El obispo de Roma se encuentra con los sacerdotes de su diócesis y cuenta acerca de la pequeña cruz que tomó del ataúd de su confesor y que lleva siempre consigo ·
6 de Marzo de 2014
«¿Tú lloras? ¿O hemos perdido las lágrimas? ¿Lloras por tu pueblo? ¿Haces oración de intercesión ante el Sagrario? ¿Luchas con el Señor por tu pueblo? Por la noche, ¿cómo concluyes tu jornada? ¿Con el Señor o con la televisión? ¿Cómo es tu relación con los niños, con los ancianos, con los enfermos? ¿Sabes acariciarlos, o te avergüenzas de acariciar a un anciano?».
Y aún más: «¿Conocéis las heridas de vuestros parroquianos? ¿Las intuís? ¿Sois cercanos a ellos?». El obispo de Roma se reúne con los sacerdotes de su diócesis para iniciar el camino cuaresmal. Habla con ellos de la misericordia, poniendo una serie de preguntas directas y apremiantes. Y enriquece su reflexión con una serie de recuerdos personales, relacionados con su experiencia de sacerdote y luego de obispo en Buenos Aires.
Entre otras cosas, …Más