María, dichosa porque ha creído.

Las ganas de vivir que tenemos todos nos llevan, a veces, a derrochar la vida, a malgastar la
vida; como si quisiéramos precipitar la vida. Pero todo crece a su ritmo, con caricia, con
mimo, con cuidados...
La vida es descubrirse con valor, como lugar donde hay tantas posibilidades de hondura, de
entrega, de profundidad, de apertura al diálogo con Dios, con los otros.
María, vive en profundidad, y medita en su corazón cuanto le acontece. La vida es descubrir
y beber en los hechos de la vida, en la misma vida.
María nos enseña a ser optimistas y agradecidos. Como mujer sencilla, sabe reconocer
todas las cualidades que Dios le ha dado y todo lo que ha hecho por ella. Por ello alaba al
Señor y le da gracias.
Piensa en ti, en lo que eres, en las personas que te quieren, en lo que tienes (familia,
amigos, casa, colegio… Da gracias a Dios con María