El reciente respaldo de Francisco a las “aberrantes provocaciones” del activista homosexualista James Martin es sólo un paso más en un camino que comenzó con su famoso “¿Quién soy yo para juzgar?”, dijo el 8 de julio el arzobispo Carlo Maria Viganò en el sitio web LifeSiteNews.com.
Para él, se trata de “un gesto suicida” por el que Francisco entregó todo el rebaño de Cristo como rehén al Enemigo. Él identifica la ideología homosexualista como una amenaza mortal para toda nuestra sociedad, la familia, la persona humana y la Iglesia.
Viganò explica que Martin no busca la conversión de los homosexuales, sino la ilusión de algún “cambio” en la doctrina católica que legitimaría su comportamiento pecaminoso.
Él subraya que una gran parte del clero [homosexual] quiere que los obispos avalen la ideología homosexualista: “De esta manera muestran un execrable conflicto de intereses y una crisis moral y disciplinaria muy profunda”.
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