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Francisco está preparando el próximo santo falso: un obispo anticatólico

La Iglesia de Francisco está a punto de “canonizar” al difunto obispo de Molfetta (Italia), Antonio Bello (+1993), cuyas supuestas “virtudes heroicas” reconoció Francisco el 25 de noviembre.

El 1 de diciembre Cristina Siccardi calificó a Bello en la página web CorrispondenzaRomana.it de “sacerdote de la calle, pero no de las iglesias” que predicaba una religión “distinta del catolicismo”.

En 1985 Bello afirmó en Loreto que la “Iglesia del futuro debe ser débil, debe compartir el dolor de la perplejidad, debe servir al mundo, debe servir al mundo sin pretender que el mundo crea en Dios o vaya a Misa los domingos o viva mayormente en línea con el Evangelio”.

Con veinte años de retraso, Bello fue un acérrimo predicador de la ideología de 1968. Sobre el fallido Vaticano II dijo: “Fueron los años en los que, uno a uno, aprendimos a demoler ciertos ídolos que el Concilio nos había urgido enérgicamente a derribar: el orgullo de la carne y la sangre, el prestigio de las apariencias, la seguridad del lenguaje, el encanto tranquilizador del pasado, el alejamiento de las tribulaciones de la investigación humana”.

Para él, “el misionero está llamado a adaptar su lenguaje catequético 'al vocabulario del mundo', para implementar la 'fidelidad al hombre”".

Bello creía que “Dios está en todas partes: está en los lugares sagrados y positivos (santuarios, monasterios, Cáritas...) pero está también en los lugares donde se practican ‘las orgías desenfrenadas’, los negocios financieros turbios, los espectáculos obscenos, la brujería, las blasfemias, la violencia”.

Él abogó por una santidad “laica”, “urbana” y “democratizada”. Mientras destruía la cultura católica, estaba indignado contra la misma Iglesia, responsable de las “hecatombes de las culturas”, al violar “las grandes tradiciones religiosas de los incas, de los aztecas o de los mayas”.

La Virgen era para él una “dama de la semana”. La invocaba así: “Ayúdanos a que en esos momentos rápidos de enamoramiento del universo nos demos cuenta de que los salmos de las monjas de clausura y los ballets de las bailarinas del Bolshoi tienen la misma fuente de caridad. Que la fuente inspiradora de la melodía que resuena en una catedral por la mañana es la misma que la que se escucha por la tarde en una compañía de mesa junto al mar: 'Parlami d'amore, Mariù' (Háblame de amor, Mariù)”.

Ni hay que decir que NO hay devoción popular por Bello, lo que sería un requisito imprescindible para una canonización.

#newsAaqenxbhhf

bear
bergoglio es capaz de canonizar al mismísimo Belcebú!