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Francisco llamó a una madre que pensó abortar

El papa Francisco telefoneó recientemente a Ana, una mujer divorciada que está embarazada después de haber cometido adulterio con un hombre casado, informó el 22 de mayo la página web Credere.

Anna, originaria de Arezzo (Italia), estaba sin trabajo cuando se mudó a Roma pensando en abortar a su hijo.

Pero después le escribió al papa Francisco, quien la llamó.

Le dijo a Anna que los cristianos nunca pierden la esperanza, que un hijo es un don de Dios y un signo de la Providencia.

Parece que él pudo convencer a Anna que salvara la vida de su hijo.

Imagen: © Mazur/catholicnews.org.uk, CC BY-NC-SA, #newsBmnzbjwiys
Gesù è con noi
vgg es un blasfemo hereje y apostata. Arrepiéntase y deje de seguir confundiendo a la gente.
vgg
Vg2: Que no obedezcáis al Papa Francisco es vuestro problema; ya veremos cómo arregláis el entuerto. Os estáis enfrentando a la decisión que tomó el Espíritu Santo sobre el sucesor de Pedro. ¿Quién sois vosostros para discutirle? El Papa se podrá equivocar en cosas de este mundo y que no afecten a la doctrina evangélica; pero jamás lo hará ni lo permitirá, quien LE asiste, cuando se trata de …Más
Vg2: Que no obedezcáis al Papa Francisco es vuestro problema; ya veremos cómo arregláis el entuerto. Os estáis enfrentando a la decisión que tomó el Espíritu Santo sobre el sucesor de Pedro. ¿Quién sois vosostros para discutirle? El Papa se podrá equivocar en cosas de este mundo y que no afecten a la doctrina evangélica; pero jamás lo hará ni lo permitirá, quien LE asiste, cuando se trata de lo que Jesús nos enseñó. Es cosa de FE.
yuca2111
No vale la pena seguir discutiendo con los que celebran las herejías claras de Bergoglio, ellos se jactan de hablar de fidelidad y obediencia mientras que el mismo San Pedro no obedeció al Sumo Sacerdote Caifas, jefe de la Iglesia en aquel entonces, porque?
Debemos obedecer a Dios no a los hombres, de ahí en adelante la Iglesia anduvo y obtuvo 31 antipapas , muchos JUDAS, pero todos ellos tuvieron …Más
No vale la pena seguir discutiendo con los que celebran las herejías claras de Bergoglio, ellos se jactan de hablar de fidelidad y obediencia mientras que el mismo San Pedro no obedeció al Sumo Sacerdote Caifas, jefe de la Iglesia en aquel entonces, porque?

Debemos obedecer a Dios no a los hombres, de ahí en adelante la Iglesia anduvo y obtuvo 31 antipapas , muchos JUDAS, pero todos ellos tuvieron personas que les amaron así que esto es normal...

Imagínense ustedes si San Atanasio hubiera obedecido al papa de aquel entonces, Imagínense que San Vicente hubiera seguido al "héroe del evangelio" Martín Lutero o que San Pedro hubiera obedecido a Caifás.

Es una pena, triste... pero en toda historia siempre hay un lado ganador y un lado perdedor, mi esperanza es que "ellos" los que nos consideran los demonios, protestantes y legalistas vean la realidad antes que sea tarde... mi esperanza es que todos nos Salvemos a pesar de todo, pero se hace más y mas imposible cuando un hombre en la silla de Pedro puede decir que no debemos evangelizar a otras religiones, porque ser católico debe ser por atracción, que nadie le diga una sola palabra a otras religiones...

Pobres apóstoles que gastaron tanta saliva hablandoles a los mismos Judios, pues si es por atracción como dijo bergoglio, ellos caminaron, viajaron, sufrieron, proselitaron y murieron proclamando el evangelio en vano, no necesitaban hacerlo, porque es por atracción.

Herejía tras herejía, loquera tras loquera, contradiciendo hasta el mismo Jesús, pero no se puede ser tan legalista y amargado... Triste, muy triste.

No más discutir, acepten que Bergoglio en nuestros ojos es el falso profeta del apocalipsis, el trigésimo segundo antipapa, un hereje manifiesto y que nunca obedeceremos a ese hereje.

El es muerte y error, punto... Sigan con sus artículos de fantasía que eso los hace felices, lo único que les digo que cuando vean la Iglesia ser una con el mundo y la Eucaristía la llamen el pan que nos une que no es el cuerpo de Dios... lloraran o quien sabe, a lo mejor saltarán de alegría, pues mientras más alocada sea la herejía más lo defienden. Pues nada sigan ahí, Dios les bendiga.
vgg
Vg2: EDGARIUS: Ratifico tu comentario. La FE no sólo nos mueve a creer en Dios sino también en todo aquello que Su Divina Providencia nos da con amor; y un algo de eso es el Pastor(papa) que nos dirige. Esta bandada de "supercatólicos" sólo creen en lo que les va bien y son capaces de poner en tela de juicio al mismo Espíritu Santo. Les he preguntado que qué entendían ellos por aquella frase de …Más
Vg2: EDGARIUS: Ratifico tu comentario. La FE no sólo nos mueve a creer en Dios sino también en todo aquello que Su Divina Providencia nos da con amor; y un algo de eso es el Pastor(papa) que nos dirige. Esta bandada de "supercatólicos" sólo creen en lo que les va bien y son capaces de poner en tela de juicio al mismo Espíritu Santo. Les he preguntado que qué entendían ellos por aquella frase de Jesús(" Hay eunucos que han salido así del vientre de su madre:..") y me han tratado de de blasfemo. No hay mayor ciego que el que no quiere ver.
EDGARIUS
Quien insulta y descalifica sin más, pone de manifiesto que no tiene argumentos que respalden sus tesís. Así muchas de las afirmaciones en contra de la Iglesia y del Santo Padre con base en revelaciones privadas o en blogs de aficionados están sostenidas con alfileres solamente. En resumen en los detractores de la Iglesia y del Papa hay mucho celo, pero es mucho más la ignorancia, convinación …Más
Quien insulta y descalifica sin más, pone de manifiesto que no tiene argumentos que respalden sus tesís. Así muchas de las afirmaciones en contra de la Iglesia y del Santo Padre con base en revelaciones privadas o en blogs de aficionados están sostenidas con alfileres solamente. En resumen en los detractores de la Iglesia y del Papa hay mucho celo, pero es mucho más la ignorancia, convinación poco conveniente pues la Ignorancia es atrevida, maleducada e irreverente, descripción muy detallada de algunos que se presumen "verdaderos católicos de esta página". ¿Verdadero católico pero no reconozco y aborrezco al Papa? malo muy malo. pero en fin así están las cosas para algunos.
EDGARIUS
Soy verdadero católico, soy verdadero católico, Dios puede sacar católicos de las piedras y también cambiar el corazón de piedra. Aunque por la cerrazón de su corazón, ciertamente no es tarea fácil.
3 más comentarios de EDGARIUS
EDGARIUS
Son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad. Mt 23, 27-32
EDGARIUS
Por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. ROM 2,5
EDGARIUS
TENIENDO OJOS, ¿NO VEIS? Y TENIENDO OIDOS, ¿NO OIS? MC 8, 18
Gesù è con noi
EDGARIUS En lugar de arrepentirse usted sigue justificándose y alimentando sus propias herejías. Compadezco a quien caiga victima de sus maliciosas herejías.
EDGARIUS
No es lo mismo decir una cosa, que afirmar una cosa; que no es lo mismo decir una falsedad, que afirmar una falsedad. Son dos cosas distintas. El Quijote dice muchas cosas falsas, pero no las afirma. Dice que Don Quijote arremetió contra los molinos de viento, etcétera, pero no afirma que existió Don Quijote y que realmente arremetió contra los molinos de viento. Por eso nadie dice de Cervantes …Más
No es lo mismo decir una cosa, que afirmar una cosa; que no es lo mismo decir una falsedad, que afirmar una falsedad. Son dos cosas distintas. El Quijote dice muchas cosas falsas, pero no las afirma. Dice que Don Quijote arremetió contra los molinos de viento, etcétera, pero no afirma que existió Don Quijote y que realmente arremetió contra los molinos de viento. Por eso nadie dice de Cervantes que cometió error, porque para acusarle de esto tendría que haberse propuesto enseñar eso, afirmarlo como real. Pero todos vemos que no es ese el caso.
Lo primero, pues, que se necesita para acusar a alguien de error es que se haya propuesto la afirmación errónea como objeto de una enseñanza. Si yo le digo a una persona: esta tarde, al caer el sol, iré a cenar a tu casa, estoy diciendo una cosa que es falsa: el sol no cae, pero no lo estoy afirmando. Lo que yo estoy afirmando, a donde va mi intención, es: que al atardecer iré a cenar a tu casa. Ahora, si se me preguntase: ¿cómo viene la noche?, y yo respondiese, porque el sol va dando vueltas y se pone por el horizonte, ahora si estoy enseñando y afirmando una cosa falsa. Porque ahora me estoy proponiendo eso: estoy cometiendo un error.
Hay, pues, que distinguir entre falsedad y error. Falsedad es algo que no es cierto, pero que no se afirma, solamente se dice; error es algo que se afirma. La falsedad no es objeto de un pre-juicio, es decir, de un juicio hecho antes; así en el siglo XIII, cuando alguien decía: al ponerse el sol iré a cenar a tu casa , él personalmente creía que era así, y si le preguntáramos sobre eso, seguramente que nos respondería que el sol se ponía, porque daba vuelta alrededor de la tierra. Pero eso no quita para que ahora en este momento no lo está afirmando, no esté haciendo un juicio: el juicio lo hizo antes.
Por consiguiente, lo primero que se necesita para enseñar un error, es que yo pretendía afirmarlo. Mientras no sea así, estaré diciendo cosas que son falsas pero no estoy enseñando errores. Otra cosa es que yo personalmente lo crea o no lo crea así. Este es un punto clave para entender todo este problema: esta distinción entre afirmar y decir; todo lo que se afirma se dice, pero no todo lo que se dice se afirma. La afirmación es un juicio; viene siempre, pues, como respuesta a una pregunta explícita o implícita a la que uno se ha propuesto responder. Por lo tanto, sea poder acusar a alguien de error, hay que mirar primero si lo está proponiendo como objeto de la enseñanza, si es la respuesta a una pregunta implícita o explícita.

Inspiración religiosa e inspiración profana

Hecha esta aclaración importantísima, vamos a ver qué es lo que pasa en la inspiración de la Sagrada Escritura. Para comprenderlo, nos puede ayudar conocer lo que pasa en la inspiración profana, porque, aunque no sea exactamente lo mismo, sirve mucho para aclarar el aspecto que quiero.
¿Qué es lo que queremos expresar, cuando decimos de un poema, un drama, una novela, etc., que está verdaderamente inspirado? Sencillamente, que al componer aquella obra literaria el autor estaba bajo el influjo de una fuerza misteriosa, que no sabemos definir, pero todos sabemos lo que significa, que galvanizó sus facultades, iluminó su entendimiento, encendió su imaginación, movió su voluntad a expresar eso que sentía a los demás. Para transmitir ese mensaje, primero busca un género literario que sea apropiado para poderlo comunicar: poema, narración, drama, novela, diálogo, alegoría, cuento, historia, etc., etc. Yo puedo, por ejemplo, tratar de comunicar un mensaje estimulando al ahorro; y puedo hacer un discurso sobre eso o narrar la historia de un hombre que supo ahorrar y pudo enfrentarse a una serie de desastres que le sobrevinieron o hacer un cuento o una novela histórica o una fábula como la cigarra y la hormiga o exponerlo en forma de diálogo, etc.., etc. Pero no para aquí su acción; bajo la chispa de esta inspiración el escritor busca en el repertorio de ideas, recuerdos, vivencias y conocimientos que tiene, aquellas ideas, vivencias y conocimientos que le pueden servir para expresar ese mensaje.
Pero nótese bien este punto: la inspiración, de por sí, lo único que hace es precipitar sus recuerdos, ideas y experiencias, agruparlos, vertebrarlos para que sirvan de vehículo a su mensaje: pero los deja como son, no los cambia. Si entre aquellos recuerdos hay algunos que son falsos y exagerados; si tiene conocimientos equivocados de la naturaleza de las cosas, seguirán siendo equivocados. Si es un salvaje, para describir la imponente grandeza de una tempestad, dirá que el dios de la lluvias vació sobre la tierra cataratas de agua y que el dios de las tormentas sacó de su aljaba los rayos más ardientes y con ellos asaeteó la tierra. Un hombre civilizado dirá que las nubes preñadas de humedad se condensaron en enormes gotas de agua y la electricidad acumulada en ella hizo saltar inmensas descargas eléctricas.
La inspiración, pues, no cambia de por sí la naturaleza de nuestras ideas, las deja como están; únicamente las usa como instrumento, como vehículo para llevar su mensaje. Sólo nos llevaría a evitar aquellas ideas o hechos que no expresan bien nuestro mensaje o que lo traicionan y evitar aquellas formas de hablar, que aquellos, a quienes va dirigido el mensaje, no comprenderían. Ahora bien, repito lo de antes, si sólo son medios, instrumentos, no los está afirmando, sólo los está usando. Puede ser que él personalmente lo crea así, pero esto seria en virtud de un juicio anterior, no porque ahora esté dando juicio sobre ellos. Y es lo más probable que él lo crea, porque si no comparte las ideas y conceptos de las cosas con aquellos a quienes se dirige, no se podrá hacer entender de ellos. Supóngase a un salvaje hablando a salvajes, diciéndoles que la atmósfera se iba cargando de tensión eléctrica, hasta que una chispa saltó entre la tierra y la nube. No le entenderían nada. El que él no compartiera las ideas de los otro salvajes, sería un obstáculo para llevar su mensaje. Y aunque él lo supiera, debería evitar usar esos conocimientos al dirigirse a ellos.
Esto nos ayudará a comprender algo de lo que pasa en la inspiración religiosa. En este caso no es un suceso, una realidad la que inspira, es Dios. El es el que excita las facultades del hombre y las mueve a trabajar para que expresen el mensaje que El quiere llevar a los hombres. Pero el hombre bajo esta inspiración sigue siendo libre, no le convierte en un robot que actúa manipulado por Dios; no es un secretario que escribe al dictado.
Aquí está el error de muchos; confunden inspirar con dictar. No. Dios inspira al escritor que lleve el mensaje que El quiere, pero es el hombre el que bajo el influjo de esta inspiración echará mano libremente de éste o aquel género literario, usará éstos o aquellos conceptos, éstos o aquellos conocimientos, éstos o aquellos recuerdos.
Pero la inspiración, de por sí, los dejará como están: verdaderos o falsos. La inspiración hará que el escritor afirme sólo aquellos que Dios quiere que afirme y velará para que ese mensaje no sea falseado; y únicamente hará que el escritor evite aquellas ideas, hechos o expresiones, que se opondrían a su mensaje, y si se trata de hechos históricos, que son el soporte de ese mensaje, que realmente esos hechos sean históricamente ciertos en cuanto son soportes de ese mensaje.
Y es aquí, en lo que el escritor quiere afirmar, donde no puede haber error porque eso es lo que Dios quiere que afirme. Como dice Renkens: El influjo sobrenatural de Dios deja intacto el saber profano de Israel, no llena lagunas ni corrige errores. En caso de que un conocimiento profano, en sí, esté tan íntimamente unido a lo salvífico que forma parte del mensaje del hagiógrafo y, por tanto, del de Dios mismo, está excluido de error. Si, además, tal conocimiento es humanamente inasequible y es necesario para la transmisión de la historia de la salvación, entonces Dios llena también las lagunas; pero aun entonces conserva su vigencia este principio, en cuanto que Dios en tal caso no proporciona al saber profano ninguna aclaración que pueda equipararse con las aclaraciones, por medio de las cuales la investigación científica o un descubrimiento amplían el saber . (Así pensaba Israel).

De nuevo el concepto inmaduro de Dios

Esto se podría prever que tenía que ser así, aunque al hombre le costó trabajo descubrirlo. Dios, hemos dicho, no sustituye el ser de sus criaturas; les deja hacer lo que pueden hacer por sí mismas y lo que pueden conocer por su propio esfuerzo. Es en aquellas áreas de la salvación de los planes que El tiene para los hombres y que éstos no podrían averiguar por sí mismo, donde El interviene. Por eso la Biblia no es un libro científico ni directamente histórico. Dios no inspiró a los escritores sagrados la Biblia para comunicar los conocimientos científicos, ni directamente y por sí mismos, conocimientos históricos, sino religiosos. Es un libro de salvación.
Este es un punto decisivo: que la Biblia es un libro religioso, que sólo trata de llevar un mensaje religioso, que el hombre por sí solo no podría descubrir. Por consiguiente, si sólo se pretende enseñar un mensaje religioso, sólo se afirmará lo que pertenezca a este mensaje, o sea necesario para sostener su verdad. Mientras no se demuestre, pues, que algo en la Biblia o pertenece o es necesario al mensaje religioso tenemos que presuponer que eso no está afirmado, sino solamente dicho. Podrá ser falso, pero no es error.
Ahora ya podemos decir algo sobre los tres puntos que más dificultades provocan a muchos: los errores científicos, las leyendas, y los errores históricos.

Errores científicos

En cuanto a los errores científicos, la aplicación es fácil. El escritor sagrado quiere, inspirado por Dios, enseñar a sus oyente quién hizo todas las cosas que hay en el mundo, porque sólo eso tiene un mensaje religioso. Y les dice que Dios hizo la bóveda del firmamento y puso en esa bóveda las estrellas, etc., etc., porque él creía, como todos los hombres de su época, que el mundo se componía de todos esos elementos. Además, para enfatizar la santidad del sábado, divide esa creación en 6 días y al séptimo día descansó.
El que Dios hubiese creado al principio toda la materia reunida en un átomo gigantesco, que explotó dando origen a las nebulosas, etc., como sostiene una probable teoría moderna, o que lo hubiese creado como dice el escritor sagrado, no cambiaría en nada el mensaje religioso: a saber, que Dios es único, transcendente, anterior al mundo y creador de él. En los dos casos la conclusión sería la misma. La forma, pues, de la creación no está ligada directamente al mensaje religioso.
Lo mismo respecto a los 6 días: no es esta distrbución del trabajo de Dios la base de la guarda del sábado; más bien porque había que guardar el sábado el escritor le dio este enfoque a la creación. Otra cosa hubiera sido si el escritor se hubiera propuesto enseñar a sus lectores cómo era el mundo o cómo fue hecho el mundo. Pero esto ya no es un mensaje religioso, esto ya sería dar conocimientos científicos, y ya hemos visto que ése no es el objetivo de la Biblia.
Sin duda alguna también que el escritor sagrado, él personalmente, creía que el mundo era como lo describía. Por eso en este momento no está siendo objeto de un juicio. Esta creencia se originó en él por un prejuicio, es decir, un juicio que hizo antes, quizás cuando de niño se lo enseñaron así y él lo aceptó. Pero cuando él hacia este juicio, no estaba bajo la inspiración divina. Podemos admitir que la Biblia está llena de falsos pre-juicios no inspirados en cuanto tales.
Y lo que hemos dicho de la creación del mundo, lo mismo podíamos decir de la creación de la primera pareja humana y de la narración del paraíso; por eso no se opone a la evolución del hombre en su organismo físico, porque el cómo el hombre viene de Dios es ya un conocimiento científico; pero el que viene de Dios, etc., eso es un conocimiento religioso. Y es esto lo que a Dios le interesa comunicar al hombre.
Lo que sucedió fue que, mientras la Humanidad era científicamente niña, identificaba el mensaje con el vehículo del mensaje, porque eso no le presentaba problemas. Aquí nos pasó lo que pasa con un niño que le dice a otro a quien quiere comunicar que ha tenido un hermanito: La cigüeña me ha traído un hermanito.
El otro niño entiende la frase al pie de la letra, porque él también cree en la cigüeña. Sin embargo, el primero, lo que quiere afirmar que es que ha tenido un hermanito; si dice lo de la cigüeña, es porque él cree que es así como vienen los niños, pero en este momento su afirmación no va dirigida a eso. Si después le preguntamos, ¿cómo vienen los niños al mundo?, seguramente que nos responderá: Los trae la cigüeña. Pero aquí su intención recae sobre eso.
Sin duda alguna también que el autor sagrado tenía todas esas ideas científicas, y la Humanidad, mientras fue científicamente niña, aceptaba al pie de la letra toda la frase. Como tenía las dos cosas por verdaderas, esto no le creaba problemas. Pero cuando maduró ya puede distinguir lo que forma parte del mensaje y lo que no es más que vehículo del mensaje. Ya podemos hacer lo que hace un hombre cuando oye a un niño decir que la cigüeña le ha traído un hermanito: distingue entre el mensaje y el vehículo del mensaje.
No voy a explicar aquí cada punto en litigio; yo sólo quiero hacer ver que el hecho de la inspiración no se opone a que en la Biblia haya errores científicos. El que quiere aclarar más dudas, no tiene más que leer un buen libro de exégesis bíblica. Pero la dificultad queda radicalmente resuelta. Como decía el Cardenal Baronio hace varios siglos: La Biblia no nos enseña cómo van los cielos, sino cómo se va al cielo.

Errores históricos

Algo parecido, aunque no exactamente lo mismo, podemos decir que los libros narrativos de la Biblia y que nos parecen estar llenos de inverosimilitudes históricas, leyendas, exageraciones, etc., etc.
Por de pronto, ya aquí caen en un primer error, confundir el estilo narrativo con el estilo histórico. Sería como decir que el Quijote, las fábulas de Samaniego, las novelas de Palacio Valdés son históricas porque son narrativas.
En la Biblia, dice Charlier, apenas si hay un género literario comúnmente admitido en nuestras literaturas que no se encuentre utilizado en los libros santos. Prosa, poesía, historia y novela, inscripciones de archivo y leyendas populares, géneros líricos, épicos o didácticos. Naturalmente con las variantes que les impone el género literario semítico Los libros de Ruth, de Tobías y de Esther, y aunque también a su modo el de Jonás, pertenecen al género edificante y presentan elementos manifiestamente ficticios. (La lectura cristiana de la Biblia).
La Biblia es una colección de libros religiosos del pueblo judío, escritos en épocas muy distintas por diversos autores, a veces quizás de autores populares, anónimo como El Romancero Español; es una especie de biblioteca Rivanedeira de la literatura religiosa inspirada en Israel. Una persona que se acercase a estos libros e interpretase todos los libros narrativos como históricos, sería como interpretar el Romancero, el Quijote, los dramas de Lope, el Lazarillo del Tormes como obras históricas y decir que la Historia de España está llena de fábulas, leyendas, hechos absurdos e inverosímiles. Sin embargo, esto es lo que les pasó a muchos. No tenían a mano los medios que nosotros tenemos para distinguir los diversos géneros literarios que hay en la Biblia y tomaron todo lo que estaba escrito en estilo narrativo como verdadera historia; todo lo que era inverosímil se lo atribuían a la omnipotencia divina.

Libros históricos

Con esto quedan eliminadas las dificultades que surgían de considerar libros estrictamente históricos, los que no lo eran; por ejemplo, el Episodio de Jonás y la ballena.
El libro de Job, por ejemplo, en el fondo no es más que una discusión sobre el mal puesta en forma de diálogo al estilo de los diálogos de Platón.
Pero quedan todavía los libros propiamente históricos y no se puede negar que aun en esos libros encontramos errores, exageraciones, leyendas, hechos fantásticos e inverosímiles.
Pero aquí volvemos a cometer otro error. Los antiguos no tenían el mismo concepto de la historia que nosotros. Para nosotros la historia consiste en contar los hechos tales como en realidad sucedieron: el énfasis se pone en que los hechos sucedieron tal como se cuentan. Para los antiguos era contar el pasado tal como era recordado. Recuérdese que ellos no tenían archivos ni documentos como nosotros y mucho menos cuando se trataba de hechos lejanos hundidos en el albor de la Humanidad. Por eso tenían que depender de las tradiciones y leyendas populares sin poder cotejarlas con otros documentos; para ellos, esas leyendas y tradiciones eran, por así decir, los únicos documentos de que disponían, era la única biblioteca que podían consultar.
La historia para ellos, dice Charlier, era la memoria viviente de un grupo social y la expresión de su identidad nacional. Recoge las tradiciones que constituyen su acervo y son el soporte de su espíritu por eso es eminentemente popular. Se forma en medios colmados de tradiciones seculares, en los que el sentido agudo de la vida concreta, la interpretación empírica de los acontecimientos y el impresionar a la imaginación predominan frente a las necesidades de orden, de coherencia y sistematización lógica. Por eso tampoco podemos decir que es la obra de un solo autor; viene a ser la compilación hecha por un hombre de todas esas tradiciones, pero a la vez se siente libre para modificar, suprimir, etc., conforme a sus intenciones al usar ese material. Se siente dueño del material y no atado por él. (Ibídem).
Es decir, en el antiguo Oriente, común muchas veces a aquellos pueblos que poblaban a aquellas regiones, había una serie de narraciones, tradiciones, leyendas, que explicaban el origen del mundo, del hombre y la mujer, hablaban de una catástrofe muy grande, el diluvio, y otros sucesos que se habían grabado en su memoria y con los que explicaban ciertos hechos y fenómenos; eran como su archivo histórico: no tenían todavía la escritura, o si la tenían, era conocida sólo por unos pocos iniciados. Pero todas estas tradiciones estaban concebidas por una mentalidad y encuadradas en un marco politeísta. Y el escritor inspirado recogió algunas de aquellas narraciones que eran, por así decir, los únicos documentos que había sobre la historia del hombre, y los usó como hoy el historiador hace con los documentos de archivo y los interpretó en un sentido monoteísta y trascendental. Para eso suprimió, corrigió todo aquellos que estorbaba su propósito. Y por eso también se encuentran en otras literaturas de aquellos pueblos narraciones semejantes a algunas de la Biblia.
Viene, pues, a ser una interpretación teológica monoteísta de la historia de su tiempo. De aquí que en la Biblia se encuentren esas narraciones exageradas o que tienen el aire de leyendas.
Algo parecido sucedió con la historia propia del pueblo judío: los escritores sagrados recogieron todo ese material heterogéneo que componía la historia popular del pueblo judío, que era la única que existía, y que, como toda historia popular, estaba compuesta de hechos históricos, hechos con un fondo histórico, pero a veces exagerados, tradiciones populares, folklore, etc., etc., y los interpretó con un sentido teológico especial. Lo que pudiéramos llamar la teología de la Alianza. Dios quiso hacer ver a aquel pueblo que El le había escogido como pueblo suyo para una misión de universalidad y que El era su protector. Es la historia de su encuentro con Yahvé y de su respuesta a este encuentro. Algo así, como si yo quisiera convencer a alguien de que Dios le llama a una misión especial o vocación y le voy interpretando los hechos importantes de su vida, para hacerle ver que Dios le estaba preparando para esta vocación: es decir, lo que estoy haciendo no es precisamente la historia de su vida, sino, partiendo de la historia de su vida, mostrarle cuál es su vocación.
Por eso, todos los hechos que sean necesarios para soportar esta interpretación de esta historia y en el grado en que sean necesarios, son históricos. Pero Dios no pretendía propiamente enseñar historia a Israel por sí misma.
Pudiéramos decir que Dios encarnó primero en el pensamiento de Israel, para a través de él, llevarle a él y a toda la Humanidad un mensaje de salvación. Como después encarnó en un hombre completo Cristo- para completar y perfeccionar este mensaje. Pero este hombre siguió siendo hombre, con todas las limitaciones de la naturaleza humana, excepto el pecado, sometido a todas las leyes sicológicas y fisiológicas humanas: amor, odio, cansancio, hambre, frío, etc., y al que imponía su medio ambiente: viajaba a pie o en burro, no en automóvil. Sólo suprimió lo que era incompatible con ser morada del Verbo. De una manera parecida Dios, cuando encarnó en el pensamiento de Israel, dejó este pensamiento, en todo aquello que no tenía significación o repercusiones religiosas, tal cual era, con las limitaciones e imperfecciones características que tiene el pensamiento de un pueblo que vive en tal fecha y lugar, con tales medios culturales, con tales recursos; sólo lo afectó, modificó o completó en aquello que era necesario para que fuera vehículo de su mensaje de salvación.
Por consiguiente, tampoco se puede argüir contra la inerrancia de la Biblia, partiendo de esas inexactitudes de la historia, exageraciones, leyendas, etc. Mientras no se demuestre que o forman parte del mensaje religioso, o son necesarios los hechos para soportar el mensaje religioso.
Todo esto se resume en lo que decíamos al principio: la Biblia es un libro o, mejor, una serie de libros con un mensaje religioso y es sólo esto o lo que está relacionado con él, lo que enseña y afirma y en lo que no se puede encontrar error. En todo lo demás no se excluye que pueda haber falsedades.

Los Evangelios

Viniendo ya en concreto a los Evangelios podemos decir algo parecido. Cuando leemos los Evangelios nos encontramos con una serie de hechos que nos pueden desconcertar. Lo primero, es que vemos que es una biografía muy incompleta de la vida de Cristo. Algunos evangelistas no dicen nada del nacimiento y juventud de Cristo. Por otra parte, nos encontramos con numerosas variantes entre ellos, no sólo hechos que unos relatan y otros no, sino a veces dentro de los mismos hechos variantes en los detalles que dan a veces aparentes contradicciones, variantes también en las palabras de Cristo, etc.
Sería alargarme demasiado si quisiera entrar de lleno en este problema. De nuevo me remito a obras especializadas. Pero sí voy a decir algo que creo bastará para mi propósito.
Los Evangelios no son una biografía histórica en el sentido moderno: en el sentido moderno, dice León-Dufour, un escritor se llama histórico, cuando tiende a expresar todos los hechos importantes con una intención científica, con la ayuda de documentos sometidos a la criba de la crítica hasta su último detalle. Si se trata de una biografía no debe olvidar nada en el relato de los hechos so pena de merecer el epíteto de tendenciosa ; por el contrario, existe lo que se pudiera llamar una historicidad en sentido vulgar: los escritos expresan correctamente los hechos. (Los Evangelios y la Historia de Jesús).
Por otra parte, los Evangelios no son escritos imparciales. Tienen un marcado acento apologético. Están escritos para crear la fe en Cristo y en su persona divina. Son, pues, testimonios a favor de Cristo. Pero esto no conlleva que no sean históricos; el hecho de que un testigo trate de defender a un reo de un crimen, no implica que los hechos que cita para probar la inocencia de su defendido sean falsos. Y, sin embargo, los trae para defenderlos. No es imparcial. Otra cosa sería si callase hechos que implican seriamente a su defendido; le faltaría honradez por lo que calla, pero no por lo que dice.
Para ayudarnos a comprender la índole de los Evangelios y explicarnos muchas de sus divergencias y algunos detalles contradictorios, vamos a suponer que alguien decida escribir una biografía breve de un político célebre para ensalzar su talla política. Naturalmente, escogería aquellos hechos de su vida que demuestran más su genio político y suprimiría otros hechos importantes en sí mismos, pero no para el fin que persiguen. Ahora bien, esto no indica que los hechos que cuenta sean falsos, sino únicamente que han sido seleccionados con un criterio determinado. No cuenta todos los hechos de su vida, pero los que cuenta son verdaderos y los que no cuenta no contradicen a lo que él trata de probar.
Pero además el genio político de ese hombre tenía otras características: era audaz, era astuto, se preocupaba mucho por la grandeza de la patria. Ahora supongamos que varios escritores emprenden la tarea de escribir una apología de él para ensalzar su genio político, pero cada uno de ellos tratando de destacar una faceta de ese genio. Uno seleccionaría aquellos hechos que demuestran más su audacia, otros su astucia o el amor a su patria. ¿Qué pasaría? Que en algunos o en muchos hechos coincidirían; pero otros serían privativos de cada uno de ellos, porque se acomodaban especialmente a su intento.
Pero no sólo esto, aun en los mismos hechos en que coinciden cada uno destacaría más aquellos detalles que mejor prueban su intento y suprimiría aquellos que no son útiles a su propósito. En el reportaje de un accidente automovilístico depende del objetivo que yo pretendo, el que dé unos detalles u otros. Si quiero resaltar la crueldad del accidente, describiré sobre todo los cuerpos de las víctimas: los niños destrozados, su carita angelical, la madre tendida en un charco de sangre, etc., etc. Si lo que pretendo es destacar la irresponsabilidad y velocidad a que conducía el hombre al volante, destacaré las largas líneas paralelas que dejaron las ruedas al frenar; el poste que tumbó, etcétera, etc. Pero tampoco quiere decir que los detalles son falsos, sino que uno se ha fijado en unos detalles y otro en otros, porque querían destacar más una característica que otra.
Inclusive a veces pueden parecer contradictorios: un reportero puede decir que no había curiosos y otro que estaba lleno de curiosos; pero quizás uno se estaba refiriendo a cuando él llegó, y llegó al principio, y el otro también, pero llegó más tarde. Uno cita sólo un testigo y el otro no lo menciona y menciona a otro con quien él principalmente habló, aunque este testigo formase parte del mismo grupo de testigos del anterior. Muchas de las variantes, por ejemplo, que hay en las narraciones del día de la Resurrección se pueden explicar de esta manera: uno puede atribuir a un solo testigo, aquel con quien habló, lo que fue un suceso común a todo o , viceversa, atribuir al grupo lo que fue privativo de uno solo de ellos. No estaban haciendo historia científica.
Algo semejante pasa con los evangelistas: todos tenían un fin común, crear la fe en Cristo como enviado del Hijo de Dios y dar a conocer su mensaje. Esto hace que supriman muchos hechos que juzgan no tienen importancia para el fin que pretendían. Pero, aun dentro de este fin general, cada uno de ellos quiso hacer resaltar una o varias facetas especiales de su persona y su mensaje y escogió un orden y método distinto para hacerlo. Esto hace que coincidan en contar unas veces los mismos hechos, los mismos detalles y otras añaden o suprimen aunque estuviesen utilizando las mismas fuentes; a veces coinciden en las mismas palabras y orden de las mismas, lo que indica que unos dependen de otros o todos copian de una fuente común, etc., etc.
Sin embargo, hay ocasiones en que parece que dan detalles que son contradictorios: por ejemplo, uno dice que el ciego de Jericó fue curado a la entrada de la ciudad, otro al salir de la ciudad y otros casos parecidos. No se olvide que los evangelistas, sobre todo los tres primeros, dependían de narraciones previas, de catequesis parciales que primitivamente fueron orales. Y en estas narraciones a veces se cambian los detalles, o se superponen, o se entremezclan. Cuando los evangelistas utilizaban estas narraciones o documentos anteriores, sólo las juzgaban bajo el punto de vista de su verdad sustancial respecto del objetivo que ellos perseguían y , por consiguiente, no daban juicio, no afirmaban ni negaban nada sobre aquellos detalles secundarios que no eran necesarios para su fin y que sólo le servían para dar un marco a su narración: el que Cristo curase al ciego a la entrada o a la salida no tiene ninguna relevancia para mostrar su poder. Si los evangelistas hubieran querido hacer historia científica, entonces, sí, hubieran cometido error, pero no era ése su intento como hemos visto. Querían hacer historia sustancial, es decir, que la sustancia de los hechos que contaban , lo que era decisivo para el fin que se proponían, era verdad.
Lo decisivo aquí es saber si esa fe que los Apóstoles tenían de la divinidad de Cristo y que se refleja en los Evangelios, estaba producida por hechos reales y auténticos, o si fue su fe meramente subjetiva y el entusiasmo que sentían por Cristo, los que inventaron o exageraron esos hechos: si los hechos son creaciones de la fe o la fe de los hechos. Y en mi otro libro vamos a ver que esa fe en la divinidad de Cristo no pudo haber surgido, si no hubiera habido hechos capaces de producirla.
Lo único que he tratado de hacer ver aquí es que en esos libros no hay nada que se pueda oponer a que sean libros inspirados por Dios. Si lo son o no lo son, lo mismo que la Biblia, ese es otro problema que, en definitiva, dependen de si el Cristianismo es divino o no lo es.
De nuevo, pues, aparece aquí como un concepto falso, pero tenido por verdadero, o sea, el falso concepto de la inspiración, puede crear dificultades que parecen ser insolubles a un hombre no suficientemente formado. La dificultad se percibe inmediatamente, pero su solución, aun una solución breve, nos ha llevado varias páginas. Pero vale la pena el haber aclarado este concepto por la importancia y transcendencia que tiene.
San Atanasio ora pro nobis
Mensaje en video de BERGOGLIO a Irlanda antes del referéndum sobre el aborto de mayo 25 del 2018 VIDEO NO ENCONTRADO!!!!!!!!
San Atanasio ora pro nobis
EDGARIUS de que habla si ni siquiera usted que estan comunión con Bergoglio esta en ningún puerto seguro siendo que usted profesa abiertamente herejías contrarias a la fe católica y el fin de los herejes no es purgatorio sino el infierno.
EDGARIUS
Finalmente estoy de acuerdo con el comentario del hermano Atanasio, los pájaros del mismo plumaje se juntan, sólo que unos para la salvación eterna y otros para el purgatorio.
San Atanasio ora pro nobis
EDGARIUS los pájaros del mismo plumaje se juntan.
EDGARIUS
Por otra parte no soy digno de que me relacionen con el Padre German (Germen)
EDGARIUS
Es enseñanza católica no dudar siquiera, de que la Iglesia bajo el Resguardo de Pedro apóstol y sus sucesores llegará a puerto seguro, incluso los poderes del infierno no podrán contra la Iglesia ni contra el apóstol Pedro y sus sucesores. Lo demás son chismes de lavadero.
Un comentario más de EDGARIUS
EDGARIUS
La nave de Pedro no puede hundirse porque tiene la promesa del Señor.
Ciertamente del tronco se han separado ramas, a veces grandes, muchas almas han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias… Pero aquella barca sigue navegando, porque Él no dejará de la mano a su Iglesia. Y al frente de ella está el sucesor de Pedro. Porque él es quien tiene la garantía de asistencia, y allí donde está Pedro …
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La nave de Pedro no puede hundirse porque tiene la promesa del Señor.

Ciertamente del tronco se han separado ramas, a veces grandes, muchas almas han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias… Pero aquella barca sigue navegando, porque Él no dejará de la mano a su Iglesia. Y al frente de ella está el sucesor de Pedro. Porque él es quien tiene la garantía de asistencia, y allí donde está Pedro es donde está la Iglesia: Ubi Petrus, ibi ecclesia, ibi Deus, decía san Ambrosio ya en el siglo IV.
San Atanasio ora pro nobis
Pacomarmol Templario aun no se arrepiente ni abandona su mal vocabulario ni su herejía Dios lo reprenda.
Mensajero MarianoMás
Pacomarmol Templario aun no se arrepiente ni abandona su mal vocabulario ni su herejía Dios lo reprenda.

Mensajero Mariano
San Atanasio ora pro nobis
Germen EDGARIUS y usted porque se esconde? Si ya sabemos quien es usted un hereje que niega la existencia de Adan y Eva con ellos el pecado original y toda la doctrina moral católica que cree que el hombre viene del mono y un sin numero de herejías.