Como se esperaba, el 10 de octubre Francisco aceptó la renuncia del obispo de Lugano (Suiza), monseñor Valerio Lazzeri (200.000 católicos, 180 sacerdotes).
Lazzeri, quien había asumido el cargo en 2013, aparentemente no pudo hacer frente a los problemas financieros y morales de su diócesis.
En una conferencia de prensa brindada el lunes, dijo que le había resultado difícil gestionar adecuadamente la diócesis, especialmente en los dos últimos años.
Dijo que prefería llevar una vida retirada, alejada de la luz pública.
El lema episcopal de Lazzeri es: “Non impedias musicam” - No impedirás la música (¡sic!).
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