadesa en 1509, predicaba sus sermones en éxtasis y «como muerta», y los transcribía otra monja que le hacía de secretaria, sor María Evangelista, quien había aprendido milagrosamente a leer y escribir para copiar al dictado los setenta y dos sermones de la beata reunidos en el Libro del Conorte (por conforte o confortar),4 manuscrito redactado a partir de 1509 y conservado en la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. A sor María Evangelista se atribuye también la primera biografía dedicada a la visionaria que debió de ser escrita aún en vida o al poco de su muerte y con testimonios directos y aún dictados por ella misma: Vida y fin de la bienaventurada virgen Sancta Juana de la Cruz, conservada igualmente manuscrita en El Escorial,5 de la que bebieron Antonio Daza y los demás hagiógrafos iniciales.6

Desde el mismo momento de su muerte, se dice, el pueblo la proclamó santa, aunque pasados unos pocos años el recuerdo de algunos lugareños, al menos, era confuso, según se desprende de sus declaraciones en las investigaciones sobre los milagros allí obrados,7 pero al no haberse cumplido los cien años del «culto inmemorial», según las normas fijadas en el Concilio de Trento, hubo de abrirse proceso ordinario de canonización nunca concluido. En 1610 salió en Madrid la primera edición de la biografía de Antonio Daza, definidor de la provincia de la Concepción y cronista general de la Orden, Historia, vida y milagros, éxtasis y revelaciones de la bienaventurada Virgen santa Juana de la Cruz, de la Tercera orden de nuestro Seráfico Padre san Francisco, obra prohibida por la Inquisición, según José Simón Díaz, como las restantes ediciones anteriores a la enmendada de Madrid de 1614.