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Fiscal de Distrito: obispo estadounidense fue falsamente acusado de abuso homosexual

Monseñor Kevin Rhoades, de 60 años, obispo de Fort Wayne-South Bend, no es culpable de ninguna fechoría respecto a un supuesto abuso de J. T., quien falleció en 1996, concluyó el 13 de setiembre un …Más
Monseñor Kevin Rhoades, de 60 años, obispo de Fort Wayne-South Bend, no es culpable de ninguna fechoría respecto a un supuesto abuso de J. T., quien falleció en 1996, concluyó el 13 de setiembre un fiscal de distrito de Pennsylvania.
El fiscal de distrito advirtió que se hizo un daño innecesario a la reputación del obispo, mediante acusaciones filtradas [ilegalmente] a la prensa.
Un primo de J. T. inventó la historia que Rhoades tuvo contactos inapropiados con J. T., mientras viajaba con él cuando éste era menor de edad.
Pero el fiscal de distrito concluyó en que Rhoades nunca se encontró con J. T. mientras éste era menor de edad.
La diócesis critica la condena del obispo “en la corte de la opinión pública”, una expresión que hace referencia a los medios de comunicación oligarcas.
Imagen: Kevin Rhoades, #newsXyaileddyr
Roberto Benavides
Bill Donohue: El Reportaje del Gran Jurado de Pennsylvania sobre el Abuso Sexual de Sacerdotes desmitificado
Por Bill Donohue | August 17, 2018 | 11:33 AM EDT
A diferencia de la mayoría de los reporteros y comentaristas, yo he leído la mayoría del reportaje del gran jurado de Pennsylvania. El propósito de esta declaración es aclarar los mitos, y desde luego las mentiras, que estropean el reportaje …
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Bill Donohue: El Reportaje del Gran Jurado de Pennsylvania sobre el Abuso Sexual de Sacerdotes desmitificado

Por Bill Donohue | August 17, 2018 | 11:33 AM EDT

A diferencia de la mayoría de los reporteros y comentaristas, yo he leído la mayoría del reportaje del gran jurado de Pennsylvania. El propósito de esta declaración es aclarar los mitos, y desde luego las mentiras, que estropean el reportaje y/o las interpretaciones del mismo.

Mito: Más de 300 sacerdotes fueron encontrados culpables de abusos de jóvenes en Pennsylvania.
Hecho: Ninguno fue hallado culpable de nada. Aunque esto no detuviera a CBS de decir que “300 ‘sacerdotes depredadores’ abusaran de más de 1000 niños en un período de 70 años.” Estas son todas acusaciones, la mayoría de las cuales nunca fueron verificadas por el gran jurado o por las diócesis.
El reportaje, y CBS, también están equivocados al decir que todos los acusados son sacerdotes. De hecho, algunos eran hermanos, algunos eran diáconos, y algunos eran seminaristas.
¿Cuántos de los 300 eran probablemente culpables? Puede que la mitad. ¿Mi razonamiento? El reportaje de 2004 del John Jay College para la Justicia Criminal halló que el 4 por ciento de los sacerdotes a lo largo del país tuvieron una acusación creíble hecha en contra de ellos entre 1950-2002. Esa es la cifra que todos citan. Pero el reportaje también aclara que la mitad de ese número fueron documentadas. Si esta es una medición confiable, la cifra de 300 cae a alrededor de 150.

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Durante las siete décadas bajo investigación por el gran jurado, hubo más de 5000 sacerdotes que prestaron servicios en Pennsylvania (esto incluye dos diócesis no contempladas en el reportaje). Por esto el por ciento de sacerdotes que tuvieron una acusación hecha en su contra es bastante pequeño, lo que ofrece un cuadro muy diferente de la que los medios sociales proveen. Y recuerde, que la mayoría de las acusaciones nunca fueron documentadas.
Es importante destacar, que en la mayoría de los casos, a los acusados que se nombran en el reportaje nunca se les permitió el derecho a rebatir las acusaciones. Eso es debido a que el reportaje fue investigativo, no probatorio, aunque el resumen del reportaje sugiera que es perentorio. No lo es de manera manifiesta.
El reportaje cubre acusaciones que se extienden atrás hasta la Segunda Guerra Mundial. Casi todos los acusados o murieron o han sido expulsados del sacerdocio. Por ejemplo en la Diócesis de Harrisburg, se mencionan 71 personas: 42 están muertas y cuatro están desaparecidas. La mayoría de quienes todavía viven no ejercen el ministerio.

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Hay algunos casos que son tan viejos que son increíbles. Considere el caso del Padre Joseph M. Ganter. Nació en 1892, fue acusado en el 2008 por un anciano de 80 años de haber sido abusado en 1930. Obviamente, nada salió de ello. Pero el sacerdote estuvo acostumbrado a tales acusaciones. En 1945, a petición del Padre Ganter, un Juez de Paz entrevistó a tres adolescentes varones quienes habían hecho acusaciones en su contra. No solamente dieron relatos contradictorios, sino que los tres admitieron que nunca fueron abusados por Ganter. Pero no mire los medios sociales para destacar este caso, u otros similares.

Mito: El reportaje fue autorizado por la crisis en desarrollo en la Iglesia Católica.
Hecho: No hay crisis en desarrollo –es un mito total. De hecho no hay institución, privada o pública que tenga el menor problema con el abuso sexual a menores hoy que la Iglesia Católica. ¿Cómo lo sé?
En los dos años anteriores, .005 del clero católico ha tenido una acusación creíble hecha en su contra. Nadie sabe exactamente cual es la cifra para otras instituciones, pero si hubiera una investigación del gran jurado del abuso sexual de menores en las escuelas públicas, las cabezas de la gente explotarían –ello haría que los problemas de la Iglesia Católica parecieran una Liga Menor. Pero ningún fiscal de distrito o fiscal general tiene los arrestos para investigar las escuelas públicas.
Señalar a la Iglesia Católica –sin aún investigar cualquier otra institución- es como hacer una investigación sobre el crimen en las vecindades de las minorías de bajos ingresos mientras que los crímenes de cuello blanco que se comenten en las regiones suburbanas no se penalizan y entonces concluir que las personas que no son blancas son propensas al crimen.
Eso sería una bribonada. Así es la selección de la Iglesia Católica.
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Mito: El reportaje del gran jurado se inició para hacer pagar al culpable.
Hecho: Falso. No tiene nada que ver con castigar al culpable. El Fiscal General de Pennsylvania Josh “Salaz” Shapiro admitió el 14 de agosto que “Casi todos los ejemplos de abuso infantil hallados (por el gran jurado) son demasiado viejos para que sean procesados.” Tiene razón. Pero sabe eso desde un inicio, entonces ¿por qué seguir hasta un final inconcluso?
¿Por qué malgastar millones de dólares del contribuyente en la persecución de los presuntos ofensores cuando sabía que nada podía hacer al respecto? Porque él, y su predecesora, Kathleen Kane (quien está ahora en prisión por mentir bajo juramento y hacer mal uso de su oficina de Fiscal General) quisieron avergonzar a la Iglesia Católica.
Kane y Shapiro nunca han buscado avergonzar a imanes, ministros, o a rabinos –ellos solamente quieren avergonzar a sacerdotes. Ni conducirán una investigación de psicólogos, psiquiatras, consejeros de campo, directores, consejeros guías, o cualquier otro segmento de la sociedad donde los adultos interactúan con menores de manera rutinaria.
Shapiro, y aquellos como él, se deleitan con los detalles salaces del reportaje. Cuando se relacionan con personas que no son sacerdotes, los reportajes de noticias sobre mala conducta sexual típicamente aclaran que una ofensa sexual ha ocurrido, pero a los lectores se les evitan las descripciones gráficas. No así cuando ocurre con sacerdotes –aman ser tan explícitos como puedan ser.
No es sólo Shapiro quien está interesado en apelar a la picazón en el interés del público. El relato en la edición del 15 de agosto de The New York Times es otro caso: en la página frontal hay una foto de una nota escrita a mano por un joven que describe cómo y dónde, se alega, el sacerdote lo tocó. Aún cuando surgen las acusaciones en contra de los que son como Harvey Weinstein, todo lo que se destaca es la naturaleza de la ofensa.

Mito: Shapiro está buscando corregir estos malos comportamientos al impulsar una legislación que suspendería el estatuto de las limitaciones para crímenes sexuales contra menores, permitiendo que sean juzgados casos viejos.
Hecho: Esta es una de las mentiras más descaradas de todas. Ni Shapiro, ni el legislador por Pennsylvania Mark Rozzi, quien está promoviendo tal legislación, han incluido las escuelas públicas en estas leyes propuestas –ellas solamente son aplicables a instituciones privadas [léase: Católicas].
En la mayoría de los estados, los estudiantes de las escuelas públicas tienen 90 días para reportar una ofensa. Así es. Lo que significa que es demasiado tarde para un estudiante violado por un maestro de la educación pública establecer una querella si el crimen hubiera ocurrido este año al comienzo de la temporada de béisbol. Las instituciones públicas se rigen bajo la doctrina corrupta de inmunidad soberana, y pocos políticos han tenido la valentía de imputarla.
En los pocos ejemplos donde los estando han incluido las escuelas públicas en tal legislación, ¿adivine quien pone el grito en el cielo? Los dirigentes de la escuela pública. Los sindicatos de maestros, los superintendentes de las escuelas, los directores –todos ellos gritan cuán injusto es regresar el reloj y tratar de determinar si el acusado es culpable de una ofensa que tuvo lugar hace décadas. Ellos están en lo correcto; suerte que tienen ellos de que rara vez sean llamados a la acción.
La razón de que tengamos estatutos de limitación es porque muchos testigos o murieron o han perdido sus memorias. La estructura de la escuela pública comprende la importancia de esta medida del debido proceso, y es correcto que proteste cuando ella está en peligro. Así que ¿por qué es que cuando los obispos esgrimen el mismo argumento, a ellos se les condena por obstruir la justicia? La hipocresía es nauseabunda.

Mito: Los sacerdotes “violaron” a sus víctimas.
Shapiro dijo que "Los dignatarios de la Iglesia de manera rutinaria y a propósito describieron el abuso como juego del caballo, lucha y contacto inapropiado. Que este no era ninguna de esas cosas.” Dijo que era “violación.”, Similarmente, The New York Times citó el reportaje diciendo que los dignatarios de la Iglesia emplearon términos como “juego del caballo” y “contacto inapropiado” como parte de su “libro de juegos para esconder la verdad.”
Hecho: Esto es una mentira obscena. La mayoría de las víctimas alegadas no fueron violadas: fueron tentados o abusados de otro modo, pero no penetrados, que es lo que la palabra “violación” significa. Esta no es una defensa –esto significa poner las cosas correctamente y descalificar los escenarios del caso peor atribuidos a los ofensores.
Más aún, los dignatarios de la Iglesia no estuvieron siguiendo un juego de palabras al emplear términos tales como “contacto inapropiado” –ellos estuvieron siguiendo el léxico establecido por los profesores del John Jay College.
Los ejemplos de abuso sexual sin violación hallados en el reportaje del John Jay College incluyen “tocamiento bajo la ropa de las víctimas” (el acto alegado más común); “conversación sobre sexo”; “mostrar pornografía”; “tocamiento sobre las ropas del clérigo”; “clérigo desnudo”; “víctima desnuda”; “fotos de las víctimas”; “juegos sexuales”; y “abrazos y besos.” Estos son también los tipos de actos referidos en el reportaje del gran jurado, y por malos que sean, ellos no constituyen una “violación”.
Como para la acusación de los dignatarios de la Iglesia de la mala conducta descrita como “juego del caballo”, se pudiera pensar que habrían docenas de ejemplos en el reportaje donde los oficiales describieron lo que sucedió como nada más que un “juego del caballo”, especialmente si este es parte del libro de juegos de la Iglesia.
Esta es la verdad: ¡En más de 1300 páginas, la palabra “juego del caballo” aparece una vez! Y para colmo, fue empleada para describir el comportamiento de un seminarista, no el de un sacerdote.

Mito: Los sacerdotes abusadores eran pedófilos.
Hecho: Esta es la mayor mentira de todas, repetida incesamente por los medios socials, y los anfitriones de la TV de conversaciones de media noche.
Han habido dos escándalos relacionados con el abuso sexual a menores en la Iglesia Católica. El escándalo I que involucra los obispos en funciones que lo encubrieron. El escándalo II que involucra a los medios sociales encubriendo el rol jugado por molestadores gays.
Déjenme repetir lo que con frecuencia dije. La mayoría de los sacerdotes gays no son molestadores, pero la mayoría de los molestadores han sido gays. No admitir esto –y esto incluye a muchos obispos quienes viven todavía en un estado de negación de ello- significa que el problema continuará. Sí, hoy existen reportes sobre seminarios en Boston y Honduras que son perturbadores.
¿Cómo sé que la mayoría del problema es de naturaleza gay? Los datos son indisputables.
El estudio del John Jay College hallo que el 81 por ciento de las víctimas son hombres, 78 por ciento de ellos son postpubescente. Ahora si el 100 por ciento de los victimizadores son hombres, y la mayoría de las víctimas son postpubescentes hombres, eso es un problema llamado homosexualidad. No le demos vuelta al asunto.
¿Cuántos eran pedófilos? Menos del 5 por ciento. Eso es lo que el estudio del John Jay College encontró. Los estudios hechos en años subsecuentes –Yo los he leído todos- reportan aproximadamente la misma relación. Ha sido un total escándalo homosexual.
No ayudará decir que el reportaje del John Jay College no concluyó que los homosexuales cometieron la mayoría de las ofensas, aún cuando sus propios datos socaven su interpretación. Los profesores jugaron el rol de la identidad: ellos dijeron que muchos de los hombres quienes tuvieron sexo con hombres adolescentes no se identificaron como gays. ¿Y qué?
Si un sacerdote que abusó de una muchacha adolescente dijera que el piensa que es gay, ¿los investigadores lo enlistarían así? La auto-identificación que no cuadra con la verdad es una mentira. Yo hablé recientemente con una persona de los medios sociales sobre esto. Le dije que yo me considero un enano chino- aún cuando es obvio que soy un hombre alto irlandés- y le pregunté si me describiría de tal manera en su relato. Él entendió lo que quería decir.

Shapiro alimentó el mito sobre que este es un escándalo “pedófilo” cuando dijo que las víctimas eran “muchachitos y muchachitas”. Esto es una mentira. La mayoría eran postpubescentes. Esto no hace que la molestia sea okay –el culpable debe ser encarcelado- pero es incorrecto dar la impresión de que estamos hablando de alrededor de 5 años cuando típicamente fueran de 15.
The New York Times, quien ha estado encubriendo a los homosexuals por décadas, hallo conveniente destacar la minoría de casos donde las mujeres se alega fueron abusadas. Así lo hicieron muchos de los medios sociales quienes tomaron sus puntos de conversación del Times. El Times es tan deshonesto que menciona un “círculo pedófilo clerical sadomasoquista en Pittsburgh que fotografió muchachos que habían puesto que parecieran como Jesucristo, les dieron cruces de oro para mostrar que habían sido comprometidos.” La sección del reportaje que discute esta alegada ofensa cita al Padre Gregory Zirwas como el lider del círculo.
Toda persona a quien él tentó era adolescente, lo que significa que este era un círculo homosexual. Pero, por supuesto, el lector inocente no sabe que éste es el caso.
En resumen, esto es un ardid: el Times quiere que el lector crea que este es un problema pedófilo, y que las mujeres están tan en riesgo como los hombres, y así descarta la homosexualidad. Esto es patentamente incierto, pero alimenta la mentira de que esto no es un escándalo homosexual. Esto también le permite decir a personas como Anthea Butler, quien llama a Dios un “racista blanco”, “La Iglesia Católica es un círculo pedófilo”.

Mito: Los obispos quienes regresaron a los sacerdotes abusadores al ministerio lo hicieron en total desprecio por el bienestar de las víctimas.
Hecho: Esta mentira es perpetuada por el reportaje del gran jurado cuando ridiculiza a los obispos por haber “evaluado” a los sacerdotes en “centros psiquiátricos dirigidos por la Iglesia.” El hecho es que en el período cuando la mayoría de los abusos ocurrieron –mitad de 1960 a mitad de 1980- casi todas las personas con autoridad quienes trataron ofensas sexuales, en cualquier institución, confiaron en la preparación de aquellos que lo estaban en las ciencias del comportamiento.
Con mucha franqueza, fue el tiempo cuando los terapistas sobrevaloraron su nivel de competencia, y muchos lo continúan haciendo. Hubo pocos psicólogos y psiquiatras en ese tiempo quienes no sobrevaloraran sus habilidades para “arreglar” a los ofensores. Fue a ellos a quienes los obispos acudieron por consejo. Aunque rara vez los medios sociales los toman en cuenta por mal guiar a los abogados de la Iglesia y a los obispos.

Mito: El cardenal Donald Wuerl is tan culpable que necesita renunciar.
Hecho: Esta acusación, hecha por un reportero de la CBS, también por otros, está basada en la pura ignorancia, si no lo es en la malicia. Shapiro jugó el mismo juego cuando lamentó como el “Obispo Wuerl” se convirtiera en “Cardenal Wuerl” después del “alegado mal tratamiento de las reclamaciones de los abusos.” Este es una afirmación difamatoria.
Ningún obispo en la nación ha tenido un record más consistente y valiente que Donald Wuerl en la conducción del abuso sexual de los sacerdotes. Además, el reportaje del gran jurado –aún en áreas que están incompletas y sin lisonjas- nada tiene para disputar a esta observación.
¿Por qué llamo a Wuerl “consistente y valiente”? Porque rehusó reinstalar un sacerdote en el ministerio cuando el Vaticano lo odernara; esto ocurrió en los inicios de los 90 cuando Wuerl era el Obispo de Pittsburg. El Vaticano lo reconsideró y estuvo de acuerdo con su postura.
¿Quién, dentro o fuera de la Iglesia Católica, ha desafiado a sus superiors, arriesgando su posición en la compañía o en la institución, en asuntos semejantes?
Wuerl lo hizo. ¿Quién lo ha hecho en Hollywood o en los medios sociales?
Las personas que ahora están atacando a Wuerl lo están haciendo or una razón: como Arzobispo de Washington, es el el pez más grande que los críticos tienen para freír. Una pepita más.
Shapiro probó cuán deshonesto es cuando rechazó ejercer una acusación carente de base contra Wuerl. Hay una nota escrita a mano en el reportaje atribuida a Wuerl sobre su alegado “círculo secreto” que involucra a un sacerdote quien fuera devuelto al ministerio. Pero no es la letra de Wuerl. Mas importante, El asesor legal de Wuerl le informó a Shapiro que “la letra del manuscrito no pertenece al entonces Obispo Wuerl”, pero nada se hizo para corregir el record. Así ellos intencionalmente mal guían al público.
Conclusión:
El culpable debe pagar, y el inocente no. Este es un axioma pedestre que está siendo hecho basura hoy cuando se trata de las malas conductas de los sacerdotes, algo al que el reportaje del gran jurado de Pennsylvania ha contribuido poderosamente.
Ninguna compasión por aquellos que han sido violados por los sacerdotes debe hacerse a expensas de decir la verdad, no importa lo impopular que esto pueda sonar.
Hacerlo de otra manera es cobarde, vergonzoso e injusto.
Lo que está conduciendo la manía corriente en este tema no es difícil de descubrir. Soy un sociólogo que ha estado tratando con este tema por un largo tiempo, he publicado artículos sobre sobre ello, en libros y en revistas internacionales.
Aquí lo que va a continuar. Hay muchos críticos viciosos de la Iglesia Católica a quienes les gustaría debilitar su autoridad moral, y tomarán cualquier problema que tenga para desacreditar su voz. ¿Por qué? Ellos odian sus enseñanzas sobre la sexualidad, el matrimonio, y la familia.
Estas mismas personas se deleitan en promover una cultura libertina, la cual irónicamente es el mismo medio ambiente que tienta a algunos sacerdotes muy enfermos y sus supervisores de seminarios a actuar mal.
No hay nada incorrecto con las enseñanzas católicas en este tema: Si los sacerdotes hubieran seguido sus votos, y no su id, no existiría este problema. A aquellos que rechazan utilizar los frenos que Dios les da, justo o gay, debe mostrársele la salida o nunca ser admitidos.


Bill Donohue es Presidente y CEO de la Liga Católica por los Derechos Civiles y Religiosos, la organización de derechos civiles católica más grande de la nación. Fue galardonado con su Ph.D en sociología de la Universidad de New York y es el autor de siete libros y muchos artículos.
adeste fideles
Que los Inocentes sean Reivindicados y los Culpables juzgados para que respondan ante la autoridad civil.