EL CONCILIO VATICANO II INICIÓ LA PASIÓN DE LA IGLESIA

"El concilio de los malhechores me ha asediado"[1] - Jean Vaquié “Concilium malignantium obsedit me” Ps. XXI, 17 "El Concilio hizo mucho hincapié en una Iglesia dialogante, no solamente con el mundo …Más
"El concilio de los malhechores me ha asediado"[1] - Jean Vaquié
Concilium malignantium obsedit me” Ps. XXI, 17

"El Concilio hizo mucho hincapié en una Iglesia dialogante, no solamente con el mundo moderno, sino con las otras confesiones cristianas, con las grandes religiones monoteístas y con todas las demás religiones. Una Iglesia que dialoga, escucha y aprende". [2]
Quisiéramos mostrar aquí que el XXI Concilio ecuménico, conocido como Vaticano II, viene profetizado, e incluso esquemáticamente descrito, en el salmo XXI de la Vulgata. Este salmo contiene esta singular expresión: “Concilium malignantium obsedit me”, que significa: “El concilio de los malvados ha puesto sitio en torno mío”. El salmo y el concilio vienen así colocados bajo el mismo símbolo numérico, particularidad que ya nos indica una correspondencia.
El salmo XXI es uno de los primeros en haber sido comentado porque contiene, enunciadas de antemano por el salmista, algunas de las palabras pronunciadas por Nuestro Señor …Más
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CON EL CVII COMENZÓ LA PASIÓN DE LA IGLESIA.
Pablo1720
EN EL CVII SE FRAGUÓ EL PLAN DIABÓLICO PARA DESTRUIR DEFINITIVAMENTE LA IGLESIA DE N.S. JESUCRISTO ALLÍ SE ACTIVÓ EL PLAN MASÓNICO DE LUCIFER...
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"El concilio de los malhechores me ha asediado" - Comprender cómo y cuándo comenzó la Pasión de la Iglesia.
Loris Bari
Super Omnia Veritas
No lo creo. Con todo respeto, esta historia me parece totalmente disparatada. Pero, incluso si fuera verdadera, nada cambiaría respecto a quién ha sido Montini: el hereje modernista que, en complicidad con su mentor, el masón Roncalli (JOHN XXIII WAS A MASON.), se propuso destruir la Iglesia, adaptándola al mundo moderno y transformándola de raíz, destruyendo su sagrada liturgia y los rituales …Más
No lo creo. Con todo respeto, esta historia me parece totalmente disparatada. Pero, incluso si fuera verdadera, nada cambiaría respecto a quién ha sido Montini: el hereje modernista que, en complicidad con su mentor, el masón Roncalli (JOHN XXIII WAS A MASON.), se propuso destruir la Iglesia, adaptándola al mundo moderno y transformándola de raíz, destruyendo su sagrada liturgia y los rituales de los sacramentos, inficionando su doctrina y su praxis con el ecumenismo gnóstico y luciferino... En 1960, mucho antes del supuesto "reemplazo", esto era lo que decía este hombre impío: « ¿Acaso el hombre moderno no llegará un día, a medida que sus estudios científicos progresen y descubran leyes y realidades ocultas bajo el rostro mudo de la materia, a prestar oídos a la maravillosa voz del espíritu que palpita en ella? ¿No será ésa la religión del mañana? El mismísimo Einstein previó la espontaneidad de una religión del universo. » Fuente: Francisco, Teilhard de Chardin y el panteísmo. - Tomado de un viejo escrito: Pablo VI ya tiene su lugar en los altares, en la bienaventurada compañía de los « neo-santos » conciliares Juan XXIII y Juan Pablo II. El concilio y todas sus reformas están pues « canonizados » junto a ellos. Imposible de ahora en más poner en tela de juicio las doctrinas revolucionarias del ecumenismo, la colegialidad y la libertad religiosa. La revolución conciliar, a falta de toda legitimidad fundada en la Tradición, en el Magisterio y en las Sagradas Escrituras, se canoniza a sí misma, explicando que, puesto que sus autores y sus continuadores son « santos », sus principios subversivos y destructores del dogma, de la fe y de la moral también han de ser tenidos por tales. Y aceptados con piadosa reverencia y sumisión filial.
Quien así no lo hiciere, anathema sit. Quien se atreviese a poner en entredicho la vulgata masónico-humanista del « neo-beato » Giovanni Montini, sea arrojado a las tinieblas exteriores. Quien se mostrase reticente a aceptar la « santidad » de aquel que confesaba públicamente su profunda simpatía por el « humanismo laico y profano » sea considerado un energúmeno recalcitrante, un paria de la sociedad y un peligroso y detestable integrista, sin cabida en el aquelarre ecuménico conciliar ni en el « panteón de las religiones » de Asís. Se vuelve más necesario que nunca recordar las palabras exactas empleadas por Pablo VI durante el discurso de clausura de la cuarta y última sesión del CVII, el 7 de diciembre de 1965:
« El humanismo laico y profano ha aparecido, finalmente, en toda su terrible estatura y, en un cierto sentido, ha desafiado al Concilio. La religión del Dios que se ha hecho Hombre, se ha encontrado con la religión -porque tal es- del hombre que se hace Dios ¿Qué ha sucedido? ¿Un choque, una lucha, una condenación? Podía haberse dado, pero no se produjo. La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetrado todo. El descubrimiento de las necesidades humana -y son tanto mayores, cuanto más grande se hace el hijo de la tierra- ha absorbido la atención de nuestro sínodo. Vosotros, humanistas modernos, que renunciáis a la trascendencia de las cosas supremas, conferidle siquiera este mérito y reconoced nuestro nuevo humanismo: también nosotros -y más que nadie- somos promotores del hombre[1]. »
Ese es el espíritu del concilio. Y el de Pablo VI. Ese es también -¿acaso hace falta aclararlo?- el espíritu del Anticristo, el del « hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. » (II Tes. 2, 3-4)
Y ése es igualmente el lenguaje del falso profeta, el de la autoridad religiosa prevaricadora, quien lo secundará y le allanará el camino en su conquista del poder mundial, tal y como lo describe San Juan en su visión escatológica: « Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. » (Ap. 13, 11). Prosigamos con el discurso de Pablo VI:
« ¿Y qué ha visto este augusto Senado en la humanidad, que se ha puesto a estudiarlo a la luz de la divinidad? Ha considerado una vez más su eterna y doble fisonomía: la miseria y la grandeza del hombre, su mal profundo, innegable e incurable por sí mismo y su bien que sobrevive, siempre marcado de arcana belleza y de invicta soberanía. Pero hace falta reconocer que este Concilio se ha detenido más en el aspecto dichoso del hombre que en el desdichado. Su postura ha sido muy a conciencia optimista. Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno[2]. Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para las personas, sólo invitación, respeto y amor[3]. El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimente diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas[4]. »

[1] Conclusion of the II Vatican Council: Speech at the last public session (December 7, 1965) | Paul VI
[2] Afecto y admiración por la sociedad moderna, revolucionaria, naturalista, laica, apóstata y anticristiana. ¡Y pensar que hay quienes se empeñan en explicarnos doctamente que el CVII es un « nuevo pentecostés » en la vida de la Iglesia! Pentecostés del espíritu luciferino, ciertamente…
[3] Pero si no reprobaron absolutamente nada de nada, ¡qué manera tan indecente y descarada de mentir y de engañar a la gente! Es difícil imaginar algo más desagradable e indignante que todas estas patrañas empalagosas, tan falsas como mendaces, utilizadas con el único propósito de justificar el proyecto modernista de « reconciliar » la Iglesia con el mundo moderno, apóstata y anticristiano, surgido de la revolución iluminista de 1789.
[4] Obra maestra de verborragia falaz de parte del « Santo Padre » Montini, principal responsable de todo este desquicio -junto al « Papa Bueno » Roncalli-, el notorio modernista recientemente canonizado por los destacados servicios prestados a la causa del mundialismo masónico y por haber efectuado el indispensable aggiornamento de la Iglesia para ponerla en sintonía con la modernidad laica, naturalista y apóstata… No, la misión de la Iglesia Católica no es, no ha sido ni será jamás la de « respetar y honrar » los valores mundanos, inspirados por el Maligno, Príncipe de este mundo, sino proclamar la revelación divina para que la sociedad sea transformada por los valores evangélicos y vivificada por la gracia divina emanada de la Redención, operada por Jesucristo en el altar de la Cruz. Servir a Dios, siendo fiel a su misión divina de rendirle gloria salvando el mayor número posible de almas, ésa es la única razón de ser de la Iglesia, y no el mendaz y espurio ideal naturalista, humanista y masónico que preconiza la iglesia conciliar de « servir al hombre ». Por « deprimentes diagnósticos », entiéndase pedirle al mundo que renuncie a Satanás y a sus pompas, que rechace el pecado y se convierta a Jesucristo. Por « funestos presagios », la saludable advertencia de la amenaza del infierno y de la condenación eterna para quienes así no lo hicieren. Por « remedios alentadores », el ecumenismo y el diálogo interreligioso, poniendo de relieve todo lo que de « santo y verdadero » (¡Sic! Cf. Nostra Aetate n° 2) se halla en las falsas religiones, para tranquilizar la conciencia de quienes están fuera del Arca de Salvación. Finalmente, por « mensajes de esperanza », debe comprenderse la salvación universal del género humano, incluyendo a los ateos, como se complace en anunciar a diestra y siniestra Francisco en su incontinente pseudo magisterio mediático…
solodoctrina
Estamos en la más grande encrucijada de la historia de la Iglesia con un grupo masónico de Cardenales que impuso a su payaso Bergoglio en el Papado y hay gente que está preocupada en atacar al Concilio Vaticano II. Objetivamente, funcionales a Bergoglio y su team. Porque aunque miren, no ven; aunque oigan, no escuchan ni entienden.
Super Omnia Veritas
Bergoglio no hace sino aplicar las herejías modernistas del CVII, al igual que todos sus predecesores, a partir de Roncalli. La continuidad histórica de los "papas conciliares" en la profesión, la promoción y la práctica del ecumenismo modernista es un hecho perfectamente verificable. Focalizarse exclusivamente en el último avatar de esa funesta asamblea -por chocante que pueda ser el personaje …Más
Bergoglio no hace sino aplicar las herejías modernistas del CVII, al igual que todos sus predecesores, a partir de Roncalli. La continuidad histórica de los "papas conciliares" en la profesión, la promoción y la práctica del ecumenismo modernista es un hecho perfectamente verificable. Focalizarse exclusivamente en el último avatar de esa funesta asamblea -por chocante que pueda ser el personaje-, sin atreverse a remontar hasta la causa de los males presentes es, justamente, ser funcional a los enemigos de la Iglesia. Le sugiero informarse al respecto: 1. APOSTASÍA EN EL VATICANO. - 2. Benedicto XVI: ¿Doctor de la Iglesia? - 3. Juan Pablo II profesaba la herejía de la salvación universal. - 4. CRÓNICAS DE UN FALSO PROFETA. - 5. El Vaticano prepara la religión del Anticristo. - 6. "2013-2022: Nueve años con Francisco"