Religiosos brasileños aseguran “obediencia incondicional” a Francisco, cierran la puerta a críticos
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La declaración está firmada por la presidente de la Conferencia, la hermana María Inés Viera Ribeiro, quien lamenta que no sean pocos los cardenales, obispos y fieles “que se dicen guardianes de la sana doctrina” quienes han pedido la renuncia de Francisco.
La hermana observa esto “con perplejidad” y concluye que “este odio y estos rencores son los frutos del espíritu del mal”.
Ella ve en esto “la tentación del desierto de indiferencia, egocentrismo y mundanidad religiosa” que busca de todas las formas posibles derrotar al que ha sido elegido legítimamente para el “servicio de animar y gobernar” la Iglesia.
Según Ribeiro, los que se oponen a Francisco quieren mantener a la Iglesia “aislada y cerrada en una autorreferencia estéril”.
Después de su diatriba ella concluye diciendo que la Iglesia es “una madre” y “como toda buena madre sale de sí misma para abrazar a todos sus hijos e hijas”. Aparentemente, esto no aplica a los que Ribeiro les cierra las puertas.
La Hermana asegura a Francisco “nuestra obediencia incondicional”.
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