Querido @Padre, perdónalos porque no saben lo que dicen
El artículo es simplemente expléndido. Difícilmente se puede explicar tan bien y contar tanto en tan poco.
Me produce profundo desasosiego la exposición de la realidad espiritual que nos toca vivir. Dejando de lado la cuestión Papal en la que no quiero entrar por razones obvias. Hace muchos años que me produce profundo desasosiego y porqué no decirlo, rabia, fastidio profundo, observar la actitud general de la iglesia, de los eclesiásticos, de forma genérica, de "los curas", de los obispos ante todo fenómeno de "piedad popular". Ciertamente el Vaticano II representa el gran sablazo, pero no surge de la nada, ya existía antes. Lo vemos claramente en Lourdes, donde es la "piedad popular" quién acude de inmediato a la cueva de Massavielle. Quién sigue, a Bernadette. Luego vendrá todo lo demás, curas obispos y prelados, inspectores y gobernadores, especialistas y expertos, escritores y periodistas, sesudos analistas, médicos y psiquiatras... Y en todos, todos... Un profundo desprecio por "la piedad popular" a quienes consideran un montón de ignorantes supersticiosos. Prácticamente como hoy en día.
Lo he visto durante toda mi vida en Garabandal, y ahora en Medjugorje.
No fueron comunistas peligrosos, ni masónicos racionalistas, ni liberales progresistas. Quiénes han echo todo lo posible contra Garabandal. Ha sido el obispo de su diócesis de Santander y la caterva de curillas que le rodean, quiénes no solo niegan Garabandal, sino qué se burlan abiertamente de él y de las gentes que lo siguen, a quienes consideran un puñado de ignorantes supersticiosos. Esa "piedad popular" que tanto desprecian.
Tiene toda la razón René Laurentin, cuando afirma que hoy en día Lourdes no habría sido reconocido. Ni Fátima, ni Guadalupe. Cuando el racionalismo penetró la iglesia en el siglo XVIII Y XIX. Cuándo entró el desprecio de la "espiritualidad popular" y solo valoró la "implicación consciente" en la liturgia, empezó el gran divorcio. La iglesia se puso la gran venda en los ojos, esa que le impide ver a la Santísima Virgen ni dándose de bruces con Ella.
La espiritualidad humana consiste en la creencia absoluta en la existencia sobrenatural. Algo invisible por definición, la conexión entre lo que Es arriba y lo que es abajo.
Pero hete aquí el eterno problema, tan antiguo como la propia evolución humana... El sacerdote no cree en la conexión espiritual.
Qué profundo desasosiego siente el sacerdote (entendido de forma genérica) cuando se encuentra con una adolescente analfabeta, pobre pobre, aniñada y atrasada, ignorante hasta la nulidad, lenta e incapaz de retener ni dos más dos. Pero qué te dice que está hablando de tú a tú con la mismísima Virgen María Reina del Cielo. Y encima, solo lo puede hacer ella, tú no. Y además la sigue de inmediato un montonazo cada vez mayor de gente del pueblo, mientras a tí no. Y encima pide, exige, que la iglesia se supedite a sus deseos y se construya una basílica enorme, cuando para ti no tienes más que una vieja iglesia parroquial. O un obispado menor, tranquilo y provinciano.
En fin.