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Sangre de san Genaro: La arquidiócesis deja que se produzca el milagro un día después

El 1 de mayo se rezaron Rosarios en la catedral de Nápoles, a 200 km al sur de Roma, en espera de la licuación de la sangre del santo de la ciudad, san Genaro, que debía tener lugar el sábado anterior al primer domingo de mayo.

Pero no pasó nada. El coágulo de sangre recogido en el relicario permaneció como una piedra, un presagio de fatalidad.

El domingo, entonces: golpe de efecto. La arquidiócesis anunció que la sangre se había licuado el domingo a las 17:18 horas, un día más tarde. “He aquí el milagro en directo ante mis ojos”, escribió una entusiasta Januaria Piromallo en el portal de noticias falsas IlFattoQuotidiano.it. La arquidiócesis le había avisado por mensaje de texto cuando “sucedió”, y ella se apresuró para ir a la catedral.

Cuando llegó, como era de esperar, no había casi nadie: ni siquiera el sentado en el suelo arzobispo Battaglia había tenido prisa por aparecer. En consecuencia, Januaria se sentó “sola, en la primera fila, normalmente reservada a las autoridades eclesiásticas”.

Ella tiene su propia explicación para el retraso de san Genaro: “como si el Santo quisiera que se respetaran las medidas de distanciamiento contra el Covid”. Una explicación más probable es que san Genaro está harto de actuar ante prelados decadentes y anticatólicos.

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