Durante un “Servicio de expiación y disculpa a la comunidad LGBTQ+” llevado a cabo el 30 de junio, la parroquia de San Pablo, en Lexington (Kentucky), se puso de rodillas ante los homosexuales impenitentes.
El espectáculo vilipendió a la Iglesia al acusarla falsamente de “falta de respeto, compasión y sensibilidad ante la discriminación”. El padre Richard Watson, el párroco, calificó la actuación en los medios de comunicación locales como “sin precedentes en la región”, se presentó como una víctima (“recibí correos de odio de todo el país”), pero expresó su convicción de que el “amor” [él quiere dar a entender: el pecado] gana.
La diócesis de Lexington está gobernada por el obispo homosexualista John Stowe. Dios llama a los actos homosexuales un pecado grave que clama venganza al cielo.
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