
Sarah no recomienda recibir la Comunión en la mano, porque esto implica una gran dispersión de fragmentos, mientras que la atención a las partículas más pequeñas profesa fe en la presencia real de Cristo. Si Jesús es la sustancia del pan eucarístico, entonces no importa si un trozo de la hostia es grande o pequeño, escribe Sarah.
El cardenal resalta el cultivar la reverencia y un sentido de lo sagrado. En consecuencia, se debe promover el recibir la Santa Comunión en la lengua y de rodillas. Él recuerda cómo Juan Pablo II, destruido por su enfermedad, siempre quiso arrodillarse frente al Santísimo Sacramento . Sarah explica que esta actitud está al servicio del hombre, porque Dios no necesita nuestra alabanza.
Sarah recuerda a la madre Teresa de Calcuta, quien siempre recibió la Comunión en la lengua. Ella siempre se entristecía cuando veía la Comunión en la mano. ¿Por qué insistimos en comulgar de pie y recibir la hostia en nuestras manos?, se pregunta Sarah: “Ningún sacerdote se atreve a imponer su autoridad, rehusando o maltratando a los que se arrodillan para recibir la Comunión en sus lenguas”.
Sarah explica que la Comunión en la mano fue introducida como un abuso “fuera de los caminos de Dios”. Posteriormente se sancionó en los países donde este abuso presuntamente no podía ser revertido. Sin embargo, Sarah concluye diciendo que “este es un tema importante que la Iglesia actual debe tratar”. Él expresa su felicidad por el hecho que muchas personas jóvenes reciben a Nuestro Señor de rodillas y en sus lenguas”.
Publicado originalmente en inglés el 31 de octubre de 2019, en The Answer to Pachamama Is to Kneel and Receive Communion on the Tongue
Traducción al español por: José Arturo Quarracino