(DM): ¿Cómo cree que deberían responder los obispos diocesanos a la Fiducia supplicans?
(AS): Los verdaderos obispos católicos sólo pueden responder de una manera: rechazando decididamente la declaración, ya que permite a los sacerdotes realizar un acto intrínsecamente inmoral al invocar el santo nombre de Dios -a través de una bendición- sobre una situación objetivamente pecaminosa que es …Más
(DM): ¿Cómo cree que deberían responder los obispos diocesanos a la Fiducia supplicans?
(AS): Los verdaderos obispos católicos sólo pueden responder de una manera: rechazando decididamente la declaración, ya que permite a los sacerdotes realizar un acto intrínsecamente inmoral al invocar el santo nombre de Dios -a través de una bendición- sobre una situación objetivamente pecaminosa que es conocida por el público. La rápida respuesta de los obispos, que han prohibido a sus sacerdotes bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo (por ejemplo, el Arzobispo de Santa María en Astana, Kazajstán, el Jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, las Conferencias Episcopales de Polonia, Malawi, Zambia, Ghana, Camerún y Zimbabwe) ha sido fuente de gran consuelo y aliento para muchos sacerdotes y fieles católicos, como lo es la carta que el Cardenal Presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) envió a los presidentes de todas las conferencias episcopales locales diciendo que "la ambigüedad de esta Declaración... se presta a muchas interpretaciones y manipulaciones".
Considero la Declaración de los obispos de Camerún, que rechazan la Fiducia supplicans y “prohíben formalmente” todas las bendiciones de parejas del mismo sexo en sus diócesis, como una de las mejores declaraciones hechas hasta ahora.
Todo obispo de hoy debería tener presente las palabras de San Gregorio Nacianceno, quien también vivió en una época de confusión doctrinal casi mundial en la Iglesia: “No hay nada que temer tanto como temer a algo más que a Dios y, por lo tanto, cometer traición en el servicio de la verdad”. (Or. 6,20) y “No mantenemos la paz a costa de la verdad, haciendo concesiones para ganarnos fama de tolerantes” (Or. 42,13).