Hipocresía jesuita: Además de indignación, suscita repugnancia
Bergoglio declaró a Credere.it (7 de febrero) que "nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que puede explotar a la gente: y eso es un pecado muy grave. Pero se escandalizan cuando se la doy a un homosexual. .... Esto es hipocresía".
Quarracino subraya que la acusación de hipocresía se dirige al propio Bergoglio.
Miente como un hipócrita cuando dice que "nadie se escandaliza" cuando bendice a empresarios corruptos, porque muchos han protestado por el trato que da a los que explotan a los trabajadores, un pecado que clama al cielo.
Bergoglio no tiene problemas en asociarse con la plutocracia globalista, como el Consejo para el Capitalismo Inclusivo.
"Muchos nos hemos escandalizado por las numerosas ocasiones en que 'Su Santidad' ha bendecido no sólo a empresarios explotadores sino también a promotores del genocidio del aborto", escribe Quarracino. Menciona a Alberto Fernández, Nancy Pelosi y Joe Biden.
Bergoglio "sigue tomándonos por idiotas", protestando que "yo no bendigo un 'matrimonio homosexual'", sino que "bendigo a dos personas que se aman [sic]".
Pero si se "aman", están unidos, por lo que Francisco bendice la unión, sea cual sea el nombre que quiera darle, concluye Quarracino: "Hipocresía jesuita en todo su esplendor".
Para él, también es hipócrita cuando Bergoglio habla de las "periferias" e invita a una socialité y feminista británica a hablar ante el Consejo de Cardenales sobre "ideología de género y misión de la mujer en la Iglesia".
"¿No hay mujeres católicas en las periferias -África, Asia- que puedan ofrecer su testimonio femenino fielmente a Cristo y a su Iglesia? Por qué tiene que ser una Barbie "británica", blanca, anglosajona y protestante?".
"¿Y no es hipócrita callar ante el genocidio prenatal perpetrado en el mundo el año pasado, unos 45 millones asesinados antes de nacer?".
"¿No es hipócrita criticar públicamente la pena de muerte y eliminarla del Catecismo de la Iglesia católica, mientras que al mismo tiempo no se pronuncia una sola palabra condenando ese genocidio?".
Para Quarracino, es triste contemplar la degradación de un prelado que pasó de promover la llamada teología del pueblo y predicar la justicia social a convertirse en bendecidor de parejas homosexuales en el mismo lugar donde San Pedro y miles de cristianos fueron martirizados.
"Del martirio cristiano a la sodomía jesuita: además de rabia e indignación, suscita repugnancia".
Traducción IA
