Durante la Cuaresma, el obispo de Innsbruck (Austria), monseñor Hermann Glettler, conocido por sus gustos decadentes, ha cubierto el altar mayor de la iglesia del hospital local con la imagen de un corazón de cerdo rodeado por una banda de goma.
La diócesis de Innsbruck, obviamente destrozada emocionalmente, llama a la imagen un “llamador de miradas conmovedor”, que recuerda [¡sic!], irradia “intimidad” [¡sic!] e irrita al mismo tiempo.
En su catedral, Glettler muestra una pirámide de ametralladoras de siete metros de altura. En el santuario hay un “báculo” hecho con cáscaras de huevo. Según los informes de los medios de comunicación, Glettler es el sucesor favorito del cardenal Schönborn como arzobispo de Viena.
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