El 8 de marzo, radicales abortistas destrozaron iglesias católicas en toda América Latina. En varios países rompieron ventanas, atacaron a la policía y cubrieron las paredes con pintadas de odio.
Uno de los templos atacados fue la catedral de Cochabamba (Bolivia). El obispo Óscar Aparicio señaló que “en nombre del respeto y la no violencia, se nos violenta y se nos insulta”. Esto le ocurre a la Iglesia del Novus Ordo, que hace todo lo posible por complacer a los extremistas proabortistas.
En México, unos alborotadores derribaron una valla que rodeaba la catedral de la Asunción de Ciudad de México, una de las iglesias más grandes de América, a pesar de que la policía les lanzó gases lacrimógenos.
En Mérida (México), la catedral de San Ildefonso de Yucatán fue objeto de actos vandálicos con el lema de odio “Aborta la Iglesia”. En Xalapa, extremistas gritaron “Muerte a los provida” y “Mantened vuestros rosarios lejos de mis ovarios”.
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