Cardenal Bernardin: se reabre la caja de Pandora
Inés testificó su historia en una declaración jurada, en relatos ante investigadores, en declaraciones juradas presentadas en apoyos de casos de otros, en declaraciones directas ante Bernardin, en llamadas telefónicas y cartas a funcionarios de la Iglesia y en correspondencia con el Vaticano.
La supuesta violación fue parte de un ritual satánico que involucró, entre otros, a John Russell (+1993), en ese entonces obispo de Charleston. Inés fue llevada al ritual a través de su padre abusivo. Primero se resistió ante monseñor Russell. Después Bernardin se mostró amable, para ganar su confianza y luego violarla. Después él la hospedó en un albergue, para hacerle tragar “la culpa del evento”.
En 1990 Inés contó su historia a Malachi Martin, quien la incorporó en su novela Windswept House.
En 1992, Inés aprobó una prueba de polígrafo en relación con el crimen.
El artículo menciona también a un ex seminarista, quien declaró que él había forzado un contacto sexual con Bernardin y más tarde recibió un pago en efectivo.
Bajo Juan Pablo II, el ultraliberal Bernardin fue el principal prelado estadounidense que controló la Conferencia Episcopal y la designación de nuevos obispos.
El secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin lo llamó en julio “el gran Joseph Bernardin”, quien un “gran pastor, pero después, por sobre todo, sufrió demasiado”.
Imagen: Joseph Bernardin © en.wikipedia, CC BY-SA, #newsVhkiavmqnu
