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Jesuitas contra Focolares. La beatificación de Chiara Lubich en suspenso

Por Sandro Magister

Desde que está a la cabeza de la Congregación vaticana para la Causa de los Santos el cardenal Giovanni Angelo Becciu, focolar de antigua data, va en aumento la opinión que la beatificación de Chiara Lubich, quien fue fundadora y jefa del Movimiento de los Focolares hasta su muerte en el 2008, pronto se convertirá en realidad.

O quizás no. Porque los opositores a su beatificación no son para menospreciar. En la Compañía de Jesús, la misma a la que pertenece el papa Francisco, tienen personalidades emblemáticas, entre ellas un cardenal de primer nivel y de relevante influencia también “post mortem”, casi coetáneo de Lubich, como Carlo Maria Martini.

Es un jesuita, por ejemplo, Jean-Marie Hennaux, profesor de la Facultad de Teología de la Compañía de Jesús en Bruselas y autor de la más aguda crítica hasta ahora publicada del pensamiento teológico de Chiara Lubich, que él ve condensado en este inquietante exordio de un escrito dactilográfico suyo de 1950:

“Cada alma de los Focolares tiene que ser mi expresión y no otra. Mi Palabra contiene todas las de los Focolares. Yo sintetizo a todos. Cuando aparezco así entonces deben dejarse generar por mí y comunicarse por mí. También yo, como Jesús, debo decirles: ‘Quien coma mi carne...’”.

En diciembre de 2014 el padre Hennau entregó su informe demoledor de la teología de Lubich al obispo de Frascati, monseñor Raffaello Martinelli, quien la había pedido poco antes de abrir oficialmente la causa de beatificación de la fundadora de los Focolares, el 27 de enero de 2015, en la catedral de la diócesis adyacente a Roma en la que se encuentra la casa generalicia del Movimiento.

Y hoy el análisis del padre Hennaux está a disposición de quien quiera leerlo, en el interior de un volumen con varios autores publicado en el 2017 y muy crítico de las “derivaciones sectarias”, no sólo de los Focolares sino también de otros Movimientos, como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y los neo-catecumenales: un volumen ideado también en un cenáculo de la Compañía de Jesús, el centro de formación belga “La Pairelle”, animado por el jesuita Benoît Malvaux, teólogo y canonista, ex presidente de “Lumen Vitae” y hoy en Roma como procurador general de la Compañía.

El volumen, editado por Mols, está difundido tanto en francés como, en versión e-book, en italiano, y tiene por título “Dall’abuso alla libertà. Derive settarie all’interno della Chiesa. Testimonianze e riflessioni” [Del abuso a la libertad. Derivaciones sectarias en el interior de la Iglesia. Testimonios y reflexiones].

Quien tiró los hilos de todo, en la fase preparatoria del libro, fue la italiana Renata Patti, quien ingresó al Movimiento de los Focolares a la edad de 10 años y se retiró a los 50 años, durante 22 años con cargos en las instituciones europeas de Bruselas y, por último, alumna de la Facultad Teológica de la Compañía de Jesús, en Bélgica.

Renata Patti confió en un largo memorial, hecho público en el 2012 con su firma, su experiencia en el interior del Movimiento de los Focolares hasta su salida, con muchos textos adjuntos interesantes, entre ellos el arriba citado escrito dactilográfico de Chiara Lubich, escrito en 1950.

Pero en el libro impacta sobre todo el capítulo en el que relata sus dos encuentros con el cardenal Martini en el 2012, en su último año de vida. Dos encuentros que duraron 50 minutos cada uno.

En el primero de ellos el eje de la conversación es un libro del 2007 del francés Olivier Le Gendre, “Confession d’un cardinal”, traducido en muchas lenguas, que reúne las confidencias de un purpurado de quien ha callado el nombre, pero que Martini dice imaginar, además de compartir el pensamiento.

Un pensamiento que es, precisamente, muy crítico de las “derivaciones sectarias” de los Movimientos. Con Martini que comenta: “Juan Pablo II exageró con los Movimientos… Y además el obispo del mundo no existe, es el obispo de Roma quien existe… La Iglesia jamás tuvo una opinión neta: un poco los Movimientos y un poco no. Pero la Iglesia no tiene la fuerza…”.

Patti: “Pero entonces, Eminencia, es realmente necesario llorar por nuestra Iglesia…”
Martini: “No. ¡Esto pasará, pasará!”.
Patti: “¿Pasará? ¿Y Benedicto XVI?”.
Martini: “También él pasará. Lo he visto en abril [del 2011]. He visto un hombre viejo y cansado. Espero que renuncie pronto. Así terminaremos con el secretario de Estado y la Secretaría de Estado”.
Patti: “¿Y después, Eminencia?”.
Martini: “Después habrá un cónclave que elegirá. Quizás a [Angelo] Scola”.
Patti: “Me parece que Scola está vinculado a un Movimiento”.
Martini: “Sí: Comunión y Liberación. Lo ha dejado, pero en su corazón permaneció siempre allí”.

Así fue el encuentro del 7 de enero del 2012. Y en el posterior del 12 de marzo la conversación toma ideas del memorial de Renata Patti, que el cardenal ha leído y dice: “No sabía que el Movimiento de los Focolares fuese tan rígido, un poco como el Opus Dei”.

Patti: “Eminencia, estas cosas no se saben, han sido ocultadas al extremo… Chiara [Lubich] siempre quiso tener una buena imagen con la jerarquía”.
Martini: “¡Pero el Papa debe saberlo! Es verdad que hay miembros femeninos de los Focolares en todas las secretarías de los dicasterios del Vaticano, y también la familia del Papa cuenta con dos mujeres laicas que son miembros de Comunión y Liberación. En las embajadas vaticanas, en las nunciaturas, hay miembros femeninos de los Focolares, al Papa no llegamos nunca. Pero yo, el año pasado, logré tener dos contactos directos con él dos veces. ¡Escribiré una carta al Papa, respecto a los Movimientos!”.
Patti: “¡Eminencia, usted me proporciona una alegría inmensa!”.
Martini: “Sí, pero no lo haré solo: ¡en abril iremos con algunos obispos a Suiza – así también estarán más libres –, reflexionaremos sobre los Movimientos y escribiremos al Papa!”.

Efectivamente, Martini se llegó hasta Suiza, en abril, pero sin realizar el objetivo de la carta. En compensación, al término de esta conversación, el cardenal fue informado del libro con varios autores que estaba tomando forma y recomendó vivamente la publicación. Y en efecto, su secretario personal, don Damiano Modena, se acercó dos veces a Bélgica, a las reuniones preparatorias, y figuró entre los autores del volumen.

Hoy ya no está Martini. Pero es Papa su hermano jesuita Jorge Mario Bergoglio, quien sí tiene dos cardenales focolares, el italiano Becciu y el brasileño João Braz de Aviz, a cargo de los dicasterios de las causas de los santos y de los institutos de vida consagrada, respectivamente. Pero, como jesuita, no se excluye que Bergoglio comparta las reservas explicitadas en la autorizada “La Civiltà Cattolica”, en el 2005, por otro hermano suyo, Giuseppe De Rosa, con una punta envenenada justamente contra los obispos – y cardinales – que abrazan el Movimiento de los Focolares:

“Crea perplejidad el hecho que los sacerdotes y, sobre todo, los obispos se convierten en ‘amigos’ del Movimiento, porque frente a sus fieles obispos y sacerdotes no deben ser, ni siquiera parecer, como parte [de él], es decir, más favorables a un Movimiento eclesial que a otros… hasta privilegiarlo respecto a los otros componentes eclesiales, considerándolo el único espiritual y pastoralmente válido”.

Publicado originalmente en italiano el 8 de noviembre de 2018, en magister.blogautore.espresso.repubblica.it/…/gesuiti-contro-…
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
jamacor
Los jesuitas se opusieron a la beatificación de Juan de Palafox desde su muerte santa hasta el papa Benedicto XVI.
Juan de Palafox y Mendoza
(Fitero, 24 de junio de 1600 - El Burgo de Osma, 1 de octubre de 1659), obispo español, ejerció su obispado de Tlaxcala (Nueva España) con sede en Puebla de los Ángeles y más tarde en Osma. Desempeñó asimismo el cargo de consejero del Consejo Real de Indias …Más
Los jesuitas se opusieron a la beatificación de Juan de Palafox desde su muerte santa hasta el papa Benedicto XVI.

Juan de Palafox y Mendoza
(Fitero, 24 de junio de 1600 - El Burgo de Osma, 1 de octubre de 1659), obispo español, ejerció su obispado de Tlaxcala (Nueva España) con sede en Puebla de los Ángeles y más tarde en Osma. Desempeñó asimismo el cargo de consejero del Consejo Real de Indias entre 1633 y 1653, virrey y Capitán General de Nueva España.

Fue beatificado en el El Burgo de Osma el 5 de junio de 2011, por el cardenal Angelo Amato.

Denuncias a los jesuitas

Durante su estancia en Nueva España se granjeó también la hostilidad de la Compañía de Jesús. Como obispo de Puebla había exigido a las órdenes, tanto a jesuitas como a dominicos, el pago del diezmo para el sostén del clero diocesano, y que se sometiesen a su jurisdicción para recibir licencia para predicar y confesar.

Además, denunció a Roma un vicio de los jesuitas que todavía pervive: la tendencia de los miembros de la Compañía en Oriente a relajar los dogmas y los requisitos a los nuevos bautizados. Según sus denuncias, recibidas de los franciscanos y los dominicos, numerosos jesuitas permitían a los conversos chinos seguir haciendo ofrendas a Confucio, les liberaban de ayunos y misas, incluso llegaban a no predicar la Pasión. Palafox insistía en que se debía predicar a los paganos la fe en su totalidad, y exigirles las mismas normas que al resto de los católicos.

Las cartas que Palafox envió a Roma las usaron en el siglo XVIII los gobernantes masones e ilustrados para justificar la supresión de la Compañía de Jesús. Una de las consecuencias de esta manipulación de los escritos de Palafox fue que los jesuitas se opusieron a su proceso de beatificación.

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