Y seguiremos rezando el Santo Rosario, para honrar a Dios y a María Santísima, y por la salvación de nuestra propia alma.
Orar con devoción y respeto es un bien que nos hacemos a nosotros y a los buenos cristianos. La perseverancia en nuestras devociones el Señor nos ayuda a caer en nuestras tentaciones. Es un remedio poderoso contra las insidias del diablo.
¿Podemos decir a otros que dejen de …Más
Y seguiremos rezando el Santo Rosario, para honrar a Dios y a María Santísima, y por la salvación de nuestra propia alma.
Orar con devoción y respeto es un bien que nos hacemos a nosotros y a los buenos cristianos. La perseverancia en nuestras devociones el Señor nos ayuda a caer en nuestras tentaciones. Es un remedio poderoso contra las insidias del diablo.
¿Podemos decir a otros que dejen de respirar? Ciertamente no, pues es más importante no decirles: "Dejen de orar", pero cuando se les dice estas palabras que no proceden de la bondad, sino del diablo que se manifiestan en sus ministros.
Dice el Señor que roguemos por nuestros perseguidores, por los que se han hecho nuestros enemigos personales, a fin de que se conviertan y se salven.
El propósito de la oración es siempre el bien, nunca el mal. Es un bien para todos que el mal no siga adelante, sea de quien sea. Porque el que vive y muere en el mal, se hace un inmenso daño en sí mismo en la vida presente, y amargos tormentos después de su muerte.
Aunque vivimos en este mundo, no pertenecemos al mundo, sino como enseña la Palabra de Dios, nuestra verdadera ciudadanía es en el Reino de Dios, Yeshúa , (Jesús) nos ha preparado, si perseveramos en la Santísima Voluntad de Dios Padre, que nos espera. La batalla espiritual es dura, pero el Señor nos da fuerzas para no sucumbir.
Sea quien sea quien prohíba la oración van a ser juzgados y castigados en el juicio que Dios ha establecido, y nada podrán hacer si continúan en el mal camino. Nosotros preferimos nuestro bien y salvación eterna.