Brodofoumé, Costa de Marfil. 24 de junio. Hoy, duodécimo día de nuestras correrías por el África del Oeste, nosotros, los cronistas, nos disponemos a cuantificar nuestro campo de trabajo. Para el último día estimamos haber consumido 63 kilos de Nutella (de los cuales, 45 kilos se deben a las hazañas de Íñigo Torre de Silva), 50 kilos de mermelada, 55 de mantequilla, 2.520 barras de pan (560 de ellas devoradas por Jaime Sunyer en los desayunos), 252 litros de leche, 450 kilos de arroz (gracias al apoyo de Alberto de Lope), 412 pollos, 680 kilos de pescado y 5.294 litros de agua bebida.
Gracias a las energías obtenidas tras la ingesta de dichos manjares, sumado a los siete litros de Relec (de ellos cuatro de Javier Reyzábal), y los 23 litros de crema solar (“Pablo Burgos, échate un poco de cara en la crema, por favor”), fuimos capaces de movilizar 542 ladrillos, 307 litros de pintura, dos toneladas de cemento y 60 metros cúbicos de arena (gracias a la extraordinaria aportación de nuestro “bro” Jacobo Zamora).
En cuanto al alimento mental, también imprescindible para llevar a cabo nuestra labor en la escuela de este poblado del África negra, cabe decir que a las partidas de mus le hicieron la competencia las partidas de “El Lobo” y las de Trivial; los 45.150 flips de botella, siendo el récord doce flips seguidos por parte de Pieter Hammer, quien rivalizó con su primo Mario Antón Hammer aquel que va ya por el “#dato” número 5.000. No nos olvidamos de contar que las confidencias públicas del estilo “Alcohólicos Anónimos” que tienen lugar en la diaria tertulia nocturna, se disparan vertiginosamente, alcanzándose la módica cantidad que ven en pantalla (150.000).
Otro tema importante del que queremos dejar constancia es el de las 2.340 “dificultades estomacales”, consecuencia de las 1.288 pastillas de Malarone y los ocho kilos de café (para la tranquilidad de las madres: esto son sólo exageraciones).
Pero más importante aún son los 360 minutos de Rosario, los 240 minutos de vela y, sobre todo, los 18 días, 15 horas y 36 minutos de estancia juntos.
Por último, para que os olvidéis de alguna bajada de nivel escrita anteriormente (ya nos entendemos) y para que don Alberto Barrera no censure la crónica, debemos recalcar las innumerables sonrisas, alegrías y satisfacciones que hemos vivido gracias al contacto con el Tercer Mundo.
P.D.: La veracidad de los datos plasmados anteriormente cuentan con el respaldo de la UNESCO, la ONU y, sobre todo, de la fuente del saber, nuestro queridísimo y estimado don Nicolás Estebaranz, dueño y señor de la verdad (sólo podíamos mejorar y lo hemos hecho). Escrito por el judío y el chino (Josemaría Wesolowski y Diego Fernández-Cuesta).
