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Viganò: el Vaticano lanza un golpe. Pero para llenar espacios en blanco

Por MARCO EUGENIO TOSATTI

A más de cuarenta días de la carta-denuncia del arzobispo Carlo Maria Viganò, un comunicado de la Santa Sede – sin nombrar más al ex nuncio - anuncia una investigación interna para arrojar luz sobre el evento McCarrick. Un comunicado lleno de reticencias y contradicciones, y sobre todo evita la cuestión fundamental: ¿es verdad o no que el papa Francisco supo de McCarrick el 23 de junio del 2013 por el entonces nuncio Viganò?


La Santa Sede ha emitido ayer un comunicado, en italiano y en inglés, que probablemente intentó ser una respuesta al Testimonio del arzobispo Carlo Maria Viganò, publicado en la noche entre el 25 y 26 de agosto pasado. Decimos “intentó”, por qué en el texto no se hace jamás referencia al ex nuncio, ni en el primero ni en el segundo de los documentos hechos públicos por él. En la práctica se anuncia una investigación basada en el examen de los documentos disponibles en el Vaticano sobre el cardenal Theodore McCarrick, que ahora está llevando una vida de oración y penitencia en un convento de Estados Unidos. Pero a continuación presentamos el texto íntegro del documento:

"Después de la publicación de las acusaciones sobre la conducta del arzobispo Theodore Edgar McCarrick, el Santo Padre Francisco, consciente y preocupado por la confusión que están causando en la conciencia de los fieles, ha dispuesto que se comunique lo siguiente:

En septiembre de 2017 la Arquidiócesis de Nueva York reportó a la Santa Sede que un hombre acusaba al entonces cardenal McCarrick de haber abusado de él en los años setenta. El Santo Padre dispuso en consecuencia una exhaustiva investigación previa, que fue llevada a cabo por la Arquidiócesis de Nueva York y cuya conclusión fue que la documentación pertinente fue transmitida a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En el ínterin, dado que en el curso de la investigación surgieron graves indicios, el Santo Padre aceptó la dimisión del arzobispo McCarrick del Colegio de Cardenales, ordenándole la prohibición del ejercicio del ministerio público y la obligación de llevar a cabo una vida de oración y penitencia.

La Santa Sede no dejará, a su debido tiempo, de dar a conocer las conclusiones del caso que involucra al arzobispo McCarrick. También en referencia a otras acusaciones presentadas contra el eclesiástico, el Santo Padre ha dispuesto integrar la información recolectada a través de la investigación anterior con un estudio exhaustivo posterior de toda la documentación presente en los archivos de los Dicasterios y Oficinas de la Santa Sede respecto al entonces cardenal McCarrick, con el fin de conocer todos los hechos relevantes, situándolos en su contexto histórico y evaluándolos objetivamente.

La Santa Sede es consciente que del examen de los hechos y de las circunstancias podrían surgir opciones que no serían coherentes con el enfoque actual de estas cuestiones. Sin embargo, como dijo el papa Francisco, "seguiremos el camino de la verdad, dondequiera que nos pueda llevar"(Filadelfia, 27 de septiembre de 2015). Tanto los abusos como su encubrimiento ya no pueden ser tolerados y un tratamiento diferente para los obispos que los han cometido o los han encubierto representa, de hecho, una forma de clericalismo que ya no es más aceptable.

Il Santo Padre Francesco rinnova il pressante invito ad unire le forze per combattere la grave piaga degli abusi dentro e fuori la Chiesa e per prevenire che tali crimini vengano ulteriormente perpetrati ai danni dei più innocenti e dei più vulnerabili della società. Egli, come annunciato, ha convocato i Presidenti delle Conferenze Episcopali di tutto il mondo per il prossimo mese di febbraio, mentre risuonano ancora le parole della Sua recente Lettera al Popolo di Dio: «L'unico modo che abbiamo per rispondere a questo male che si è preso tante vite è viverlo come un compito che ci coinvolge e ci riguarda tutti come Popolo di Dio. Questa consapevolezza di sentirci parte di un popolo e di una storia comune ci consentirà di riconoscere i nostri peccati e gli errori del passato con un'apertura penitenziale capace di lasciarsi rinnovare da dentro» (20 agosto 2018)”.

El Santo Padre Francisco renueva la apremiante invitación a unir las fuerzas para combatir el grave flagelo de los abusos dentro y fuera de la iglesia y evitar que esos crímenes se perpetren ulteriormente en perjuicio de los más inocentes y los más vulnerables de la sociedad. Él, tal como anunció, ha convocado a los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo para el próximo mes de febrero, mientras resuenan todavía las palabras de su reciente
Carta al pueblo de Dios: “la única manera que tenemos de responder a este mal que eres Haber tomado tantas vidas es vivirla como una tarea que nos involucra y nos afecta a todos como el pueblo de Dios. Esta conciencia de sentir parte de un pueblo y de una historia común nos permitirá reconocer nuestros pecados y los errores del pasado con una apertura penitencial capaz de ser renovado desde dentro” (20 de agosto de 2018).

Hay varios puntos interesantes a destacar, en este texto. El primero es el hecho de que la historia entera de Theodore McCarrick fue abandonada en septiembre de 2017, con la apertura del caso judicial (por parte de la justicia secular) contra el cardenal, y la consiguiente noticia enviada al Vaticano por la Arquidiócesis de Nueva York. Casi como queriendo dar la impresión de que se actuó tan pronto se supo algo. El punto central de la historia de McCarrick es precisamente éste: que se sabía desde hace mucho desde hace muchos años, incluso en el Vaticano, como ha testificado monseñor Viganò. Sólo que las víctimas no eran menores, y en consecuencia no fue puesta en tela de juicio la justicia civil, así que... Indicativas a este respecto son las palabras de cardenal Maradiaga, un hombre de confianza del pontífice, quien en una entrevista muy reciente habló de “algo privado” y de hecho “de naturaleza administrativa" en relación a las agresiones sexuales de seminaristas y de jóvenes sacerdotes por parte del “tío Teddy”.

“A su debido tiempo” – es decir, no se sabe cuándo – la investigación sobre MacCarrick se verá contemplada por un “ulterior y exhaustivo estudio de toda la documentación presente en archivos de los Dicasterios y Oficinas de la Santa Sede” sobre el ex cardenal. El comunicado advierte que los hechos relevantes serán situados “en su contexto histórico y evaluándolos objetivamente”. Hay que preguntarse qué quiere decir una frase prudencial de este tipo. Quizás la explicación la podamos encontrar en la frase inmediatamente posterior: “La Santa Sede es consciente que del examen de los hechos y de las circunstancias podrían surgir opciones que no serían coherentes con el enfoque actual de tales cuestiones”.

Tal vez nos equivoquemos, pero lo primero que pensamos es: ¿en los años ‘70, ‘80 y '90 llevarse a la cama a seminaristas y sacerdotes jóvenes por parte de un cardenal formaba parte del enfoque de esos tiempos, considerados inapropiados ahora? Y así, desde el momento que el enfoque de hoy no era el de entonces, es necesario comprender los silencios y los encubrimientos situándolos en el contexto histórico? Esperamos equivocarnos, pero no logramos encontrar otra explicación lógica para tal frase, excepto para poner las manos adelante, para proteger complicidades y silencios.

Los abusos y su encubrimiento no eran tolerados ya en el momento en el que monseñor Viganò trabajaba en la Secretaría de Estado, y de hecho escribió a sus superiores – Sodano y Sandri – una serie de recomendaciones para el castigo de McCarrick. Si lo hizo, y pudo hacerlo, es porque ya en ese momento tales comportamientos eran reprensibles y merecedores de un castigo inmediato.

El comunicado remite después a la reunión de febrero de 2019 de todos los presidentes de las Conferencias Episcopales para tratar el problema de los abusos.

Han pasado más de 40 días de la publicación del primer Testimonio del arzobispo Viganò. Este es el primer documento de la Santa Sede que, sin mencionar al ex nuncio, afirma la intención de querer ocuparse del caso McCarrick. La impresión que uno se lleva es la de una respuesta débil y dilatoria. Si hay documentos -como ciertamente existen- sobre el ex cardenal, en la Congregación para los Obispos y en la Secretaría de Estado, ¿en 40 días no hubo tiempo y forma de compulsarlos para organizar una respuesta concreta y precisa a las acusaciones de Viganò? No parece muy creíble.

Entonces, ¿por qué este remitir a tiempos futuros, no mejor especificados, los frutos de la investigación? Y lamentablemente sigue sin respuesta –y aquí no hay necesidad de hurgar en los archivos– la pregunta central: ¿Es cierto o no es cierto que el 23 de junio de 2013 el entonces nuncio en Estados Unidos le dijo claramente al pontífice quién era y qué había hecho McCarrick, y por qué Benedicto XVI lo había sancionado? De esto no hay rastro alguno en el comunicado, pero es el gran y dramático nudo irresuelto de esta tragedia.

Publicado originalmente en italiano el 7 de octubre de 2018, en lanuovabq.it/it/vigano-il-vatic…
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Traducción al español por: José Arturo Quarracino