Escándalo financiero: el Vaticano es incapaz de cumplir con las reglas – no sólo en cuestiones dogmáticas
El crédito fue utilizado para financiar la compra, por parte de la Secretaría de Estado, de un lujoso desarrollo inmobiliario en Londres, situado en el n. 60 de la Avenida Sloane.
El BSI fue absorbido por el Grupo Suizo EFG en el 2016, de otro modo habría perdido su licencia bancaria en Suiza, a causa del lavado de dinero.
En el 2015, el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Angelo Becciu intentó disfrazar el préstamo del BSI en los balances del Vaticano a través de una maniobra contable prohibida por las políticas financieras del Vaticano.
El cardenal George Pell, en ese momento prefecto para la Economía, detectó el fraude, pero fue convocado por Becciu y recibió una reprimenda, aunque Pell, no Becciu, era la autoridad suprema para los negocios financieros del Vaticano.
Se le dio a entender a Pell que él era solamente un sello de goma en lo que concierne a Becciu.
Sin embargo, Pell presentó el fraude de Becciu en el Consejo para la Economía, el cual es dirigido por el cardenal de Múnich, Reinhard Marx. Pero el Consejo no hizo nada.
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