Mar del Plata: Francisco causa daños adicionales
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Primero, dos obispos dimitieron antes de tomar posesión de sus cargos. Luego, el dictador Francisco obligó a dimitir al arzobispo Gabriel Mestre, antiguo obispo de Mar del Plata, a quien había promovido a La Plata menos de un año antes.
Finalmente, el vicario general de Mestre en Mar del Plata, el reverendo Luis Albóniga, fue desterrado a Jujuy.
Ahora, el administrador apostólico de Mar del Plata, monseñor Ernesto Giobando, jesuita y amigo íntimo de Francisco, le ha arrebatado la Missio Canonica al padre Ernesto Hermann, fiel y valiente sacerdote escolapio y antiguo provincial de su congregación.
Era párroco de Cristo Rey, en el barrio de Constitución.
El "crimen" de Hermann En sus sermones defendía el orden natural, el matrimonio y la familia.
Un soplón de la parroquia denunció al cura ante el obispo por "fundamentalista", y el "todos, todos, todos" de Francisco cayó rápidamente en el olvido.
Sin siquiera ser escuchado por Giobando, el padre Hermann fue despedido.
"La arrogancia vengativa, en su forma más pura, ha sido ahora catapultada al pináculo del poder en Roma", comenta La Cigüeña De La Torre.
En poco tiempo, el padre Hermann revivió una parroquia moribunda con trabajo, liturgias dignas y una enseñanza sólida.
Mientras tanto, otras figuras siniestras del clero diocesano siguen haciendo alarde de su infidelidad sin ser castigadas.
Traducción IA
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