España: El sacerdote asesinado se movía en el ambiente homosexual
López fue hallado muerto en su domicilio el 23 de enero. Algunos periódicos informaron de que estaba "completamente vestido" en su cama, otros de que estaba "vestido sólo con ropa interior". Según la autopsia, López murió estrangulado. Algunos periódicos dijeron que había sido golpeado. El asesinato tuvo lugar entre el domingo por la mañana y el lunes por la tarde, cuando el portero estaba ausente.
Se hicieron cuatro transferencias de la cuenta bancaria del sacerdote horas antes de su muerte. Inmediatamente después del asesinato y más tarde, el sospechoso envió varios mensajes de WhatsApp desde el teléfono móvil de la víctima, diciendo que López estaría fuera de casa unos días para ocuparse de algunos "asuntos personales". La intención era también dar la impresión de que seguía vivo.
El sospechoso, que también utilizó la tarjeta bancaria de la víctima en un bar de la zona, se dejaba ver regularmente por el domicilio de López. López afirmaba que "ayudaba a los delincuentes a reintegrarse en la sociedad". Reclutaba a estos hombres en la calle, la mayoría de ellos aparcacoches del centro de la ciudad. La mayoría eran marginados, jóvenes y extranjeros.
López los llevaba a su casa y les ofrecía dinero, casi siempre 50 euros, para hacer diversas reparaciones en el hogar, aunque casi nunca les pagaba la cantidad acordada. En muchas ocasiones, sus exigencias eran de carácter sexual. Al parecer, recibió amenazas de un joven al que posiblemente debía dinero.
Levante-EMV cita "fuentes fiables" que aseguran que el peruano era amante de López. Personas cercanas a López Benito confirmaron que el sospechoso acudía regularmente a la casa de López y permanecía allí varios días. A la policía le resultó fácil seguirle la pista porque llevaba consigo el teléfono móvil de la víctima.
Según los medios de comunicación locales, varios de los hombres declararon que les habían pagado para realizar actos homosexuales con López, cuya afición a llevar chicos jóvenes a casa había provocado conflictos con sus vecinos. La policía tuvo que acudir a su piso en varias ocasiones. Hace dos años, tuvo que mediar entre él y un chico rumano de poco más de 20 años, tras una violenta discusión desencadenada por la desaparición del teléfono móvil del sacerdote.
A raíz de estas quejas del vecindario, la archidiócesis pidió a López que dejara de llevar jóvenes a su casa, pero él hizo oídos sordos a las instrucciones de sus superiores.
Imagen: Alfonso Benito López © Social Networks, Traducción IA
