El valor eterno de una pequeña oración.
El valor eterno de una pequeña oración
María Simma (1915-2004) fue una sencilla mujer austriaca que de muy joven se consagró a la Virgen María, ofreciéndose interiormente a Dios como alma-víctima en favor, sobre todo, de los difuntos. Desde el año 1940 fue visitada sobrenaturalmente, y en repetidas ocasiones durante el resto de su vida, por almas que se encontraban en el Purgatorio. Éstas se presentaban a ella para pedirle la ayuda que necesitaban para acortar sus sufrimientos, dar testimonio de las verdades eternas y concienciarnos a todos de la gran necesidad que tienen de nuestro auxilio.
En una ocasión, María le preguntó a un alma cómo era posible que ella les viera y oyera, y otras personas no. Ésta le dijo: “Tú eres de los nuestros. Nosotros habitamos las tinieblas, pero el camino que nos conduce a ti es luminoso porque, por tus votos, te has dado de modo particular a la Madre de Misericordia. Ella te nos ha dado y, por eso, el camino que …
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