Réquiem del glaciar: la Iglesia se complace en un mensaje de terror climático
Su obispo, monseñor Josef Marketz, apoyó el proyecto. Guggenberger copresidió el evento con una pastora protestante. La forma del “réquiem” del espectáculo fue resaltada por un ataúd de hielo.
El cortejo fúnebre tuvo que detenerse en una ocasión porque los portadores del féretro estaban abrumados por el peso. Los textos recitados transmitían un sentimiento apocalíptico.
Cuando habló el jefe del parque nacional, quedó claro que se trataba de la reunión de una secta. La señora profetizó que algunos animales sobrevivirían, pero –a 50°C (! = 122°F)- la especie humana no, y todo esto fue “culpa del hombre”.
Guggenberger impartió la bendición prevista a la actuación.
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