JMJ 2023: ¿El obispo de Roma es superior a Jesucristo? Por José Arturo Quarracino

En su afán de “renovar” la Iglesia, las últimas acciones del papa Bergoglio lo muestran queriendo reinterpretar o corregir las fuentes de la Revelación divina, al punto que le hace decir a Nuestro Señor Jesucristo cosas que en realidad son “palabra de Bergoglio”, no la Palabra de Dios. De esta manera, presenta a un Jesús que “acompaña, aconseja, conoce, alienta, que enseña el camino del amor”, etc., un Jesús que quiere a todos y no discrimina a nadie.

Pero este “Jesús” no es el de los Evangelios: no llama a la conversión ni a seguirle, no exige, no llama a cargar Su cruz, no juzga, no pide sacrificios ni entrega absoluta a Él. El “Jesús” del que habla el obispo de Roma es un “Jesús” reinterpretado y deformado, no es el Hijo de Dios que está presente en el Cielo, sentado a la derecha de Dios Padre, y al mismo tiempo está presente en la Hostia sagrada y que a venir a juzgar a vivos y muertos, según sus obras.


1. Lamentablemente, la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud 2023 que se esta llevando a cabo en Lisboa (Portugal) está poniendo en evidencia que el objetivo del obispo de Roma es el de mutar -más que transformar[1]- el sentido y la práctica de la actividad evangelizadora y misionera de la Iglesia Católica -Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo-, abandonando el anuncio de Jesucristo como único Salvador Redentor del hombre y del mundo, para reemplazarlo por una exhortación humanitaria, solidaria, fraternal, sinodal, dialoguista (no dialógica).

De este modo, la Iglesia “católica” pasa a ser una ONG en la que el centro y fundamento de su actividad ya no es el culto y la celebración del Señor resucitado -fuente de la que mana toda la fuerza y vida de su Iglesia y fin hacia el cual tiende-[2], sino la asamblea sinodal, el “estar y caminar juntos”, un conjunto de yoes unidos en comunidad fundamental y básicamente por el acompañamiento mutuo, por el sentimiento de compañía.

Como dijimos anteriormente, el centro de esta neo “Iglesia” ya no es Jesucristo, sino el “yo colectivizado” reunido en “asamblea”, juntitos, juntitos. El becerro de oro del Antiguo Testamento que se actualiza en la “nueva Iglesia” de don Jorge Mario Bergoglio. En realidad, un golpe de Estado contra el Fundador y Cabeza Suprema de la Iglesia: el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el Salvador y Redentor, Nuestro Señor Jesucristo.

En definitiva, lo que había anticipado semanas antes de la Jornada el neo cardenal Américo Manuel Alves Aguiar, organizador de la JMJ -Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia Católica ni nada de eso, en lo absoluto”- comienza a ejecutarse a través de la prédica que ha hecho en estos días el obispo de Roma como pontífice, pero en forma más sutil y astuta que la expresada por el prelado portugués: algo se dice de Cristo, se lo menciona ocasionalmente, pero el centro y fundamento ya no es El, es otro: yo con los otros, diferentes y distintos.

Lo que pareció ser un “exabrupto” de don Américo en realidad fue una anticipación del contenido de la visita pastoral del obispo de Roma en Portugal, porque en el universo bergogliano nadie se corta solo, cumple férreamente con los dictados del “supremo”, casi contrario termina desterrado o cancelado.

2. Esta trama descristianizadora (o descristologizadora) de la Fe católica ha quedado expuesta en la homilía pronunciada en las Vísperas rezadas el 2 de agosto en el Monasterio de Los Jerónimos, con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales.

En su alocución dijo don Jorge que estamos viviendo un tiempo de gracia que Dios nos da para “aventurarnos en el mar de la evangelización y de la misión”, para lo cual invita a “navegar mar adentro y echar las redes al mar”, como dice en Lc 5, 4[3].

Para cumplir con esta invitación, afirma que es necesario tomar 3 decisiones: 1ª) apoyarse en la oración y la adoración, fuerza motriz para poder navegar mar adentro; 2ª) “llevar juntos la pastoral, todos juntos”, porque la Iglesia es “sinodal, es comunión, es ayuda recíproca, camino común”, una barca en la que tienen que estar “todos, todos”.

Para fundamentar esta postura, don Jorge alude a Mt 22, 1-14, la parábola del banquete nupcial, en el que un rey celebra la boda de su hijo e invita a sus conocidos para participar de la fiesta, pero ninguno acepta la invitación, con diferentes excusas. Irritado e indignado, el rey ordena a sus tropas que eliminen a quienes lo rechazaron e incendien la ciudad.

Luego dice a sus servidores que salgan a los caminos e “inviten a todos los que encuentren”, y así lo hicieron, reuniendo en el banquete a todos los que encontraron, “buenos y malos”, con lo cual se llenó la sala nupcial. Pero uno de los invitados no tenía el traje adecuado, razón por la cual el rey ordenó a sus guardias que lo sacaran de la fiesta y lo arrojaran a las tinieblas, atado de manos y pies, donde “habrá llanto y rechinar de dientes”.

En este caso, resalta con toda claridad la interpretación errónea, cuando no engañosa, que hace don Jorge Mario de este pasaje evangélico.

a) Interpretación deformante por parte del obispo de Roma. En primer lugar, en la barca están los discípulos de Jesús, los que Le siguen, pero don Jorge dice que tienen que estar “todos, todos”. Como interpretan algunos de sus exegetas -los neocardenales Américo Manuel Alves Aguiar, Víctor Manuel Fernández, los redactores del Instrumentum Laboris del próximo sínodo sobre la sinodalidad- ese “todos” hay que entenderlo en el sentido más amplio posible: creyentes, no creyentes, comunidad LGBT+, drogadictos, asesinos, etc.

Así lo interpreta el mismo pontífice: todos adentro, buenos y malos, “después arreglamos la cosa”. El texto es claro: en la barca están los discípulos del Señor, pero según Bergoglio tienen que estar todos, además de los apóstoles. ¿Por qué? No se sabe, nuestro interprete no lo dice.

Pero si todos tienen que estar adentro, en la barca, entonces la pregunta que surge es: ¿para qué el Señor ordena que se echen las redes al mar, si ya no hay peces para pescar, ya están todos pescados?

En segundo lugar, es cierto que la Iglesia es sinodal, comunión, ayuda reciproca, camino común, etc., cosa que ha sido siempre, pero lo es fundamentalmente porque tiene en su centro a Jesucristo resucitado, no porque es una comunidad de amigos; el problema es que don Jorge formula un sofisma, una falacia: los atributos de sinodalidad, comunión, camino común, etc., no significan totalidad, universalidad absoluta, sino todos los que comparten una misma fe en el Señor. Y en tercer lugar, don Jorge poda el pasaje evangélico dolosamente, ocultando lo que dicen los últimos versículos de la parábola, porque eso contradice y hace polvo su “interpretación”: el rey juzga, sentencia y expulsa a quien no se presenta adecuada y dignamente en su presencia.

NO TODOS SON PARTE DE LA TRIPULACION DE LA BARCA, que es de Jesucristo, no del Pontífice ocasional que está al frente de la Iglesia. Además, don Jorge Mario Bergoglio dice que Jesús llama a todos, a todos. Pero los Evangelios (palabra de Dios revelada) nos dicen que de todos los llamados el Señor elige a algunos: “muchos son llamados, pero pocos son escogidos” (Mt 22, 14), porque en realidad “ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; pero ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran” (Mt 7, 13-14).

Pero llamativamente, el obispo de Roma contradice estas palabras de Jesucristo en el Evangelio, ya que, según él, no hay que convertir a la Iglesia en una aduana en la que algunos pasan y entran y otros quedan afuera: en la “Iglesia” de Bergoglio entran todos, “justos y pecadores, buenos y malos, todos, todos, todos”[4].

En definitiva, ¿a quién hay que escuchar, hacer caso y obedecer? ¿A Jesucristo resucitado o a Bergoglio? Porque la interpretación bergogliana mezcla verdad y mentira (el arma o táctica predilecta del Tentador). Jesús llama a todos, es cierto, pero para estar en la barca hay que ser discípulo suyo, hay que reunir ciertas condiciones. La interpretación bergogliana dice algo diferente a lo que dice el dueño de la barca, como si lo estuviera corrigiendo, ya que deja de lado las palabras del Señor que no se adecuan a su interpretación para decir otra cosa.

b) En realidad, el Jesús de los Evangelios (Dios revelado en Cristo) el que está presente en la Iglesia y en el mundo -aunque no lo veamos- es estricto, es exigente, en algunos momentos complicadamente exigente: exhorta a la conversión y a creer en su Buena Noticia (Mc 1, 15), exige la adhesión y la entrega a Él, cargando la cruz, perdiendo la vida para encontrarla y salvarla (Mt 10, 38)[5], es signo de contradicción y de conflicto[6], pide la adhesión incondicional y absoluta[7], reclama una perfección total[8], pide que quien se acerca y quiere estar con Él renuncie al pecado[9], y reclama exclusividad absoluta: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” por eso nadie puede llegar a Dios sino a través de Él (Jn 14, 6).

Por el contrario, da la impresión que lo que hace el obispo de Roma es deformar la figura de Nuestro Señor, ya que este Jesús “de Bergoglio” no juzga, es toda bondad, delicadeza, simpatía, consejero psicológico, que nos acepta tal cual somos, etc. Pero este Jesús “a la bergogliana” es un cuento chino, una deformación, un Cristo irreal. Mas aun, el obispo de Roma no solo deforma la figura de Jesucristo, también yerra al afirmar que “Dios nos ama como somos, nos quiere así como somos”. En rigor de verdad, Dios nos ama porque somos, no como somos: somos creación suya y nos ha donado a su Hijo para que seamos redimidos y salvados por El. Pero nos quiere perfectos, para ser sal de la tierra y luz del mundo, no para vivir como mejor nos gusta y parece o como se nos da la gana.

Por ejemplo, en el caso de la mujer adúltera, después de salvarla de la ejecución, el Señor le pide que se convierta, le dice “vete, y en adelante no peques más” (Jn 8, 11). Por el contrario, son varias las oportunidades que el obispo de Roma ha tenido encuentro con mujeres trans o con travestis que practican la prostitución, y en todos los casos les ha dicho que “Dios los quiere así como son”[10], es decir, pueden seguir prostituyéndose, o ha llegado al extremo de decirle a un homosexual: “Dios te creó así”.

Pero según la Sagrada Escritura, concretamente el libro del Genesis, dice que “Dios creo al hombre varón y mujer, macho y hembra los creó, a Su imagen y semejanza” (Gn 1, 27). De ninguna manera se deduce del texto que Dios creó al varón como homosexual (o a la mujer como lesbiana), que en todo caso define una conducta o una tendencia, no la esencia del ser humano como tal. Otra vez la pregunta: ¿Quién tiene razón: Jesucristo o Bergoglio? ¿A quién hay que creerle y obedecer?

3. En nuestro artículo anterior[11] afirmamos que lo que está aconteciendo en el interior de la Iglesia Católica, desde sus más altos niveles hasta los inferiores, es un verdadero golpe de Estado contra el Señorío de Jesucristo, fundamento y dueño de la Iglesia que es Su cuerpo.

¿En qué basamos nuestra aseveración? Tal como la define el Catecismo de la Iglesia Católica, la Revelación de Dios aconteció de una vez para siempre en la historia, desde la Creación, pasando por los acontecimientos vividos por Israel en cuanto pueblo elegido por Dios, hasta culminar en su manifestación plena, total y absoluta en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, muerto en la Cruz y Resucitado.

A partir de esa Revelación histórica, la Revelación de Dios continúa presente hasta el fin de los tiempos en tres ámbitos: la Tradición transmitida por los Apóstoles y los Padres de la Iglesia, la Sagrada Escritura (Antiguo y Nuevo Testamento) y el Magisterio eclesial o pontificio expresado y promulgado por los Papas, en total coincidencia y concordancia, desde el primero al último de los pontífices. Es decir, Dios se reveló históricamente y a posteriori se ha revelado incesante e ininterrumpidamente en forma verbal a través de su Palabra expresada en los tres ámbitos mencionados.

Deformar, tergiversar o modificar las palabras y el sentido de las palabras pronunciadas por el Señor para decir algo distinto y contrario a lo que El afirma en los Evangelios es desplazarlo y reemplazarlo, un autentico y real golpe de Estado. Afirmar que la Sagrada Escritura no hay que tomarla en sentido literal -como ha afirmado recientemente un neo-cardenal papagayo- es denigrar, descalificar y prostituir la Revelación divina, porque en rigor de verdad de la letra de la Sagrada Escritura se extraen los sentidos y significados de lo que DIOS DICE HOY, siempre a partir de la literalidad del texto bíblico, no a pesar o más allá de ella.

Un anticipo o introito a esta ofensiva bergogliana contra las palabras de Nuestro Señor Jesucristo lo hizo el ya mencionado obispo auxiliar de Lisboa, en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que hoy culmina, al sostener explícitamente y documentar que en este evento no iba a estar presente ni iba a ser el centro del encuentro Cristo ni tampoco Su Iglesia.

Otro aporte al golpe contra la Palabra de Dios lo ha hecho el neo cardenal y neo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, don Víctor Manuel Fernández, quien en algunas de las entrevistas que concedió posteriormente a su designación ha dicho, palabras más palabras menos, que “hay expresiones duras en el Catecismo que afecta los sentimientos de algunos”, expresiones “que Francisco no hubiera usado”, o que “hay que corregir la redacción de la encíclica Veritatis Splendor [de san Juan Pablo II], por el mismo motivo mencionado respecto al Catecismo de la Iglesia Católica, texto que forma parte del Magisterio eclesial, al haber sido aprobado el 25 de junio de 1992 y promulgado el 11 de octubre de ese mismo año por Juan Pablo II mediante la Constitución Apostólica “Fidei Depositum”, con lo cual el Catecismo ha quedado incorporado al Magisterio oficial de la Iglesia y forma parte de este último.

En este caso, estamos en presencia de un auténtico disparate, dicho con más precisión, de una actitud infame del servil Tucho Fernández, quien sin haber asumido el cargo para el que fue designado -que por otra parte le queda inmensamente grande- pretende cuestionar, criticar y corregir el magisterio papal de Juan Pablo II, tarea que en realidad le correspondería hacerla al Pontífice, no a un subalterno. Pero el responsable último de este despropósito injuriante es el mismo obispo de Roma, quien le ha encomendado a su apreciado siervo que en los documentos que todos los Dicasterios de la Iglesia emitan de ahora en adelante deberá hacer coincidir “el rico humus de la enseñanza perenne de la Iglesia con el Magisterio reciente”, el “magisterio bergogliano”[12].

Llamativamente, con la sutileza propia de un jesuita don Jorge Mario se sube el precio: lo suyo es “Magisterio”, mientras que todo el Magisterio pontificio anterior a él es “enseñanza”; de esta enseñanza el neo prefecto debe tomar el “rico humus”, no a la misma como tal. Por primera vez en la historia de la Iglesia, un Pontífice reinante da a entender o insinúa que el Magisterio pontificio -una de las columnas de la Revelación divina- no constituye una continuidad ininterrumpida que se expresa de distintas maneras según el tiempo en el que se pronuncia, sino que el Magisterio previo al obispo de Roma -que en realidad es simplemente “enseñanza”- llegó a un techo, a partir del cual tiene que adecuarse a las “enseñanzas” bergoglianas.

¿Significa esto que en los nuevos documentos vaticanas habrá que decir que la Creación divina es la Madre Tierra o Pachamama? ¿O que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer, homosexual y trans? ¿Esa adecuación pre- y pos-Bergoglio le dará derecho al neo prefecto a corregir, modificar o reescribir el Magisterio de la Iglesia -una de las columnas de la Revelación de Dios- que contradice la verborrea del obispo de Roma, por ejemplo, la encíclica Veritatis Splendor de san Juan Pablo II, como ya ha manifestado el neo cardenal besuqueador en una reciente entrevista?[13].

4. No se puede negar que este cimbronazo que impacta en los fundamentos de la existencia y de la vida de la Iglesia, que se ha acelerado después del fallecimiento de Benedicto XVI, comenzó a gestarse a partir de la llegada de Jorge Mario Bergoglio a la Cátedra de Pedro en marzo de 2013.

No constituye una casualidad que en el mismo momento que la plutocracia financiera internacional, depredadora y antinatalista, haya iniciado su avance final para la configuración de un Nuevo Orden Mundial globalista mediante el Gran Reinicio económico y el Transhumanismo tecnológico y cultural, con la cancelación de toda la Tradición clásica, humanista y cristiana de la historia de la civilización, concentrando la riqueza mundial en dos grandes fondos de inversión, con la llegada de Francisco al Vaticano la Iglesia Católica haya sido llevada a un estado de reconfiguración interna y autorreferencial, alabada y acompañada por los poderes y las fuerzas externas históricamente enemigas del Cristianismo, asumiendo las consignas “progresistas” de esa oligarquía y callando el genocidio demográfico que emprendió hace 40 años, definido por san Juan Pablo II como “holocausto demográfico”.

La fortísima y enérgica presencia pública internacional impuesta por los pontificados de Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI en favor de la vida humana naciente y de la evangelización de las culturas con la savia del Evangelio fue dejada de lado por Jorge Mario Bergoglio, cuyo pontificado diluyó su impronta provida humana, para sustituirla por la defensa de la “Casa Común” o de la Pachamama (ya no Creación divina), la multiculturalidad y la pluralidad de las religiones, la aceptación del golpe de Estado mundial disfrazado de emergencia sanitaria global y la implementación de la dictadura vacunal experimental justificada como “acto de amor”, la promoción del homosexualismo en las instancias jerárquicas mas altas de la Iglesia institucional y el abandono de la Tradición doctrinal, litúrgica y teológica, caracterizada como “nostálgica y rígida”.

Configurada de este modo la Iglesia por el “papado de Francisco”, el Poder plutocrático financiero globalista ha incorporado a esta “nueva” Iglesia a su esquema de dominación mundial, invitándola a participar en las reuniones anuales del grupo Bilderberg[14] y asociándola a su promoción del Capitalismo inclusivo por medio de la Casa Rothschild[15].

En este sentido, la deformación y neutralización de la Revelación divina -relativizando la Sagrada Escritura, cancelando la Tradición y modificando el Magisterio eclesial- acompaña y apaña los planes depredadores y antihumanos del Poder más siniestro que ha conocido la historia de la humanidad -el Imperialismo Internacional del Dinero- asumiendo las consignas de esa plutocracia enemiga de Dios y de la Iglesia -capitalismo inclusivo, combate al cambio climático, Agenda 2030, la dictadura sanitaria global, el cuidado del medio ambiente, etc.-, y silenciando el genocidio demográfico prenatal que ha institucionalizado ese Poder siniestro en el planeta, asesinando anualmente 70 millones de niños antes de que nazcan.

De este plan, fundamental para poder saquear y concentrar la riqueza mundial, empobreciendo al mundo en su conjunto, el obispo de Roma nunca lo ha denunciado públicamente en forma oficial. Ni siquiera la más mínima mención en la Jornada Mundial de la Juventud que acaba de concluir, como si su “Alianza” con la Casa Rothschild y el clan Soros (ariete financiero offshore de esta Casa, surgida de su seno) se lo impidiera o se lo prohibiera.

José Arturo Quarracino
6 de agosto de 2023

[1] Transformar es modificar, hacer que algo pase a tener otra forma. Mutar es hacer que algo pase a ser completamente distinto y diferente a lo que era, aunque en algunos casos puede conservar la misma forma.
[2] Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium. Sobre la Sagrada Liturgia. La obra de la salvación realizada en Cristo se hace realidad en la Iglesia mediante la acción litúrgica, en la que Cristo resucitado se hace presente, tanto en el Sacrificio de la Misa a través del sacerdote celebrante, como en las especies eucarísticas. Esta presente también en los Sacramentos, en su palabra mediante la lectura de la Sagrada Escritura y en la oración cultual comunitaria. En este sentido, la Liturgia es el ejercicio sacerdotal de Jesucristo en la Iglesia, por eso es la acción sagrada por excelencia a la que ninguna otra acción eclesial la iguala. No es su única actividad que excluye a todas las demás, sino que es “la cumbre a la cual tiende toda la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza” (Capitulo 1, nn. 5-10).
[3] En coincidencia con el modelo trazado por san Juan Pablo II en su Carta Apostólica Novo millennio ineunte, n. 1, a partir de la misma cita evangélica: Lc, 5, 4.
[4] Cfr. Viaje apostólico a Portugal: Vísperas con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales en el Monasterio de los Jerónimos (2 de agosto de 2023) | Francisco.
[5] “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16, 24-25).
[6] “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él” (Mt 10, 34-35).
[7] “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mi” (Mt 16, 37-38), lo cual está asociado a la cruz que pide que cargue todo aquel que responde a su llamado y quiere seguirlo: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí” (Mt 16, 37-38).
[8] “Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial” (Mt 5,48).
[9] “No peques más”(Jn 5, 14 [El paralitico curado] y Jn 8, 11 [Maria Magdalena]).
[10] Ver Francisco a travesti: “Dios te ama tal como eres”.
[11] “Jornada Mundial de la Juventud 2023: Traicionando a san Juan Pablo II. Ad maiorem Soros gloriam”, en Jornada Mundial de…
[12] Carta del Papa Francisco al nuevo Prefecto, 1 de julio de 2023.
[13] 'El crecimiento de la teología católica': habla el Cardenal Víctor Manuel Fernández, en el sitio web 'El crecimiento de la teología católica': habla el Cardenal Víctor Manuel Fernández.
Veritatis Splendor es un gran documento, de potente solidez. Evidentemente, denota una preocupación particular por marcar ciertos límites. Por ello no es el texto más adecuado para alentar el desarrollo de la Teología(????). […] Hoy quizás haría falta un texto que, recogiendo todo lo valioso de Veritatis Splendor, posea otro estilo, otro talante, que al mismo tiempo permita alentar el crecimiento de la Teología católica, como me pide Francisco”.
[14] El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en la reunión anual del Club Bilderberg en 2018: The Vatican’s Parolin attends Bilderberg Meeting for the First Time - KEEP the FAITH.
[15] Ver Lady de Rothschild’s road to the Vatican y también en La “Abominación de…
Adnarim miranda compartió esto
10
la verdad prevalece
Pobre Bergoglio vender a Cristo por unas miserables monedas de plata más le valdría no haber nacido. Oremos por la conversión de los bergoglianos.
Pro Vida
El que vemos será el verdadero o será un doble???
Todos dicen que la elite se maneja con dobles.....??
jasonjones
Ni aunque le salieran los cuernos delante de todo el mundo se darían cuenta