Monseñor Juan Miguel Ferrer, decano de la catedral de Toledo, dimitió el 13 de octubre después de que permitiera la grabación de un vídeo sexualmente explícito en el interior de la catedral.
Ferrer justificó inicialmente el clip afirmando que contenía “la historia de una conversión a través del amor humano”. Reconoció que portaba un “lenguaje visual provocador”, calificándolo de “propio de la cultura de nuestro tiempo”.
El arzobispo de Toledo, monseñor Francisco Cerro Chaves, recibió a Ferrer el 7 de octubre en un “encuentro cordial” en el que éste pidió “perdón institucional” y solicitó ser relevado al frente de la Catedral. Al menos, la catedral recibió algo de dinero por la producción del escandaloso vídeo: 15.000 euros.
Precaución: Capturas de pantalla del clip a continuación.
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