Francisco soltó su verborrea habitual durante una conversación el 18 de septiembre con el ex presidente estadounidense Bill Clinton, dirigiéndose a la Iniciativa Global Clinton a través de una videollamada en directo.
Dijo “no a la guerra”, sí a la emigración masiva ilegal e invocó la histeria climática (“la catástrofe ecológica”, “antes de que sea demasiado tarde”, actuar “mientras haya tiempo”).
Más palabras de moda del dictador del Vaticano: “Es importante difundir una cultura del encuentro, una cultura del diálogo, una cultura de la escucha y de la comprensión”.
Francisco se convirtió en una parodia de si mismo cuando le habló a la ideóloga abortista Hillary Clinton de cómo “no dejar atrás a las personas más vulnerables, como los niños”.
Después de que Francisco terminara sus perogrulladas, Hillary Clinton, amiga del traficante de niños Jeffrey Epstein, le dio las gracias “por decir algo que espero que signifique algo para cada persona” [es decir: para nadie].
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