Una discusión accesoria. Es lamentable que el bergogliato haya derogado Summurom Pontificum del última Papa católico pero el tema de fondo de la Iglesia es que no tiene Papa desde el 31 de diciembre de 2022. Mientras se legitime al secuestrador Bergoglio, masón y diluyente de la fe, lo demás jamás tendrá solución porque parte de una mentira enorme y previa: el Papado de un Francisco que no es Francisco.

Objetivo suficientemente vago "la crisis de la Iglesia" ya que bajo ese pabellón pueden caber los anti-concilio Vaticano II y ultralegitismistas bergoglianos como Scheneider, obispo peculiar dedicado a recorrer el mundo sin que a Bergoglio se le mueva un pelo (precisamente porque sostiene a Bergoglio como Papa no como lo que es: AntiPapa, usurpador).

Mas que la intervención divina que puede perfectamente no ocurrir -y que nadie le tire el fardo a Dios cuando hay omisiones de los humanos en afirmar la verdad- sobre todo si algunos como Scheneider tienen todavía un buen camino por delante para proclamar que la sede está vacante desde el 31 de diciembre de 2022.

Doña Calixta buenas noches, como usted comprenderá el sede vacantismo es un error y su mayor error consiste –ahora- en jugar al empate entre los Papas posteriores a Pío XII –válidos surgidos de cónclaves impecables y que no le usurparon el cargo a nadie- y Bergoglio, un usurpador y farsante en su máxima expresión. Peor que un hereje, un traidor. Pero yo no centro el tema sólo en él sino en casi toda la Jerarquía que por acción u omisión toleraba una situación única en la historia de la Iglesia: dos vestidos de blanco y firmando como Papas en el Vaticano al mismo tiempo. Nunca un Papa renuciante en la Iglesia se mantuvo en el Vaticano en esa situación. Por tanto, el válido fue Ratzinger. La Jerarquía ahora no declara la sede vacante desde el 31 de diciembre de 2023, queda la esperanza que alguien asuma la decisión de hacerlo, de lo contrario la Iglesia en su versión canónica desaparecerá y quedará el remanente fiel a la espera de la vuelta de Señor.

No sea mentecata, advierta que Santo Tomás dice que la estulticia evitable es pecado. Su estupor fantasioso acerca de validez de los Papas posteriores a Pío XII le impide pensar y los iguala al inagualable Bergoglio, un masón a medida de sus mandaderos.

Sostener como tú lo haces que Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyla y Ratzinger pavimentaron a Bergoglio es análogo a sugerir que Jesucristo le abrió la brecha a Judas Iscariote. Una tontería. La libertad es intrínseca a cada persona –a imagen y semejanza del Creador- y nadie puede garantizar nada respecto a la conducta futura de nadie. Es consecuencia lógica de que todos somos pecadores.

Por último, deja de lado la soberbia que te impide ver que el ofrecimiento del Cuerpo y Sangre del Señor sólo lo puede realizar el Cuerpo místico de Cristo –del cual el sacerdote es sólo parte- como nos enseña San Pablo, y que se da en la Iglesia, la Católica, que es la Ecclesia de Eucharistia parafraseando al asombroso modelo de cristiano creyente Papa San Juan Pablo II en su última encíclica.

Dios te guíe por el buen camino

Previamente y en concordancia con la UDG y el Codigo de Derecho Canónico de Ratzinger y el asombroso San Juan Pablo II, está la Bula CUM EX APOSTOLATUS OFFICIO de PABLO IV, de donde surge que bajo ningún concepto puede admitirse a Bergoglio como Papa de la Iglesia Católica:
«Si….. un electo Pontífice Romano que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en here.jía o incurrido en cis.ma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto; y de DE NINGÚN MODO PUEDE CONSIDERARSE QUE TAL ASUNCIÓN HAYA ADQUIRIDO VALIDEZ, por aceptación del cargo y por su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos.»

En este momento de la Iglesia católica el tema central no es el rito sino cómo se compone el cuerpo místico de ella, ya que no puede pertenecer de ninguna manera Bergoglio a dicho cuerpo. Por tanto, bajo cualquier rito que se diga la misa si se hace en unión con Bergoglio no se da el milagro y el cuerpo y sangre de Cristo no está en la hostia, sigue siendo galletita.

En cuanto a las ordenaciones del novus ordo son válidas si no fueron hechas por obispos de estirpe bergogliana.

Vetus ordo y novus ordo, mas allá de lo opine cada uno de ellos son formas válidas de Ia Iglesia. La cuestión hoy radica en reconocer que Bergoglio es usurpador, nada bueno proviene de unirse a él y menos en el canon de la Misa.

La liturgia es decisiva, es espíritu en conserva, tanto es así que la última encíclica del asombroso santo Papa Juan Pablo II se llama “Ecclesia de Eucharistia” es decir que la católica se define por ser de la eucaristía.

No se entiende a Bergoglio -incapaz de entenderse a si mismo y a la Iglesia- cuando anula la excelente Summorum Pontificum del último Papa católico, reprimiendo el vetus ordo, y ahora dice que la eucaristía no es central. Si no lo fuera dejaría vigente las disposiciones de San Benedicto XVI.

Sin embargo, coincido con Bergoglio que en este momento no es central la liturgia de la Iglesia, porque estamos en un paso anterior que consiste en saber dónde está la Iglesia, que está donde está el Papa y Bergoglio no lo es. Desde el 31 de diciembre de 2022 la sede está vacante.

Un gigante de y en la fe católica.

La gestión de Juan Pablo ha sido extremadamente eficaz, la interna atendiendo a la Iglesia y la externa interviniendo en los problemas del mundo con enorme acierto. Sobre todo en el examen de sus problemas –los conceptos cultura de la muerte y cultura de la vida acuñados por él siguen siendo absolutamente necesarios para interpretar nuestra época- y por supuesto sus escritos doctrinales de gran profundidad. Y esto sin dejar pasar por el alto una impresionante atracción de multitudes. Lo contrario que nos ofrece el bergogliato al servicio de la masonería que trabaja para debilitar y diluir la fe. Una muralla contra las desviaciones mundanas del catolicismo. Las dubia de los 4 Cardenales al usurpador Bergoglio están basadas en sus escritos de Magisterio de moral sexual y familiar.

Por último un sacerdote del tipo que hacen falta millares en la Iglesia. Y con una misión que la masonería odiaba: fortalecer el catolicismo. Fracasaron durante su Pontificado. Aunque trabajaron duro para eliminarlo –hasta físicamente- más de una vez.

Un asombroso Papa con acento en lo religioso que no lo utilizaba para hacer política sino para aumentar la fe cristiana, lo único fecundo.

Ante la estupidez y mala fe de los reaccionarios de radio espada que intenta hacer equivalente la adoración pagana del Bergogliato en los jardines del Vaticano con el discurso de San Juan Pablo II a los representantes de la religión OFICIAL de un país africano que visita y a quienes les habla de Jesucristo y de Dios Padre y Creador, de San Pablo y del Concilio Vaticano II, sacrosanto concilio de la Iglesia Católica, no cabe otro comentario que leer sus palabras---->Viaggio Apostolico in Benin: Incontro con una rappresentanza dei seguaci del Vodù nella sede del CODIAM a Cotonou (4 febbraio 1993) | Giovanni Paolo II

Hace 34 atrás el cardenal Ratzinger profetizaba la existencia de una «letanía de objeciones a la práctica y la enseñanza de la Iglesia, y hoy en día su permanente recitación ha llegado a ser como el cumplimiento de un deber para los católicos de ideas progresistas» describiendo con claridad un futuro bergogliato, hoy vigente:

«el rechazo de la enseñanza de la Iglesia sobre la contraconcepción, lo cual significa situar en el mismo nivel moral todo tipo de medios para impedir la concepción, sobre cuya aplicación sólo la «conciencia» individual puede decidir;»

«el rechazo de toda forma de «discriminación» contra la homosexualidad y la consiguiente afirmación de una equivalencia moral para todas las formas de actividad sexual en la medida en que estén motivadas por «el amor» o al menos no perjudiquen a nadie;»

«el acceso para los divorciados vueltos a casar a los sacramentos de la Iglesia» y

«la ordenación sacerdotal de las mujeres.»

Ganswein ahora agravia poniendo en boca de San Benedicto XVI palabras tranquilizantes acerca de la falta de peligro en la Iglesia que jamás las dijo cuando por el contrario, reiteradamente, en forma pública manifestaba dicho peligro.

Ganswein inventa, miente ya que está a la orden de un relato mentiroso, legitimista de Bergoglio.