Viganò: Sacerdotes y obispos que promovieron las inyecciones “letales” del Covid deben responder ante Dios
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Comentario sobre la jerarquía católica y las inyecciones COVID publicado por el arzobispo Carlo Maria Viganò en X.
Hace tres años fui el primero -y sin duda el primer obispo- en denunciar el fraude de la pandemia y de la vacunación. Expresé con argumentos que hoy emergen como verdaderos y bien fundados que son los problemas críticos y la inmoralidad de un tratamiento génico experimental, para cuya producción se utilizaron y se utilizan fetos abortados. También escribí dos cartas abiertas a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que siguen sin respuesta.
Hubo quienes en círculos conservadores llegaron a atacarme personalmente y recurrieron a las declaraciones no probadas y claramente falsas de una médica que trabajaba con su marido para BigPharma.
Expresé mi consternación por el silencio de los obispos, sacerdotes y párrocos, de muchos trabajadores religiosos comprometidos en los hospitales, y por el celo servil con el que la Jerarquía Católica se amoldó a las dementes y criminales regulaciones sanitarias y a la promoción del suero por parte de Bergoglio.
Fui insultado públicamente en la televisión y en los medios de comunicación, mientras mis hermanos obispos guardaban silencio.
Frente a un crimen contra la humanidad que siguió teniendo lugar ante nuestros ojos durante tres años con la aprobación y el aliento de Bergoglio, habría pensado que muchos Pastores habrían encontrado el coraje para alzar sus voces y unirse a mi denuncia del plan de despoblación mundial implementado por el Foro Económico Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Rockefeller, la OMS y la ONU, mientras los fondos de estos criminales también fueron entregados al Vaticano, transformando a Bergoglio en un vendedor de vacunas y un partidario del fraude climático, que ahora se ha convertido en “magisterium” con Laudate Deum y con la “Iglesia amazónica y sinodal”.
Nemo propheta in sua patria [Nadie es profeta en su patria]. Pero si hoy algunos sacerdotes se rinden a la evidencia y piden a los periodistas católicos que digan la verdad sobre los efectos adversos, me pregunto con qué serenidad han acallado hasta ahora su conciencia, y si su silencio y su temeroso silencio -como el de los médicos, policías, magistrados, maestros y gobernantes- no se ha convertido hoy en una tímida protesta sólo porque ven acercarse el enfrentamiento y temen por su propia reputación más que por la salud de los miles de millones de personas sometidas a la inoculación de un producto que desde el principio se sabía que era peligroso e incluso letal.
Su silencio sobre el fraude pandémico es idéntico al que guardan sobre la apostasía de la jerarquía católica. Y la responsabilidad moral que pesa sobre ellos permanecerá como una mancha indeleble por la que tendrán que responder ante Dios, ante los hombres y ante la Historia.
Publicado en italiano en Twitter el 23 de octubre de 2023, en twitter.com/CarloMVigano/status/1716401761194246454
Traducción al español por: José Arturo Quarracino