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¡Ay de aquellos que llaman bien al mal ...
Manuel Angel
Pero que tránquilos se quedaron los fieles, sentaditos sin alterarse. Si todos se hubiesen puestos a empujar a esos esbirros de satanás quizás no se atreverían a volver.
DEFENSA DE LA FE
Y donde esta la autoridad para detener esos agresores diabolicos